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Nancy Pelosi, la mujer que le roba titulares a Donald Trump

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Nancy Pelosi

NOMBRES

La Demócrata es una de las figuras más importantes de la política estadounidense y su oposición a la actual administración presidencial a veces se expresa en gestos cargados de simbolismo.

En la política, ese ajedrez que se juega en un tablero invisible, hay dos pilares: las acciones y las declaraciones. En la tensión y el equilibrio entre esos componentes es que aparecen los rasgos más salientes de los políticos. En el caso de Nancy Pelosi, se trata de una mujer política con particular talento para los gestos, para el simbolismo (exhibido con mucho sentido de la oportunidad) de sus convicciones y opiniones.

Su aplauso —cargado de sarcasmo— tras el discurso del Estado de la Unión del presidente Donald Trump el año pasado hizo furor. Ese aplauso fue la culminación de una serie de gestos que Pelosi hizo durante casi todo el discurso. Por un rato, en la cara de Pelosi convergió la parte de la sociedad estadounidense que rechaza la presidencia de Trump. El Rey Naranja, también él un gran gesticulador, encontró en ella una contricante de fuste. La única capaz de opacarlo justamente en el terreno que él domina tanto.

El discurso del Estado de la Unión de este año volvió a poner a Pelosi en el centro de la atención, y otra vez le robó los titulares a Trump. Cuando este terminó su alocución, ella tomó las hojas de papel con la transcripción del discurso, las rompió y las tiró.

Los comentaristas pro Trump, en particular los que trabajan en la cadena Fox News, se indignaron. ¿Cómo se atrevía? ¿Cómo iba a desviar la atención de lo que el presidente tenía para decir con ese gesto? Mucha de la indignación puede haber sido fingida, pero es razonable pensar que parte del enojo se origina en el hecho de que ella le ganó a los Republicanos con las mismas armas con las que Trump desarticuló a todos cuando se presentó como presidente: teatralidad y sentido de la oportunidad.

Luego, cuando le preguntaron por qué había hecho esa demostración de desprecio hacia las palabras del presidente, lejos de tratar de desviar el tema, se hizo cargo de su acto: “Es que era un manifiesto de falsedades”, declaró la legisladora.

Pero Pelosi no es solo una fiera hacia afuera. Hacia dentro de su propio partido también puede ser feroz. Cuando hace dos años entraron varias legisladoras Demócratas al Congreso con un discurso que para el nivel estadounidense es radical (como Alexandria Ocasio-Cortez o Ilhan Omar), Pelosi les aplicó lo que el fútbol se conoce como la “paralítica”. Refiriéndose a las cuatro nuevas legisladoras llamadas El Escuadrón —las otras dos son Rashida Tlaib y Ayanna Pressley— Pelosi dijo: “Viven en el mundo Twitter. No tienen seguidores reales. Son cuatro, y esos son los votos que tienen”. Y cuando habla Pelosi, se sabe, habla la líder del Partido Demócrata.

¿Cómo llegó a ser tan influyente? Nacida en 1940 en una familia de raíces italianas, Pelosi creció en un hogar politizado. Su padre fue primero diputado y luego alcalde de Baltimore. Su madre también militaba en el Partido Demócrata y la niña Pelosi acompañaba a sus padres a actos y reuniones partidarias. Estudió, justamente, Ciencias Políticas cuando entró a la universidad, y luego de mudarse a San Francisco, empezó a militar formalmente en el Partido Demócrata. Hizo todo el camino hasta llegar a ser la líder del partido por el Estado de California, y de ahí a nuevos cargos de relevancia, como encargada de campañas electorales y finanzas partidarias.

En un momento de su trayectoria política, en la década de 1980, Pelosi le dijo a una colega que sentía que tenía demasiados cargos, y que estaba pensando en renunciar a algunos de ellos. La respuesta de su colega fue contundente: “Un hombre jamás pensaría así. No renuncies a nada. Familiarizate con tu poder”. Y eso fue lo que hizo.

Unos años después de entrar al Congreso en 1987, Pelosi ascendió al puesto “Whip”, algo así como el coordinador de bancada parlamentaria, encargada de asegurarse la disciplina de los legisladores de su partido a la hora de las votaciones.

Desde entonces, ha sido una de las figuras más importantes del congreso estadounidense. En una nota publicada en The New York Times el año pasado, una de sus fotos llevaba esta leyenda, que resume bastante bien la estatura de Pelosi en el Poder Legislativo: “Durante más de 15 años, la diputada Pelosi ha sido una gran recaudadora para su partido y un pararrayos para la derecha”.

Su capacidad negociadora ha sido, también, excepcional y bajo su tutela fueron promulgadas leyes y normas relevantes. Curtida tras muchas batallas políticas a los 78 años Pelosi se ha ganado, si no el afecto, sí el respeto de sus adversarios. Uno de ellos, en la nota ya mencionada, dice: “Es una contrincante con muchos recursos, y es una maestra en mantener a los Demócratas disciplinados”.

También podría haber mencionado que Pelosi, además de sus logros como legisladora, también es una pionera: es la primera mujer en ocupar el cargo de Speaker en la Cámara de Representantes. Además, es una de las pocas personas que ocupó ese cargo dos veces. Por otra parte, si le llegara a pasar algo a Trump y al vicepresidente Mike Pence, sería ella la que asumiría la presidencia.

A dos años de cumplir 80, le quedan pocos años como política activa, pero aunque se retirara hoy mismo entraría en la historia como una de las mujeres más importantes de la política estadounidense.

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