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Un mundo de cursos

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El boom de los MOOC, cursos gratuitos masivos y online sobre todo tema posible, ha llevado el conocimiento a todo el mundo. Ya hay uno diseñado en Uruguay realizado por 100.000 estudiantes.

De Egiptología a La Música de los Beatles; de Chino Básico a Desarrollo de Aplicaciones iOS; de Marketing Verde a Geopolítica y Gobernanza Global. El abanico de cursos online posibles, diseñados por universidades de todo el mundo, es tan grande que es imposible imaginarlo. Y lo que es mejor, cualquiera lo puede hacer, desde su casa, sin tener conocimientos ni estudios terciarios previos y sin pagar un peso. Solo hace falta tener conexión a Internet. Esta especie de manantial virtual del conocimiento es posibilitado por los MOOC, sigla en inglés de cursos masivos abiertos en línea.

Esta modalidad de aprendizaje se popularizó en 2011 cuando la Universidad de Stanford, Estados Unidos, puso a disposición un curso llamado Introducción a la Inteligencia Artificial, al que se apuntaron 160 mil internautas de todo el mundo. La masividad y la interacción entre el estudiante, sus pares y el instituto responsable son algunas de las características de los MOOC. Ese mismo año, Stanford creó la plataforma de educación virtual gratuita Coursera, hoy una de las dos principales en el universo MOOC; la otra es edX, fundada conjuntamente en 2012 por las también norteamericanas Universidad de Harvard y el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT).

Según el portal universitario Mastermas, más de 25 millones de usuarios se han inscripto en alguno de estos cursos.

De Uruguay.

Coursera, la mayor y más antigua, está compuesta hoy por 133 universidades (incluyendo a Columbia y Princeton) e institutos, y ofrece 1.433 cursos en 12 idiomas a los que asisten por Internet 15.780.928 estudiantes de todo el mundo. Hoy por hoy, el MOOC más popular entre los usuarios hispanoparlantes de esta plataforma se llama ¡A programar! y enseña conceptos básicos de programación utilizando el lenguaje Scratch. Este fue creado en conjunto por la Universidad ORT, de Uruguay, y la escocesa Universidad de Edimburgo. El mismo programa fue diseñado en español y en inglés bajo el nombre Code yourself! La primera edición del curso se realizó en marzo y en agosto ya se abrieron nuevamente las inscripciones. En total, según dice Inés Kereki, doctora en Ingeniería en Informática y catedrática de Programación de la Facultad de Ingeniería de la ORT, responsable de su diseño, se anotaron unos 100 mil alumnos de 190 países para ambos idiomas.

"Este curso consta de videos cortos, con explicaciones, cuestionarios y objetivos sencillos. Progresivamente hay más complejidad. El último desafío es programar un juego de computadora", señala la docente. El curso dura cinco semanas y consta de una hora de clase a la semana. Como la idea es acercar a los conceptos básicos de la programación, está pensado más que nada para adolescentes. El 60% de los anotados proviene de América Latina, con España (20%) y México (20%) a la cabeza. De Uruguay es el 6%.

Se trata de la primera experiencia de una institución uruguaya en las grandes ligas del universo MOOC. Esto es: un curso gratuito, interactivo, pensado para un público masivo y disponible en una de las plataformas de mayor respaldo universitario internacional. La ORT había tenido una experiencia en 2013 llamada Creación y animación de videojuegos con Scratch pero para el Plan Ceibal. La Universidad de Montevideo está diseñando un curso de geometría y álgebra lineal, pero según explicó el profesor Hugo Carrasco, este está limitado a alumnos de primer año de la Facultad de Ingeniería de esa institución.

¿Sin pagar?

En este universo, el principal filtro para elegir un buen curso es la plataforma. El portal Global Mooc Campus (www.kc4dh.com) seleccionó a las mejores, más confiables y con oferta más variada. A Coursera y edX, que tienen propuestas en español y concentran a varias de las universidades top a nivel mundial, le agrega Udacity (fundado por Sebastian Thrun, uno de los diseñadores del curso de Introducción a la Inteligencia Artificial que disparó esta movida), Khan Academy, Open 2 Study y Future Learn.

"Cualquiera que tenga un email se engancha con un curso y lo hace. Se hace simplemente porque el ser humano tiene una necesidad intrínseca de aprender. Pensando en alguien joven, un adolescente, esto puede servir como despertador vocacional. Además, en todo el mundo hay mucha gente que se está formando así", dice Víctor Paulós, director de la Escuela de Tecnología de la Facultad de Ingeniería de la ORT, que también estuvo atrás de ¡A programar!

Claro que no todo es rosáceo. Los cursos no se certifican gratuitamente. Aunque —señala Paulós— muchos de estos ciclos tienen un enganche automático con la red social LinkedIn, dirigida al mercado laboral, dando fe de la participación, si alguien quiere tener un "diploma" deberá pagar por él. Según un artículo sobre el fenómeno MOOC publicado en el diario argentino La Nación el pasado 12 de julio, los certificados cuestan entre 30 y 100 dólares. Es así que se financian estas plataformas.

"Siempre hay un gil que paga", ríe Gonzalo Frasca, diseñador de videojuegos, docente e investigador en temas de educación (ver nota aparte). Para él, los MOOC son ideales "para un país como Uruguay": "Este es un país conservador donde es difícil acceder a docentes universitarios de primer nivel mundial, y donde la Aduana te tranca libros y tecnología". Estos cursos, asegura, tienen como positivo la capacidad de "abrir la cabeza" de quienes se inscriben. "Pero no es algo que te de patente de corso para hacer cualquier cosa. Es una oportunidad, ayuda a complementar conocimientos, pero aunque sea el sueño erótico de muchos, yo no basaría una carrera en este modelo".

CERTIFICADO SOLICITADO

Víctor Paulós, director de la Escuela de Tecnología de ORT, dice que en Coursera queda registrado si un alumno aprobó un curso y eso se conecta a redes como LinkedIN. "Al empleador le sirve que vos sepas, no que tengas el título".

Pero la necesidad de un diploma es fuerte para muchos. Según La Nación de Buenos Aires, Coursera recauda US$ 12 millones al año por gente que pide una certificación de su MOOC; es solo el 6% de los alumnos que cursan, añade.

"Si vos hacés una charla o un evento y decís que al final entregás un certificado, se llena de gente. Hay mucha mentalidad mediocre", afirma Gonzalo Frasca, diseñador de videojuegos e investigador en educación, para quien este tema es decididamente menor.

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