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"Mi trabajo es hacerme el gracioso, y no es fácil"

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"Es difícil entender al arte como un laburo; pero es un laburo, mi laburo". (Foto: Marcelo Bonjour)

Trabajó en varios lados hasta que se le cruzó un camión de murga por delante. Hoy... sigue trabajando en varios lados: no puede dejar de asumir y cumplir responsabilidades.

LEONEL GARCÍA

Saber cumplir. Eso es central en Rafa Cotelo. A los 16 o 17 años, esperando actuar en el Centro Cultural Florencio Sánchez, estaba particularmente apático y disperso. Su director del taller teatral, Ovidio Fernández, lo encaró: "¿Vos qué pensás que sentían tus abuelos cuando se levantaban a las cuatro de la madrugada a laburar en el frigorífico, acá en el Cerro?". Silencio, balbuceo, esbozo de respuesta: "Era su laburo". Retruque terminante: "Y este es el tuyo. Dale, arrancá". Fin de la discusión. Una enseñanza y una convicción profesional desde entonces.

"Es difícil entender al arte como un laburo. Pero es laburo, ¡es mi laburo!", dice Rafael Cotelo (34), comunicador, murguista y humorista, en el fondo de su casa en el Cerro, el barrio querido, el de (casi) toda la vida. Se va la tarde y él llega. Lo recibe su pareja, Ana Laura Romano, y Frida, una labradora de un año bastante gordita. También lo saludan unos niños de la canchita de enfrente; son saludos y "algo" más: la canchita es del fútbol infantil de Rampla Juniors y él es fana de Cerro. La vista a la bahía de Montevideo es magnífica; los contrastes de un barrio con una identidad como pocos, y estigmatizado como pocos también, están bien a la vista. Pronto vendrán a verlo sus hijas Ana Clara (8) y Ema (5). Es un raro momento de tranquilidad de alguien que tiene varios boliches abiertos: La mañana en casa en Canal 10, Segunda pelota en Océano FM, Pasión por Tenfield, el Carnaval que se termina con Don Timoteo y la agenda que comienza a llenarse de eventos particulares y proyectos en danza...

"A veces se hace difícil cumplir con tanta cosa pero yo soy muy responsable con las tareas y los trabajos, a un punto que me afecta la salud y la calidad con la que cumplo", admite."Debería asumir menos responsabilidades para cumplirlas mejor".

—¿Y qué juega para que asumas tantas responsabilidades? ¿Plata, ego?

—Plata, necesidades... quizá un poco de ambición. A veces pienso que yo podría vivir sin este ingreso puntual o sin este evento. Pero... ¿cómo decirle que no a un evento donde por 45 minutos gano lo mismo o un poco menos que la madre de mis hijas, que es maestra, por mes? ¿O mi madre, que es maestra jubilada? ¿Con qué cara digo que no? Por respeto, tengo que ir a laburar.

Inicio.

La mayor preocupación de Ángel, su padre, fue que su único hijo se hiciera hincha de Cerro. Por años, la Tribuna Argentina del Estadio Tróccoli era el único espacio de encuentro entre ambos. "Mi padre laburaba todo el día. Se iba a las 4.30 y volvía a las 23.30. Trabajaba en un taller de tornería naval en el puerto y daba clases en la UTU. Siempre estaba en el mismo lado de la tribuna". Su madre, Nancy, quiso que Rafa tuviera sensibilidad por el arte. Quizá por eso, cuando reabrió el Florencio Sánchez en 1996, se anotó en los talleres. "Bueno... también tuvo que ver que yo tenía 16... iba a haber minas y algo iba a ligar".

Haciendo Del Apolo al Florencio, una obra sobre la historia del Cerro, su primer espectáculo "con seriedad", conoció a Tabaré Cardozo, que lo musicalizaba. Eso fue en 1999. "Él vivía a 14 cuadras del teatro y yo a 18. Volvíamos juntos. Ahí se enteró que me gustaba la murga. Y a los años me invitaron a entrar en la Catalina".

