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El multimillonario más joven

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Evan Spiegel no quiso verder Snapchat a Facebook.

El estadounidense Evan Spiegel, uno de los creadores de la appSnapchat, logró con 25 años hacer una fortuna de 1.500 millones de dólares. Y estrena novia famosa.

Lo suelen definir como un chico exitoso nacido en cuna de oro o como el emprendedor que le dijo "no" a Mark Zuckerberg cuando Facebook le hizo una oferta millonaria por Snapchat, su compañía. Pero en estos últimos tiempos hubo otros dos motivos que volvieron la atención sobre Evan Spiegel: se convirtió en el multimillonario más joven del mundo y conquistó el corazón de Miranda Kerr.

Lejos de esconderse, el creador de Snapchat y la bella modelo australiana, ex Victorias Secret, fueron vistos la semana pasada besándose en un restaurante de California. Enseguida vinieron los comentarios sobre la diferencia de edad (ella tiene 32 y el 25) y, claro está, tampoco faltaron las referencias a la riqueza de Spiegel.

Con una fortuna de 1.500 millones de dólares y una compañía valuada en 19.000 millones Spiegel no asombró por el lugar que ocupa en el ranking de acaudalados de la prestigiosa revista Forbes (está en el 1.250 a nivel global y 418 en Estados Unidos) sino por ser el más joven en esa nómina. Nació rico y lo es aún más.

Primer hijo de dos abogados prestigiosos de Los Angeles, California, que facturaban varios millones de dólares por año, Evan pasó su infancia en la lujosa zona Pacific Palisades. Como él mismo diría más adelante, vivían en "una burbuja". Para las vacaciones solían ir en helicóptero a esquiar a algún exclusivo resort de Canadá y también eran frecuentes los viajes a Europa en familia, los veranos en playas a las que llevaban su chef personal y las membresías exclusivas en clubes de tenis.

Cuando tenía 16 años aprendió a conducir y su primer auto es la envidia de cualquier joven que se lanza a esa aventura: un Cadillac Escalade. Justo por esa época, tras 20 años de matrimonio, sus padres se separaron. Evan, que estaba finalizando la secundaria, se hizo famoso por sus fiestas, aunque también lo acompañaba cierta fama de nerd desde que había construido su primera computadora en sexto grado.

Tenía intención de ir a la Universidad de Michigan, pero finalmente se decidió por Stanford. Allí ingresó en el Programa de Diseño de Productos y un año más tarde se mudó a la casa de la fraternidad Kappa Sigma. Este tipo de asociaciones son algo bastante habitual en las universidades estadounidenses e implican crear hermandades que se ayuden durante y después de los estudios.

En el mismo piso que él pero en el otro extremo vivía Bobby Murphy, estudiante destacado en Matemática y Ciencias de la Computación. "No éramos cool", dijo Murphy a Forbes. "Así que tratamos de construir cosas para serlo, agregó.

En esa etapa, Spiegel llamó la atención de Scott Cook, de la compañía Intiut. Esto, según el sitio Entrepreneur no fue casual: el estudiante seguía una cuidadosa estrategia para poder conocer y llamar la atención de gente con notorias influencias como el ejecutivo de Google Eric Schmidt y Cook. Lo cierto es que este último, tras escucharlo intervenir en una clase, decidió contratarlo para un proyecto que transmitía información desde la web a través de SMS en India. De todos modos, Evan tenía otros planes: un emprendimiento propio y multimillonario. Así que puso sus energías en ello.

En verano de 2010, cuenta Forbes, ambos jóvenes desarrollaron un software con un gran potencial para ayudar a padres y estudiantes a manejar las solicitudes de ingreso a la universidad. "Terminó siendo un sitio increíble con todas las funciones, pero tenía como cinco usuarios", recordó Murphy.

Faltaba poco para que todo cambiara. Y como en tantos otros emprendimientos exitosos, el punto de partida fue una experiencia personal. Otro hermano de la fraternidad, Reggie Brown, fue al cuarto de Spiegel a contarle sobre una foto que deseaba no haber enviado. Y dijo algo así como: "Me gustaría que hubiera una app para enviar fotos que desaparezcan".

