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Un nuevo golpe de puño

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Con Rocky fueron siete películas para Sylvester Stallone, con Rambo la saga tuvo cuatro entregas.

Sylvester Stallone, el tipo rudo del cine, sigue con su carrera y rechazó una oferta de Donald Trump.

Después de haber sido héroe de acción en una de las sagas más largas de la historia —con siete películas—, después de haber liderado los rankings más bizarros de la gran pantalla, después de tres candidaturas al Óscar y 32 al premio Razzie como el peor actor del año, Sylvester Stallone sigue con el puño firme y dando golpes con la misma fuerza de antaño. Mientras el mundo del cine especulaba si la estrella de Rocky, 70 años y contando, tendría fuerzas para volver con un nuevo papel, su último puñetazo cayó en el ámbito de la política. Porque Stallone fue la primera figura del espectáculo que le dijo que no al recientemente electo presidente de Estados Unidos Donald Trump. Sin siquiera dudarlo, rechazó ser el presidente del Nacional Endowment for the Arts (NEA), la agencia del gobierno que ofrece apoyo a proyectos artísticos de excelencia.

Directo y frontal, como cuando se calzaba los guantes de Rocky Balboa, el actor lanzó un comunicado en el que informaba que prefiere servir a la administración estadounidense trabajando para los veteranos de guerra de su país, como lo viene haciendo desde hace años. "Creo que podré ser más efectivo atrayendo la atención sobre el personal militar que regresa a nuestro país para encontrarles empleo, una vivienda adecuada y la asistencia financiera que estos héroes se merecen".

La razón esgrimida suena auténtica, aunque hay quienes suponen que la verdadera causa es que, pese a haber apoyado a candidatos como John McCain, Stallone no es republicano. A comienzos de 2016, en una entrevista para Variety, el actor dijo que no estaba seguro si el carácter de Trump era el adecuado para ser presidente de Estados Unidos. "Amo a Donald Trump. Tiene un gran carácter dickensiano (de charles Dickens). ¿Sabes lo que quiero decir? Pero no sé cómo se traduce eso para mandar en el mundo".

Con una campaña presidencial más que reñida, hubo muchos artistas estadounidenses que eligieron tomar partido por Trump o Hillary Clinton. Stallone no fue uno de ellos. Por eso, llama la atención que haya sido al primer personaje de la industria del entretenimiento a quien Trump le ofreciera un puesto. En contrapartida, es sabido que hasta la Trump Tower de Nueva York ya han llegado el rapero y productor musical Kanye West y la editora de la edición estadounidense de Vogue, Anna Wintour.

Sin un vínculo expreso con la guerra y sus consecuencias más allá del personaje de Rambo —que tuvo cuatro entregas entre 1982 y 2008—, Stallone lleva años donando dinero a varias organizaciones que apoyan a los veteranos y heridos de los conflictos bélicos. Y no parece tener ganas de improvisar. En 2005, vendió más de 1.400 objetos de decoración que guardaba de algunas películas para conseguir tres millones de dólares para los excombatientes.

Su historia es como la de muchos artistas, que llegan a la actuación buscando suplir otras carencias. En su caso, una dislexia y, sobre todo, un padre "un poco Rambo" que no sabe si alguna vez llegó a comprender. Su madre, astróloga de profesión, era un ser peculiar que, según contó a El País de Madrid, le dio los regalos más extraños de su vida. "Medio violín, la pastilla de jabón de un hotel, un acordeón. Ya sé que esto último no suena tan mal, pero uno no regala un acordeón a quien no sabe tocarlo", confesó.

Criticado y amado, Sly —como muchos lo conocen—, es una de las figuras más trascendentes del cine de acción de Hollywood. Tiene varias películas famosas —entre ellas Tango y Cash, Copland y ¡Para, o mi mamá dispara!, entre otras pero su fama la ganó, sobre todo, por haber dado vida a dos íconos del cine: Rocky Balboa, el humilde boxeador de Filadelfia que, contra todo pronóstico, se erige campeón; y John Rambo, el atormentado veterano de la guerra de Vietnam, especializado en guerrilla, supervivencia y combate. Con Rocky (1988) logró dos nominaciones al premio Óscar, en la categoría de Mejor Actor y Mejor Guion. Pero mientras la taquilla explotaba, los galardones nunca llegaban. Recién en 2016 ganó el Globo de Oro a Mejor Actor de Reparto por el papel de Rocky Balboa en el spin-off de la saga, Creed (2015), donde ya no llevaba los guantes sino que era el mentor del nuevo púgil. "Me llevó tiempo aceptar que era básicamente el entrenador del nuevo Rocky. Que la película no es mía, que estoy ahí para apoyar a los demás", reconoció. El film, dirigido por Ryan Coogler y protagonizado por Michael B. Jordan, también le valió a Stallone una nominación al Óscar en esa categoría. De aquí al 2018, tiene seis proyectos de pantalla entre manos.

Para el actor, Rocky y todas sus secuelas son mucho más que una simple película. Él mismo escribió el guión del primer film luego de ver una pelea de Muhammad Ali y Chuck Wepner en 1975. Cuenta la leyenda que aunque a los productores les gustó, tenían en mente a una estrella ya consagrada como Burt Reynolds o Robert Redford para el protagonista. Incluso le ofrecieron grandes sumas de dinero para que no protagonizara la película. Pero él insistió y lo logró.

A lo largo de su carrera, explotó el arquetipo de tipo duro, incluso rechazando películas serias o dramáticas. Fue menos esquivo con la comedia, aunque el poco éxito de taquilla lo devolvía una y otra vez al cine de acción. En el año 2000 la crítica lo nombró el peor actor del siglo pasado, pero en 2010 entró al salón de la fama del boxeo por haber contribuido con Rocky a la mayor dimensión comercial de este deporte a través del mundo. Su exagerada musculatura también ha sido motivo de crítica, igual que la rigidez de su rostro, en gran medida debido a las cirugías que él niega haberse hecho. Sin embargo, Rocky-Rambo-Stallone es una figura mítica del cine moderno. Y eso, más allá de gustos, nadie lo puede negar.

Seguir en el ring, desde otro lado.

Para el actor, la criatura de Rocky se terminó en la cuarta entrega. La quinta película le "dejó mal sabor de boca" y se embarcó en la sexta solo para revertir esa situación. "Cuando Ryan Coogler me propuso hacer Creed... le dije que no. Retrasé el proyecto casi dos años. Hasta que mi esposa me dijo que me dejara de tonterías y le echara valor a la historia", rememora reconociendo el mérito de la modelo Jennifer Flavin.

El actor y sus mujeres.

Más allá de su perfil de tipo rudo, Sylvester Stallone es un hombre de familia. A la última ceremonia de los Globos de Oro fue junto a su esposa Jennifer Flavin y sus tres hijas en común, a las que les rinde honor con tres rosas que tiene tatuadas en su cuerpo. "La gente me imagina escalando montañas, de aventura, cuando lo que más me gusta es jugar en el jardín con mis perros", ha confesado.

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Con Rocky fueron siete películas para Sylvester Stallone, con Rambo la saga tuvo cuatro entregas.

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