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Mark Ruffalo y sus mil caras

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Hizo unas 800 audiciones antes de tener éxito. Hoy, es uno de los actores más valiosos de Hollywood.

Un arranque difícil y varios traspiés en el camino, no hicieron otra cosa que confirmar la vocación de un actor tan versátil como comprometido.

Mark Ruffalo tiene un pasado hippie. A los 20 y durante un buen tiempo recorrió Europa como mochilero, vendiendo pulseras y haciendo trencitas en la playa. Pensó que ese sería su destino. De vuelta en Los Ángeles, trabajó nueve años como mozo en el Chateau Marmont, un lujoso hotel de Hollywood. Para ese entonces ya sabía que lo que quería hacer en la vida era actuar. Pero no lo había logrado. Las enseñanzas del Conservatorio Stella Adler aún no habían dado sus frutos. Se presentó a unos 800 castings, sin éxito. Mientras, despuntaba el vicio en cuanto escenario se cruzaba por su camino. Sobre las tablas, encontraba su lugar en el mundo. Escuchar el primer sí le costó esfuerzo y tiempo. Pero llegó.

Hoy, este descendiente de italianos de 47 años es uno de los actores más apreciados y respetados del Hollywood, con una carrera que alterna —sin perder en altura— entre películas independientes y superproducciones de Hollywood. Con En primera plana, su más reciente estreno, volvió a ser candidato al Oscar por tercera vez. Y aunque él no lo ganó, la película se llevó el máximo galardón.

Es que, al parecer, la madera de artista siempre estuvo allí. "En algún lugar, dentro de mí, confiaba en que tenía algo que aportar. Sabía que pertenecía a los actores, solo tenía que convencer a los demás", asegura Ruffalo. Y aunque dos veces tuvo que poner su carrera en stand by, fue con sus papeles en films como Mi familia (2010), Foxcatcher (2014) y Los vengadores (2012), donde se puso en la piel verde de Hulk, que se ganó la aprobación del público y la crítica, que lo tilda como uno de los actores más versátiles de la industria.

Con convicción.

Hijo de una madre peluquera y un padre pintor de la construcción, Mark trazó su propio camino en busca de la actuación. Nació en Wisconsin, Estados Unidos, y pasó su adolescencia en Virginia. Ni bien pudo, se mudó a San Diego y de ahí siguió hacia el Norte hasta instalarse en Los Ángeles. Tomó clases en el conservatorio Stella Adler y fue cofundador de la compañía Orpheus Theatre. Durante años, probó todos los roles: actuar, escribir, dirigir, producir y, por qué no, manejar las luces y armar la escenografía. Vivía de lo que ganaba como mozo hasta que se cruzó con el guionista Kenneth Lonergan. Y su vida empezó a cambiar.

Primero participó en la obra de Lonergan This Is Our Youth. Y con ella ganó un pase directo al protagónico en su siguiente película, Puedes contar conmigo (2000), en la que interpreta al hermano nerd de Laura Linney. La crítica lo comparó con un joven Marlon Brando. Casualidad o no, fue tras ver Un tranvía llamado deseo que Ruffalo definió su vocación. Le siguieron papeles con brillo y carácter en The last castle (2001), XX/XY (2002) y Windtalkers (2002). El método de su maestra, Stella Adler, empezaba a funcionar. "Todo lo que queremos expresar lo llevamos dentro y hay que buscarlo ahí. Como Stella solía decir, conocerás a un personaje no por lo que dice sino por lo que hace".

Pero la buena racha le duró poco. Al poco tiempo le descubrieron un tumor benigno en el cerebro que lo tuvo un año con el rostro parcialmente paralizado y le dejó una leve secuela: un ojo un poco caído. El 2004 fue un año bisagra: tras algunos fracasos de taquilla actuó en cuatro películas —Si tuviera 30, Eterno resplandor de una mente sin recuerdos, Adulterio y Colateral— que lo confirmaron como una figura popular en el drama y en la comedia.

Pero la tragedia lo volvió a golpear. Su hermano Scott murió por un disparo de bala. Lo que primero pareció un ajuste de cuentas luego se estimó podría haber sido el desenlace de una ruleta rusa. Según cuenta El País de Madrid, fue en ese momento cuando el actor armó sus valijas y "lo dejó todo para reencontrarse con la naturaleza" en las praderas neoyorquinas, a un par de horas al Norte de la Gran Manzana. Allí se instaló en una vieja granja con su esposa, Sunrise Coigney, y sus tres hijos: Odette, Bella y Keene, de entre 8 y 14 años.

Retomó su carrera tras un sorpresivo llamado de su colega Robert Downey Jr, a quien conocía de Zodíaco (2007), que le ofreció ser parte de Los vengadores, el producto Marvel que durante su estreno, en 2012, terminó superando por primera vez en la historia de Hollywood la barrera de los 200 millones de dólares. "Los vengadores me ha abierto una puerta a todas esas otras películas que quería hacer, pero para las que no conseguía financiación o no me veía haciendo", dice.

Así las cosas, Ruffalo sigue siendo de esos actores difíciles de catalogar. Con algunas canas más que en sus comienzos pero con la misma mirada sincera y directa, su papel como el periodista Mike Rezendes en En primera plana le calza a la perfección. Es que el éxito de taquilla y los millones de dólares en cachet no han aplacado al eterno inconformista ni al activista incansable. Ruffalo fue uno de los que ocupó Wall Street en protesta contra la situación económica de Estados Unidos, es promotor del Proyecto Solución, que apuesta a que el país genere toda su electricidad mediante energías renovables para 2050, y junto a Yoko Ono y Alec Baldwin encabeza la asociación Artistas contra el Fracking (una técnica que se utiliza para extraer el llamado gas de esquisto que se encuentra literalmente atrapado en capas de roca).

Y entre estatuillas doradas y alfombras rojas, él le rehuye a la fama. "Si la miro, me aterra", confiesa. Prefiere volcar toda su energía en los proyectos y no en los flashes. "Hasta ahora siempre me había contenido un poco. Por miedo a ser juzgado, a no ser lo suficientemente bueno. Ahora dejo que mi corazón y mi alma me guíen y lo doy todo".

Investigar para cada personaje.

"Interpretás a reporteros que están ahí delante de ti mientras actúas. Estás hablando de víctimas que sufrieron. Y lo hacés en contra de una de las instituciones más monolíticas de la historia. Todo ello aumenta la importancia de tu trabajo". Así resume Mark Ruffalo su experiencia en En primera plana, la película que ganó el último Oscar y por la que él estuvo nominado a Mejor actor de reparto. Para cada papel, Ruffalo hace una suerte de investigación periodística. Ponerse en la piel de Mike Rezendes no fue la excepción. Se reunió varias veces con él hasta que aprendió su extraña manera de moverse, su curiosidad innata y hasta su peculiar acento.

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