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Mau y Ricky, crecer y despegarse del hogar de los Montaner

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Mau y Ricky Montaner. Foto. Difusión

NOMBRES

Comenzaron con baladas que no funcionaron. Con los años los cantantes comprendieron que tenían que hacer un camino propio y despegarse del género familiar. Ahora tienen su propio legado de fans.

Es genética o es costumbre. Es herencia de sonidos y ritmos que vienen en la sangre. Son los sentidos de dos chicos que crecieron escuchando a su padre, Ricardo Montaner, cantar y ser venerado por millones. Una vez ellos, los hijos, Mauricio y Ricardo, fueron lo suficientemente grandes para tomar decisiones, siguieron los pasos familiares. Genética o costumbre Mau y Ricky Montaner no pudieron ni quisieron evitar a la música. No pudo ser de otra manera. Su madre Marlene lo cree así, su padre lo confirma, y su hermana Evaluna no tiene dudas. Mau y Ricky lo supieron desde siempre.

“Nosotros dos, desde muy chiquitos, teníamos en claro que queríamos hacer esto. Siempre supimos que iba a ser un dúo, siempre supimos que iba a ser Mau & Ricky”. Mau lo dice así, y aclara que en un principio sus padres les pidieron tiempo, para crecer, madurar y ver qué pasaba, pero también para que su infancia fuese normal, o lo más parecido a eso que puede ser la vida en la casa de Ricardo Montaner.

“Un abogado”, piensa su madre en un video sobre la familia publicado en el canal de Youtube de Ricardo Montaner, “no cabía en nuestra casa”. O más bien sería una sorpresa a procesar. Para esos padres hubiese sido más extraño que un hijo le plantease la posibilidad de estudiar derecho. Lo de dedicarse a cantar, componer y producir hits latinos era lo esperable. Y Mau y Ricky, a los 12 y 15 años respectivamente, decidieron que ya eran grandes lo suficiente como para decir que sí, que era hora, que querían ser músicos y que trabajarían por ello. Pasó toda una década para que lograran el éxito.

La carrera

El primer disco lo grabaron a esa edad. Eran unos adolescentes y crearon una lista de baladas con la influencia musical paterna bien marcada. Hoy, admiten, les da vergüenza. Pero los chicos crecieron más, lo intentaron de nuevo, y aunque permanecieron en la penumbra de ser los hijos de Ricardo Montaner por un tiempo largo, fueron construyendo un sonido latino propio, jugando entre la melancolía del origen y el reguetón puro y duro del momento.

Fue Mi Mala, una canción que lanzaron con Karol G y que luego tuvo su versión con otras estrellas femeninas de la música latina (Leslie Grace, Lali Espósito y Becky G), el trampolín que por fin los despegó del nido.

Fueron las colaboraciones (con el uruguayo Agustín Casanova, con su cuñado Camilo, con las argentinas Tini y Lali, Sebastián Yatra y un largo etcétera) y el sonido cada vez más definido del producto que estaban labrando los motivos de su posicionamiento a nivel latinoamericano.

En el mundo del reguetón sucede eso: a veces es suerte, a veces es trabajo duro. En su caso parece ser una combinación de los dos. Y aunque tener un padre famoso podría restarles un poco de mérito, ellos siempre remarcan el trabajo duro: “Picamos piedra muchos años”.

Y Mau y Ricky no firman con el apellido. Se presentan así, limpio de carga parental, aunque el apoyo de Ricardo y de Marlene haya sido esencial en sus carreras. Aunque el vínculo familiar de todos ellos se exponga constantemente en videos de Youtube, redes sociales, entrevistas y algunos escenarios.

Sus nombres demoraron en resonar, pero ambos estuvieron por detrás del trabajo de varios artistas conocidos. Uno de los últimos éxitos de Ricky Martin, Vente pa’ acá, fue compuesto por ellos, y producido en conjunto con el colombiano Maluma. También compusieron para Thalía, Karol G, Becky G y Natti Natasha (son autores de Sin Pijama). En el detrás de escena del rubro ya habían escalado antes de la fama.

Cuando se trata de componer sus propias canciones sus cabezas van bordeando con letra y música lo que saben que hay que comunicar para llegar al público latino hoy en día. No más metáforas como las que cantaba su padre, sino mensajes explícitos y sensuales que se entonen a gritos en una noche de fiesta. Así suena su disco de 2019, Para aventuras y curiosidades y todo lo que vino después.