Agarrate Catalina, la última gran aparición en murgas, fue el comienzo de todo. El primer premio de 2005, el primero de todos, lo agarró trabajando en una veterinaria. Antes había sido cocinero (sin saber cocinar), iluminador de fiestas, repartidor de cigarrillos y vendedor de sidra en las ferias; también estudió profesorado de Historia. Pero fue su destaque como cupletero en la Catalina (donde ganó cuatro de sus seis primeros premios en la categoría) lo que permitió todo lo que vino después: la televisión, la radio, los espectáculos de stand up, los eventos...

La fama y el éxito tienen su costo. Cuando se mudó del Cerro a Malvín y Pocitos, más de uno lo lapidó: se agrandó, se forró de guita, lo habitual. "Fue algo muy doloroso, ¡porque fue todo lo contrario! Yo tenía una casa preciosa a tres cuadras de acá, me separé y hubo que buscar soluciones. La vuelta que le encontramos fue vender la casa y juntar plata mientras alquilábamos. Demoramos dos años en comprar algo para las nenas y su madre, y dos años y pico más para conseguir algo para mí. Alquilé allá porque me quedaba más cerca de mis trabajos. También es cierto que recién separado no hubiera podido vivir en el Cerro, se me mezclaban historias de afectos, amores, desamores, familia, amigos...". Dice que es "tremeeeenda" alegría haber vuelto.

Querido.

Como a todo humorista, a Rafa no le cuesta nada hacerse el gracioso; y le cuesta menos todavía que aflore su seriedad. Ahora, con Ema recuperándose, está más tranquilo. La pequeña tiene hidrocefalia y dio un susto grande a fines del año pasado cuando fue sometida a una compleja neurocirugía en Buenos Aires. A través de Twitter, comunicadores, políticos, sindicalistas, futbolistas (de elite y desconocidos) y gente del espectáculo se solidarizaron y festejaron con él haber superado el duro trance. Sus compañeros de Don Timoteo se raparon sus cabezas como apoyo. En los tablados, la salud de su hija era lo primero que le preguntaba la gente. Es notorio que él es un tipo querido. "Eso fue por Ema: es una niña que estuvo pasando mal y la gente se enteró".

—¿Que sea tu hija no tuvo que ver?

—No quiero pecar de falsa modestia. Tengo amigos que me quieren mucho y eso genera empatía. Que tipos como Diego Godín y Luis Suárez, a quienes quiero como amigos, se preocuparan por Ema hizo que mucha gente que los adora se preocupara por ella. Pero trato de no pensar en eso...

—Trabajás en Tenfield, una empresa muy cuestionada. Participás en la transmisión de la Teletón que, por otros motivos, tiene detractores. Pero a vos la gente te quiere. ¿Nunca te preguntaste por qué?

—No sé si la gente me quiere... Es evidente que tengo alguna aceptación, ¡si no, no estaría acá! Quizá genere empatía: soy un hijo de clase media súper trabajadora, de un barrio humilde y cascoteado, que porque se le cruzó un camión de murga por delante terminó en lugares donde generalmente los gurises de mi perfil no llegan.

Disimulo.

Con el tiempo, el humor pasó de ser una gracia, una forma de comunicación o una estrategia de levante a ser una herramienta de laburo. "Estoy aprendiendo a cuidar esa herramienta". En el Florencio Sánchez, Ovidio Fernández le dijo que, al igual que un albañil, él también debía lavar sus herramientas después de trabajar. "Es difícil porque es algo intangible. Se logra mirando películas, leyendo, buscando cosas que me sensibilicen. En eso estoy: es bravo de entender que mi trabajo es subirme a un escenario, un evento o un tablado y tratar de hacerme el gracioso. Y no siempre es fácil".

