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Mitos a la hora de hacer ejercicio

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Los expertos desaconsejan ejercitarse de mañana sin comer antes.

Al momento de entrenar no faltan consejos y recomendaciones de amigos y conocidos que, en general, no tienen fundamento científico. Aquí revisamos algunos.

Ya sea para bajar de peso o mantenerse en forma, en esta época aumenta el número de interesados en hacer deporte. Y en la búsqueda de sacar el mayor provecho a las horas de entrenamiento abundan los consejos en empresas, gimnasios y entre amigos. Aunque algunos son correctos, hay otros tantos que solo son mitos o errores que incluso pueden ser riesgosos.

"Desde una mirada de salud, el ejercicio es como un fármaco: tiene una prescripción respecto a su intensidad, duración y descansos. La forma de graduar esos tres factores depende de las características de la persona, y lo que es bueno para unos no lo es para otros", enfatiza la doctora Lorena Cerda, médico fisiatra y académica chilena.

Es desde ahí donde surgen ideas erróneas acerca del entrenamiento, las que carecen de sustento científico. Una de las más comunes, según los especialistas, es que a mayor intensidad de entrenamiento, mejores resultados. Pero una cosa es cantidad y otra calidad, precisa el fisiólogo Danni Haichelis.

"Trotar una hora y correr media hora van a generar el mismo gasto energético; la diferencia está en que a mayor intensidad, lo que voy a gastar son azúcares. Pero un trabajo más intenso no implica más calidad, sino más riesgo de lesiones si el músculo o las articulaciones no están adaptadas a ese tipo de trabajo".

Por eso los expertos concuerdan en que es importante ejercitarse de manera progresiva, sobre todo si se fue sedentario mucho tiempo. Y para mantenerse en forma, basta con un programa de alimentación y entrenamiento regular y específico.

Respecto a la alimentación, hay quienes comienzan sus rutinas de ejercicio por las mañanas sin tomar desayuno para quemar más grasa . "Es un mito muy difundido", advierte Cerda. "Al estar en ayunas, la persona va a usar como fuente de energía el glicógeno hepático, pero luego estarán en carencia de energía y el rendimiento durante la actividad física tiende a disminuir, a la vez que aumenta el riesgo de lesiones".

Edson Zafra, médico deportivo y académico, agrega que si el ayuno fue muy prolongado (12 horas) y la intensidad del ejercicio es muy alta, "puede producirse una hipoglicemia (baja en nivel de azúcar en la sangre) que puede provocar un desmayo".

Por eso, recomienda consumir algún tipo de azúcar o hidrato de carbono simple al desayuno (jugo de fruta natural y una tostada integral, por ejemplo) al levantarse. La diferencia no será mucha, como precisa Haichelis: "Con una hora de ejercicio de mediana a moderada intensidad, después de un desayuno liviano (una taza de té o café, más un pan con huevo), gastás unos 12 gramos de grasa; si lo hacés en ayunas, serán 14 gramos".

Sobre horarios, cabe precisar que la idea de hacer ejercicio en la mañana no siempre es mejor. Todo depende del ritmo circadiano de la persona, que marca su rendimiento a lo largo del día e influye en la presión, la temperatura corporal y la frecuencia cardíaca, entre otros factores. Así, para unos la mañana puede ser más óptima para ejercitarse; para otros será la tarde o la noche. Eso sí, los especialistas recomiendan no hacerlo muy tarde, para no afectar la calidad del sueño.

Para algunos, sudar en exceso es un indicador de que el trabajo está dando frutos . Pero están en un error. "La sudoración depende de varios factores, tanto ambientales como individuales, y no tiene relación con la calidad del ejercicio o el gasto energético", dice Zafra.

Su función es termorregular el organismo. Por eso, tampoco es recomendable envolver zonas del cuerpo con plásticos o productos para incentivar la sudoración, ya que favorece la deshidratación. Y no genera mayor quema de grasas. Al respecto, la hidratación es esencial para un buen desempeño. Pero sin caer en extremos. "Lo recomendable es ingerir 200 mililitros cada 15 a 20 minutos de ejercicio", dice Haichelis.

En general, basta tomar agua previo, durante y después de la actividad física. Si la rutina es muy prolongada, hay que considerar incorporar sales o tomar bebidas isotónicas, para reponer contenidos de sodio y potasio.

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Los expertos desaconsejan ejercitarse de mañana sin comer antes.

SALUDEl Mercurio/GDA

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