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El modelo más buscado de Europa que es hijo de uno de los narcos más grandes de Australia

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Jordan Barrett, el modelo preferido de los fotógrafos

Nombres del Domingo

Jordan Barrett tiene 21 años y ha posado ante los más importantes fotógrafos del mundo de la moda y desfilado por las pasarelas más prestigiosas. 

Es hijo de Adrian Barrett, un narcotraficante que es líder de uno de los cárteles más ricos de Australia. En 2013 una operación policial desmanteló toda la red después de un año de seguimiento y se incautaron 500.000 dólares en efectivo, armas, un Ferrari, cocaína, anfetaminas, heroína y éxtasis. Barret y su novia fueron condenados a ocho años de prisión.

Jordan Barrett, 21 años, también fue investigado por un posible vínculo al narcotráfico de su padre. No hubo implicancia alguna. Hoy es uno de los modelos más codiciados por las marcas y pasarelas europeas. De hecho, es la cara, el cuerpo y la figura de la fragancia One Million, de Paco Rabanne, una de las más exitosas de la industria y ha posado ante el ojo de los fotógrafos más importantes del mundo.

Ojos verdes brillantes y rasgados, casi asiáticos, pelo rubio y largo que le enmarca la cara y se despeina en su frente, flaco, un metro 88 y dorado, rostro de niño enojado y desafiante. Más de medio millón de seguidores en Instagram, contratos con Tom Ford, Tommy Hilfiger, Balmain, Versace o Moschino, pasarelas y millones de dólares por desfiles. Ese es Jordan Barrett, el modelo codiciaiado hijo de un narcotraficante.

El perfume de los millennials.

Un agente de modelos vio a Barrett cuando él tenía 14 años y robaba fósforos para poder fumar un cigarrillo en Byron Bay, al Noreste de Australia, donde creció. Para conseguir fuego tenía que ser mayor de 18 años, pero él quería fumar. El "caza modelos" se acercó y le dio una tarjeta de contacto que el joven ignoró, mientras surfeaba olas en una zona prohibída de una playa australiana. "Yo pensé que era alguien de seguridad, por eso me escabullí", contó en una entrevista con la revista española GQ.

Pocos meses después su madre pensó que su estilo desenfadado, su 1,88 metros de altura, su rebeldía y su belleza, le abrirían las puertas a una vida de sesiones de fotos, desfiles, pasarelas, aviones y aeropuertos. Una vida que, al menos, lo acercaba a otra vida posible. Su madre no estaba errada. Y la moda fue el lugar seguro que Barrett encontró para escapar de la historia familiar que había heredado de su padre.

En 2015, con 19 años, despegó definitivamente en el mundo de la moda protagonizando sesiones de fotos para las revistas VMA, Arena, Vogue y Homme. En 2016 fue nombrado como modelo del año por la revista especializada Models, algo así como la biblia de los modelos y la moda y este año es la figura de uno de los perfumes más famosos de la historia, que cumple 10 años y Rabanne relanzó con el nombre de One Million Lucky.

"One Million es la fragancia favorita de mis hermanos mayores y cuando llegué a la adolescencia, mi madre también me la compró a mí. A todo el mundo le encanta y ¿quién no quiere tener esa botella dorada? Me alucina haber llegado a ser la cara de este perfume", dijo en una entrevista con la revista ICON de El País de Madrid.

No es casualidad que Barrett sea la cara de una fragancia que representa a una generación: los millennials. No es casual, porque lo que más llama la atención del joven australiano que hoy vive en Nueva York es su estilo de vida libre y desenfadado. De hecho, la marca lo eligió por ser un "chico malo" con cara de ángel.

El perfume, que salió al mercado en 2008, se reinventó en 2018 es una marca registrada de una generación joven, en la que las grandes estrellas surgieron de Instagram, YouTube o alguna plataforma digital que se base en sumar seguidores hasta que la fama sea inminente. Algo así sucede con Barrett y sus seguidores de Instagram, en donde comparte de forma constante imágenes de sus viajes, sus yates, sus amigos tan rubios y fashion como él mismo, las fiestas e imágenes que dejan entrever que la vida como modelo le sienta bien.

Sin embargo, dijo a la Revista Viva del diario Clarín: "No es fácil ser yo (...) Ser modelo es vivir de avión en avión. En un momento, no sabés qué día es, perdés noción de tiempo y espacio". Y agregó, como para desmetir que eso de ser modelo es mucho que lo que publica en su Instagram: "Me gusta que reconozcan que por más que en mi Instagram parezca siempre de fiesta, soy profesional, un workaholic".

Apasionado de la fotografía, el surf y el buceo, vegano y preocupado por la naturaleza y su cuidado ha dicho que se siente afortunado por su trabajo y su vida. "Hago lo que me gusta y lo que quiero, y esto es una suerte. No puedo decir otra cosa". Dijo, también, que aunque extraña el paisaje desenfrenado y verde de Australia, convirtió a su apartamento de Nueva York en una jungla, con plantas en todas las habitaciones para no sentirse lejos.

El próximo objetivo de su carrera es el cine. Tiene como referente a Leonardo Di Caprio y son muchos quienes comparan al modelo australiano con el protagonista de Titanic por su parecido físico. Mientras tanto, este joven que tiene a su padre en libertad condicional por ser uno de los mayores narcotraficantes de Australia, se refugia en las pasarelas, las fotos, los aviones y los viajes, se divierte, sonríe a la cámara, y se pone serio, la cabeza más abajo y los ojos más profundos, el pelo más rubio y la piel más dorada. Jordan Barrett entendie bien de qué se trata eso de ser un chico lindo. Y lo aprovecha con todo lo que tiene.

Una marca propia y para todos

En octubre Jordan Barrett y su amiga, la también modelo Frame Denim, lanzarán una marca de ropa propia que será unisex, con los mismos modelos para hombres y mujeres. Blame Frame será una edición limitada de remeras, sacos y chaquetas negras, verdes militar y anaranjadas y jeans con su propio estilo. Para diseñar las prendas, dijo Barrentt, no tuvieron ningún límite.

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