Ahí estaba la idea central de Snapchat, una aplicación en que las fotos, videos y dibujos se destruyen entre uno y diez segundos después de haberlos enviado (el tiempo que es controlado por el usuario que las manda).

La primera versión se llamó Picaboo y se estrenó hace exactamente cuatro años. No logró despegar; un par de meses después solo tenía cientos de usuarios. Evan estaba lejos de darse por vencido. Es más, abandonó sus estudios (le faltaba poco para terminarlos) y se mudó a lo de su padre para en el —infaltable— garaje para dedicarle días y días enteros al proyecto y que se volviera exitoso. En ese momento, un cambio de nombre forzoso los favoreció: Picaboo se volvió Snapchat luego de que una compañía le reclamara a los jóvenes por la propiedad intelectual del nombre.

A todo esto, Snapchat estaba por despegar: los adolescentes lo descubrieron y comenzaron a utilizarlo. Atrás vinieron las críticas de que la app era usada fundamentalmente para sexting (enviar imágenes de contenido erótico), que fueron y son descartadas por la compañía: señalan que se usa a todas horas del día, en contextos variados y que la gran mayoría de los usuarios son mujeres. Lo cierto es que se usa y mucho: en 2014 se enviaban a través de Snapchat 700 millones de fotos y videos por día.

Polémicas.

Pero como toda buena historia que se precie de tal, los conflictos y las decisiones polémicas también están en la génesis y la permanencia de Snapchat. Lo primero fue la ruptura de Spiegel y Murphy con Brown, a fines de agosto de 2011, cuando hizo planteos que no fueron de recibo para sus interlocutores. "Quería alrededor de 30%, de acuerdo con la declaración de Murphy, y enumeró sus contribuciones: la idea original, el nombre y el ahora famoso logotipo de fantasma de Picaboo. Spiegel y Murphy respondieron que ni de cerca merecía eso. Después de la llamada, ambos cambiaron las contraseñas administrativas para la aplicación y cortaron todo contacto, excepto por unos pocos y tensos emails sobre una patente pendiente. Brown estaba fuera", resumió Forbes. El tema, como era de esperarse, terminó en tribunales. A fines del año pasado alcanzaron un acuerdo que no trascendió.

Pero lo que sin dudas dio fama a Spiegel fue su rechazo a una millonaria oferta de Mark Zuckerberg para comprar Snapchat. La actitud del dueño de la app fue desde el vamos muy comentada: "Estaré feliz de conocerte...si vienes a mí", le contestó al dueño de Facebook cuando lo invitó a su compañía. Ese fue solo el comienzo: cuando se encontraron (Zuckerberg finalmente fue a verlo), el CEO de Facebook le dijo que los iba a aplastar. Lejos de poder concretarlo, unos meses después les haría una propuesta que parecía irresistible: 3.000 millones de dólares. Pero Spiegel le dijo que no. "Hay muy pocas personas en este mundo que logran construir un negocio como Snapchat. Y la verdad es que intercambiarlo por algo tan banal como el dinero no parece nada interesante", dijo. Y sigue creciendo, ahora con el amor también de su lado.

OTROS JÓVENES QUE ESTÁN ENTRE LAS MAYORES FORTUNAS DEL MUNDO.

Tom Persson H & M.

Se lo conoce como el multimillonario más joven de Europa. Con un patrimonio de 3.000 millones, Tom es parte de la tercera generación de dueños de la compañía H&M, que tiene 3.500 tiendas en 53 países. Hijo del hombre más rico de Suecia, Tom se graduó de la Met Film School de Londres y luego regresó a Estocolmo para montar una productora cinematográfica.

Elizabeth Holmes.

Con tan solo 31 años Elizabeth Holmes se destaca entre la lista de los jóvenes más ricos del mundo por varios motivos: es mujer, su fortuna de 4.500 millones de dólares no es heredada y la hizo en el campo de la biotecnología. En concreto, ha desarrollado una tecnología pionera en la extracción y análisis de sangre que "ayudará a la que la detención de enfermedades sea lo más temprana y fácil posible", según definió la propia investigadora.

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