A menudo, los artistas modifican cómo se llaman por diversas razones: desde alcanzar mayor impacto hasta disimular un origen étnico.

Más de medio siglo después de su muerte, sigue teniendo legiones de admiradores, que la reconocerán inmediatamente por su verdadero nombre: Norma Jeane. Para el resto del mundo, será siempre Marilyn Monroe. La rubia que derritió al presidente John Fitzgerald Kennedy, entre muchos otros, es un ejemplo de cómo la fama te puede cambiar todo, hasta el nombre.El nombre y el apellido forman parte de la personalidad de todo ser humano. Luego de "mamá", es lo primero que aprenden a escribir los niños. Pero a menudo existen razones, más o menos poderosas, que llevan a modificarlos. A veces se trata de un nombre que no luciría bien en la tapa de un disco o la marquesina de un teatro. En otros casos, ya existe un artista que se llama igual o en forma parecida. También cuando hay otro famoso en la familia y el pretendiente a astro busca seguir su propio camino. O cuando se quiere mantener cierta privacidad.

Hace un tiempo resultaba común, sobre todo en Estados Unidos, que un apellido demasiado vinculado a alguna etnia o colectividad —judía, italiana, latina, rusa— fuera reemplazado por uno más al estilo sajón. Esto está cambiando, porque muchos artistas han comenzado a reivindicar su origen.

El resultado, sin embargo, es el mismo: en la mayor parte de los casos, salvo los parientes, los allegados y los muy informados, nadie los conocerá por sus nombres verdaderos. Por ejemplo, es poco sabido que Demi Moore se llama en realidad Demetria Gene Guynes. Además, Guynes era el apellido de su padrastro, ya que su verdadero padre, Charles Harmon, abandonó a la familia antes de que Demetria naciera.

Algunos otros ejemplos al pasar: Alphonso DAbruzzo (Alan Alda), Allen Konigsberg (Woody Allen), Walter Willison (Bruce Willis), Anna Maria Italiano (Anne Bancroft), Melvin Kaminsky (Mel Brooks), James Byron (James Dean), Greta Gustafsson (Greta Garbo), Winona Horowitz (Winona Ryder) y Susan Tomaling (Susan Sarandon).

En Internet se pueden encontrar varias páginas con consejos para elegir un nombre artístico. Y uno de ellos es "anglicanizarlo". ¿Hubiera tenido el mismo éxito arrasador la actriz Rita Hayworth si hubiera mantenido su original Margarita Carmen Cansino? ¿Y Ricky Martin como Enrique Martín Morales?

Muchas veces, la tradición artística es fuerte en la familia, pero no todos se llaman igual. Ramón Estévez se cambió el nombre por Martin Sheen, y su hijo Carlos Irwin Estévez decidió seguir sus pasos como Charlie Sheen, pero el otro vástago prefirió mantenerse como Emilio Estévez. Talia, la hermana del director Francis Ford Coppola, es actriz, pero con el apellido Shire. También lo es su sobrino Nicolas Kim Coppola, que escogió llamarse Nicolas Cage. En cambio, la hija de Francis hizo su propia carrera como directora llamándose Sofia Coppola, tal como la bautizaron.

Issur Danilovich Demsky, de origen judío y bielorruso, era un nombre demasiado étnico para el ambiente artístico estadounidense de los años 30, por lo cual pasó a llamarse Kirk Douglas. Cuando su hijo Michael Kirk siguió sus pasos, eligió presentarse Michael Douglas. Curiosamente, hay otro Michael Douglas muy conocido en Hollywood, pero como las normas del gremio de actores no permiten dos colegas con el mismo nombre, pasó a ser Michael Keaton (eligió el apellido en homenaje al gran humorista del cine mudo, Buster Keaton). Ninguno es pariente de Diane Keaton, que usa el apellido de su madre, pues el de su padre era Hall.

En la música, el cambio es también común, a veces con un nombre simple y otras veces incluyendo un apellido: Gordon Summer pasó a llamarse Sting, John Reginald Kenneth Dwight es ahora Elton John, Anna Mae Bullock es Tina Turner, David Robert Jones es David Bowie, Richard Starkey Jr. es Ringo Starr, Paul David Hewson es Bono y Vincent Furnier es Alice Cooper. Y Farrokh Bulsara pasó a llamarse Freddy Mercury hasta su muerte, así como John Denver se llamaba Henry John Deutschendorf Jr.

También hay numerosas figuras argentinas que no se llaman como las conoce el público: Rosa María Martínez pasó a ser Mirtha Legrand, Clotilde Acosta es Nacha Guevara, Graciela Zabala es Graciela Borges y Luisa Noemí Gnazzo es Luisina Brando, entre otras. El recordado Javier Portales se llamaba Miguel Ángel Álvarez, así como lo llamaba Alberto Olmedo en el sketch "Borges y Álvarez". Olmedo, debe aclararse, era Olmedo desde la cuna.

La costumbre incluso alcanza al ambiente artístico-periodístico uruguayo: allí están Iris Fariña (Cristina Morán), Jorge Hill Acosta y Lara (George Hilton) y Schubert Pérez (Jorge Traverso), entre otros.

Un caso diferente a todos es el del actor, guionista y comediante estadounidense Albert Brooks, cuyo nombre real es… Albert Einstein.

El gremio de actores en EE.UU. no permite que haya dos con el mismo nombre. Por eso, Michael Douglas cambió su apellido por Keaton. El otro Michael Douglas, en realidad, se apellida Danilovich.

No resulta común que las modelos usen nombres artísticos, pero desde que son súper estrellas también se ve algún caso. Por ejemplo, la australiana Elle Macpherson se llama en realidad Eleanor Nancy Gow.

Allan Stewart Königsberg tenía 17 cuando empezó a publicar chistes. Su nombre era muy largo y tampoco quería figurar demasiado: eligió Woody Allen, por un músico (Woody Herman) más su nombre deformado.

Walter Matthau hizo poner el nombre "Walter Matuschanskayasky" en los créditos de Terremoto, pero fue una forma de protesta contra su breve papel en esa película. Su apellido verdadero era Matthow.

El músico Prince se llama, efectivamente, Prince Rogers Nelson, pero durante un tiempo lo cambió por un signo impronunciable y pasó a ser llamado "El artista antes conocido como Prince": fue una idea excéntrica para escapar de algunos contratos comerciales.

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