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Machos, no machistas

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Vuelvo al tema, somos demasiados a los que nos degradan por sentirnos "machos". No machistas, ni violentos, ni defensores de la violencia doméstica. Nada de eso. Solo machos sin culpa. Claro, algunos pagamos los pecados del machismo histórico donde el jodido del ayer nos dejó las facturas impagas del presente.

WASHINGTON ABDALA

Porque no alcanza con reconocer todo lo malo del hombre. Somos pecadores por existir. Punto. Somos fuente de sospechas y de vejación feminista —de algunas radicales de la causa— que en el fondo encubren ideas más afines al odio que a un vínculo racional entre los géneros. Se habla de "misandría" al respecto. Terminan construyendo una patología autoritaria de la que dicen resistir. En definitiva, montan un relato violento contra "todos" los hombres. ¡Una locura! Parecería que todos los machos del presente somos el epítome de la violencia. ¿La violencia es solo masculina? ¿Siempre? Es cierto, una parte gigante de ella sí, sin embargo hay formas sutiles de violencia moral que no son tan visibles y que le caben a ambos géneros. Pero no niego los números, hablan por sí mismos, solo que la inmensa mayoría de los machos, insisto, no molestamos a nadie.

Con franqueza me cansa ese lugar de imputación permanente en el que cualquier adjetivación, cualquier comentario, cualquier insinuación sobre "lo femenino" expresado en clave de lo "políticamente incorrecto" (¿por quien?) es motivo de demonización. ¡Terminemos con la castración oral chicas, damas y abuelitas posmodernas! Esa también es una forma de violencia: el creer que el otro antes de abrir la boca es pecador. No jodamos.

La verdad, agotan algunas damas de la aldea con sus diabluras. Es más, muchas de las que vociferan sus causas aburren con esa cantarola en la que los machos somos culpables por mirar unas curvas, por decir que fulana "es una potra", expresar que mengana "es un camión" o sultana "está que se parte". O simplemente "pensar" lo que parece que ya no tenemos derecho a pensar. ¿Van a regular el pensamiento? Porque una cosa es la lucha por los derechos de la mujer y otra muy distinta es rebajar la dignidad del otro género a la condición de rata y pretender domesticarlo como lo hacemos con los perros. ¡Chito! ¡No levante la voz! ¡No piense chanchadas! ¡No mire que le veo esa carita de cerdito pecador cuando mira esa cola! ¡Chancho! ¡Puerquito!

Y las mismas expresiones "divino", "potro", "bestia", "animal" se las oigo —y las leo— a las damas en cuestión sobre los bien dotados —de mi género— y nadie argumenta que están traicionando las sagradas escrituras (ayer leí una chica que decía: "diosos enteros" en Facebook).

Yo no soy gardeliano, solo planteo que no haya una vejación por ser "machos" y que se tome en serio la búsqueda por la igualdad de géneros. No me vendan la lucha por los derechos femeninos para montar una venganza histórica. Eso es traficar verdad por mentira y encubrir un relato violento o salvaje. No va por allí la cosa.

Me perdonarán, pero a veces cuando veo esas barras de mujeres que se juntan a tomar el té en lugares hiper fashion, que se sacan fotos en revistas cool, que hacen proclamas vestidas de punto en blanco, que hasta marcan "tendencia" con sus diseños de ropa y cuando afirman que luchan por los derechos femeninos — con zapatos que valen el sueldo de una empleada doméstica dominicana— con honestidad me viene el chucho porque creo que termino en la guillotina por imbécil. Las feministas de verdad son las que pelean en la adversidad del barrio contra la basura que las mata a trompadas y que con tres amigas lo embocan al sátrapa en la comisaría. O algunas mujeres políticas que están en esta batalla desde siempre. Estas "divinas" de la posmodernidad feminista que se llenan la boca vestidas con look Paris Hilton me resultan algo light. Sorry chicas.

Cabeza de Turco i WASHINGTON ABDALA

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