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Los nuevos cuerpos de ellas

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Modelos Fenty

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El paradigma de belleza física femenina viene cambiando desde que el feminismo empezó a cuestionar la supremacía de la mirada masculina. ¿Hacia dónde van los nuevos gustos?

Los nacidos en la segunda mitad del siglo pasado lo recuerdan con claridad. La belleza femenina venía empaquetada en unos pocos formatos: la voluptuosa y escotada (Sophia Loren), la esbelta con aires majestuosos (Audrey Hepburn) y la inocente y recatada que, cuidando la casa y la familia, escondía su cuerpo tras delantales y vestidos largos (Lucille Ball).

Con el explosivo desarrollo de los medios, la industria del entretenimiento y de la moda empezaron a aparecer cada vez más cuerpos femeninos. Había cuerpos de mujeres por todas partes, pero aunque fueran ubicuos no eran autónomos. Estaban sujetos a los deseos masculinos, heterosexuales.

Hoy, el panorama aparenta ser muy distinto, con espacios para todo tipo de cuerpos femeninos. ¿Es tan así? Hace unos días, la cantante Demi Lovato, en el programa Ellen, decía que su antiguo manager le controlaba su dieta, para que no engordara.

La uruguaya Valeria Bonet (35) es modelo “curvy” desde hace casi una década. “Al principio, tenía que ir a trabajar a Argentina, porque acá no había nada”, recuerda. “Siempre me gustó la moda, pero nunca pensé que podría estar ahí. Hasta que vi que empezaron a aparecer modelos curvy en Estados Unidos. Me voló la cabeza. Ahí pensé: ‘Capaz que hay lugar para nosotras’. Y empecé a contactar gente”. Hoy Bonet no vive exclusivamente del modelaje, pero no le falta mucho para lograrlo.

Valeria Bonet
Valeria Bonet

La asesora de imagen personal Debbie Goldfarb le dice a Revista Domingo que el paradigma del cuerpo femenino ha cambiado y que el feminismo ha jugado un papel insoslayable en ese cambio: “Pero no solo. También importa que el siglo pasado fue un siglo estético, con el modelo Barbie 90-60-90, y este es un siglo ético en el cual importan mucho los valores, y donde se le da importancia a lo interior. La belleza sigue importando, pero siempre fue y seguirá siendo subjetiva. Además, el marketing siempre nos mostró algo que no existe: una mujer que no envejecía, una piel que no se arrugaba, una fantasía. Todo eso fue del siglo pasado. Como asesora de imagen personal, me fijo en el afuera, pero el trabajo parte de otra premisa que tiene que ver con lo interior y que parte de aceptarse como uno es. Potenciamos tanto a la mujer como al hombre, para que acepte como es”.

Aceptarse a sí misma, más allá de si el cuerpo es parecido al de una modelo a lo Victoria’s Secret o al de una madre jefa de hogar con más de un parto en su cuerpo, parece ser el primer e indispensable paso. Un ejemplo que puede servir para ilustrar la actitud “body positive” es el de la cantante y compositora estadounidense Lizzo. Pero para llegar a eso hay que superar muchos obstáculos, en particular internos.

Lizzo
Lizzo. 

Teresa Cometto, gerente de marketing de la marca Dove también supervisa el estudio que la empresa realiza periódicamente entre niñas y adolescentes de todos los niveles socioeconómicos. “En 2004, cuando empezamos, solo 2% se sentía ‘linda’. La vara con la que se comparaban era tan alta, que siempre quedaban por debajo”, cuenta Cometto y manda por correo electrónico un video que ilustra este fenómeno. En él, un dibujante realiza dos retratos hablados. El primero lo hace en base a cómo una mujer se describe a sí misma. El segundo, en base a cómo otra persona describe a esa misma mujer. El primer dibujo siempre resulta más duro y “feo” que el segundo.

Pero no solo se trata de aceptar el cuerpo individual y unilateralmente. La mirada social también incide en ese proceso de aceptación y, de ahí (y en los mejores casos), al amor propio. Romina Di Bartolomeo (28) es modelo, como Bonet. Pero esa es la única similitud. Porque mientras Bonet es blanca y rubia, Di Bartolomeo es afrodescendiente. Y el color de la piel también define al cuerpo, sea femenino o masculino. No es difícil imaginar que si Di Bartolomeo fuese blanca, hubiese sido mucho más conocida y aceptada como modelo. Es esbelta y alta, y tiene casi todas las características de esos cuerpos que durante tanto tiempo dominaron las revistas, campañas y desfiles.

Romina Di Bartolomeo
Romina Di Bartolomeo

Pero ella misma sabe que hay ciertas marcas que incluso en épocas de “diversidad” no aceptan modelos afrodescendientes en las imágenes con las que promocionan sus productos. El camino ha sido cuesta arriba para ella, pero paulatinamente ha ido progresando. Hoy, y luego de más de diez años de trabajo, vive de ser modelo. “El feminismo ha sido importante, y también la lucha de los movimientos afro. Ya se empiezan a notar cambios, como en el caso de Victoria’s Secret, que ha bajado mucho en su aceptación”, cuenta y añade que un nuevo paradigma en la moda, que toma en cuenta no solo a las distintas formas de los cuerpos, sino también a los distintos pigmentos, es el de Rihanna y su marca Fenty. “Me gusta mucho lo que está haciendo con su marca, y recuerdo un desfile de su colección donde había mujeres de todo tipo, y también muchas mujeres afro. Ella entiende el tema de la representatividad”.

Bonet, por su lado, agrega: “No tenés idea de lo que importa ver a otra chica segura de sí misma teniendo un cuerpo gordito. A mí me pasó. Te digo más: antes de empezar a trabajar en una campaña, iba a las cuentas de Instagram de modelos curvy, y las miraba una y otra vez. Me empoderaba. Y ahora me pasa que me escriben otras chicas que me dicen que hacen lo mismo con mis fotos. Algunas me han dicho que gracias a mí, volvieron a ir la playa con bikini”.

Más allá de eso, Bonet también señala otro componente que debe entrar en juego para que los cuerpos, todos, sean auténticamente libres: “Las marcas tienen que ayudar con los talles. Yo no soy tan gordita, e incluso para mí hay pocos talles. Casi nunca consigo un jean, y no tengo tantas caderas. Imaginate una mujer con muchas caderas. Hay marcas que me llaman, que vaya y pruebe sus talles. Voy, y no me entran. ¡Los hacen cada vez más chiquitos! Yo comprendo que no puedan tener todos los talles, pero sería importante que vuelvan a impulsar la ley de talles. Ir a comprar ropa puede ser una experiencia horrible. A mí me pasaba que iba, no me entraba nada, y me iba a hacer dietas”.

En la lucha por la aceptación y la liberación del cuerpo femenino se ha avanzado en muchos aspectos, pero todavía falta recorrer algunos caminos para alcanzar un estado de situación en el cual los rollos, los vellos, la celulitis y la flacidez sean apenas detalles de poca monta, no obstáculos hacia la autoestima y la aceptación.

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