¿Qué dirías? debe ser, quizá, la única canción que compusieron completamente libre y por amor. Casi por necesidad. La letra se le ocurrió a Ricky, pero son también los sentimientos de Mau que están allí colocados. Los diálogos entre estos dos hermanos son de amistad, de chicas, de viajes, de vida, del sueño infantil de Mau de ser superhéroe, del perrito de Ricky. Son mejores amigos.

“Le está yendo espectacularmente bien, pero antes de sacarlo no fue un tema que nos preocupara realmente si le iba a ir bien o no”, cuenta Ricky en el programa argentino Cortá por Lozano sobre la canción ¿Qué dirías?. “Más bien era una impresión que queríamos dejar ahí y que fuese madurando con el tiempo, y de repente despegó de una manera impresionante y la gente la ha adoptado”.

El hogar

Los hermanos son inseparables. Aunque mucha prensa de farándula los llama “gemelos”, no los son. Ricky es tres años mayor que Mau. Pero han dicho en algunas entrevistas que se conocen de memoria el uno al otro y hablar por separado de cada un de ellos es casi imposible. Sí, sus vidas personales tienen tintes distintos: Mau está casado desde 2017 con Sara Escobar y Ricky está de novio con la actriz argentina Stefanía Roitman. Pero por lo demás, todo sucede en común.

De niños tenían cuartos aparte, pero cuando por las noches Mau se asustaba, se pasaba a dormir con su hermano mayor. Si el susto era muy grande, se iban ambos al dormitorio de sus padres. En las giras, cuando el presupuesto era más ajustado, vivían juntos en la misma habitación de hotel. Hoy, después del éxito de Mi Mala y Desconocidos, alquilan casa con derecho y espacio para sus amigos y parejas.

“Como pueden ver tenemos varios personajes en nuestro círculo de amigos. A cada uno de ellos los tenemos bien cerquita, para que cuando Ricky y yo nos estamos sintiendo que somos la gran cosa, ellos rapidito hacen algún chiste o un comentario que nos hace volver a la tierra”. En Memories, un especial que compartieron en Youtube, Mau deja claro el lugar de los vínculos en sus vidas.

Estudian música desde los cuatro (Mau) y seis años (Ricky). Juntos también cantaban en la iglesia y entonces conformaron una banda que fue mutando y se transformó en lo que son hoy día. Dice Ricky: “Hemos estado soñando con que venga gente a nuestros conciertos a lo largo de nuestra vida entera”. Jugaban a ser un dúo venezolano y se hacían llamar Servando y Florentino, hoy son Mau y Ricky, a secas, sin necesidad del apellido.

Una familia de padres y hermanos prodigio

“Yo quiero tener la tranquilidad de que mis cinco hijos son felices. Da igual si son músicos, ingenieros, abogados. Para nosotros todo eso da igual”, dice Ricardo Montaner en un video de su canal de Youtube titulado Los Montaner. Un día con nosotros. Sin embargo sus cinco hijos fueron por la música. Y Evaluna, la menor de ellos, sumó la actuación.

También Marlene, la madre de Evaluna, Mau y Ricky, es cineasta y el negocio familiar se mantiene casi siempre en el núcleo. Es ella quien dirige la mayor parte de los videoclips de todos.

En febrero, Evaluna se casó con Camilo Echeverry, otro cantante del género urbano, amigo de los hermanos, y novio de la chica desde hacía unos cuatro años. Junto a Mau y Ricky, Camilo ha compuesto temas para otros artistas y tiene dos éxitos con cientos de millones de reproducciones en Youtube: La Boca y Desconocidos.

Uno de los primeros escenarios al que subieron Mau y Ricky fue en 2005, en un recital de su padre en Argentina frente a 90 mil personas.

Ricardo Montaner es, a su vez, un fiel productor musical con el que sus hijos y toda la familia puede contar. Ellos mismos se reconocen como una “dinastía musical”.

Sobre el vínculo padre e hijos, músico a músico, Ricky confiesa: “Poder contar con el consejo de un artista como Ricardo Montaner a diario es una maravilla, y él nos respeta mucho musicalmente también”.

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