No lo es. En una anterior internación de su hija, se pasó un fin de semana entre el sanatorio, un ómnibus y dos presentaciones en Rivera, con Ema en la cabeza y el corazón. Afortunadamente, la situación estaba controlada. "Me había comprometido con la gente de Rivera y sentía que no podía fallar. Otras veces he cancelado". Hay que cumplir, aunque sea a medias —como el mismo dice— por causa de un exceso de responsabilidad.

—¿En qué te sentís bueno?

—Ehhh (piensa largo)... creo que tengo habilidad para disimular que estoy en lugares... ¡donde no estoy (risas)! O que estoy más seguro que lo que realmente estoy. Todas las mañanas en el 10 me encuentro con los guiones y las entrevistas al aire. Con los años adquirí cierta destreza para que se note lo menos posible. En Segunda pelota improvisamos las tres horas. Todos logramos ciertas estrategias para generar la ilusión de que sabemos adónde vamos cuando en realidad no tenemos ni idea. Y en la murga, este año por lo de Ema empecé a ensayar el 10 de enero. El 22 me subí a los tablados diciendo: "No sé qué voy a hacer acá arriba, no tengo idea qué canta la murga...". Y me bajé pensando: "Bue... no se dieron cuenta". El público no lo percibió, yo sí lo tenía clarísimo. Y eso es de lo poco que me puedo enorgullecer.

QUERIDA CATALINA

Si alguna vez se dijo que Rafa Cotelo se había agrandado por haberse ido del Cerro, lo mismo se afirmó de la murga en la que saltó a la fama. En quince años, Agarrate Catalina cosechó amores apasionados y odios exacerbados.

"Obvio que la Catalina se agrandó: hoy es una compañía de murga que canta en Corea, Japón, Rusia, Alemania, Estados Unidos... Se agrandó en el mejor sentido, artísticamente es mucho mejor que antes. ¿Que no le importa el Carnaval? Para 2015 quisieron entrar y no pudieron. El jurado de la prueba de admisión consideró que no tenían nivel. Yo ya no estaba con ellos, pero había ido a ver un ensayo el día anterior y cuando me enteré dije: Si lo que vi quedó afuera, vamos a tener el mejor Carnaval de la historia. Y 2015 terminó siendo el peor año en murgas de los últimos treinta... Capaz que le estaban cobrando cuentas, pasando facturas; eso se hace desde la envidia y no me parece extraño. Si vos pensás que vos te juntás con tus amigos de la adolescencia en una murga, en tres años le ganás a todos y en cuatro estás cantando en La Sorbona... Sinceramente, salvo a cuatro barrigones que se creen crack, yo no sé a quién le hace bien que la Catalina esté fuera del Carnaval".

SUS COSAS

Su objeto

"Tengo todas las camisetas de Cerro". Pero si tuviera que elegir una para rescatar de un incendio, sería la del año 1993. "Era una Adidas, con el logo de Plata adelante y Concrexur atrás. Tenía la 9, la del Carita Vecino. ¿Cómo nos fue ese año? ¡Horrible!, ¿Cómo nos va a ir? Pero le ganamos a Rampla."

Su libro

Rafa se define como un lector ávido. Y entre sus libros destaca Crónicas del Ángel Gris, de Alejandro Dolina. "Me gustan mucho los autores como él, como Roberto Fontanarrosa, Roberto Arlt o Hernán Casciari, que por su erudición y conocimiento se meten en temáticas que son súper cotidianas y populares".

Su disco

Papá Noel parece que fue el responsable de traerle los cinco primeros discos remasterizados de Jaime Roos. "Es un tipo que está despegado". De los cinco, su favorito resultó ser Mediocampo. "Creo que es el disco que tiene más murga". Ahí está Los futuros murguistas.

El eterno femenino de una imaginativa pintora
"Es difícil entender al arte como un laburo; pero es un laburo, mi laburo". (Foto: Marcelo Bonjour)

Rafael Cotelo

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