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Juan José Campanella y la moderna comedia humana

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Juan José Campanella vuelve a la gran pantalla luego de seis años de silencio.

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El cineasta argentino regresa luego de seis años de silencio con una obra que vuelve a los clásicos del cine de su país y universal.

Es un enamorado del cine y de eso va, precisamente, su última película. una historia donde el cine, el hacer cine, es la clave sobre la que gira. Y para ello toma un clásico del cine argentino, una joya como Los muchachos de antes no usaban arsénico, una comedia negra que el notable director recarga de ironías.

Para Juan José Campanella (60) una película bien puede ser una declaración de principios. Y cuando habla de su última obra, El cuento de la comadreja, ello parece emerger con claridad.

No es más que una entregada reivindicación de los modales clásicos. Y por cine clásico entiendo aquél que nos introducía en un mundo diferente y nuevo que no era necesariamente de fantasía. Era un mundo que funcionaba como un espejo que mejoraba la realidad y nos ofrecía una brújula para orientarnos por ella. Eran películas más grandes que la propia vida. Hablo, en efecto, de Lubitsch, de Billy Wilder, de Frank Capra... Hablo de autores como George S. Kaufman y Moss Hart...”, declaraba en una entrevista publicada por el diario español El Mundo.

Lo cierto es que el cineasta argentino llevaba seis años de silencio productivo luego de ponerle su reconocible sello a una película de animación basada en un guion del escritor Eduardo Sacheri, el mismo que lo condujo al Oscar con El secreto de sus ojos. La película de animación, Metegol, recombinaba todos los ingredientes del costumbrismo y la comedia que tan caros le son a Campanella.

Si bien su carrera quedó marcada por el Oscar que recibió en 2009 por la película protagonizada por Ricardo Darín, Guillermo Francella y Soledad Villamil, Campanella ha recibido numerosas distinciones a lo largo de su carrera. Dos premios Goya, ocho Cóndor de Plata, cuatro premios Konex, dos premios Clarín, y uno del Círculo de Escritores Cinematográficos por la adaptación de la novela de Sacheri.

El secreto de sus ojos, el film que le valió el Oscar y la consagración.
El secreto de sus ojos, el film que le valió el Oscar y la consagración.

Aunque su obra en cine no es tan extendida como la de otros notables directores de su generación, en al menos cuatro de sus seis títulos principales mereció los máximos reconocimientos. A diferencia de varios de sus colegas, Campanella ha desarrollado también una destacada trayectoria como director y guionista en televisión, sobre todo en populares producciones estadounidenses tales como La Ley y el orden, de la que en 2006 dirigió 17 episodios. O Doctor House, el genial pariente médico de Sherlock Holmes, serie de la que dirigió cinco episodios entre 2007 y 2010, al menos uno de ellos memorable para sus fans.

Sin embargo, toda la pasión de Campanella está en el cine. “Se equivoca el público si piensa que el cine es para el gran espectáculo. El cine es para las grandes emociones. No te ríes de la misma manera en tu casa que en el cine. Ni lloras. No conozco a nadie que llore por una serie de televisión. Si acaso lloras porque es mala, no porque tengas que emocionarte”, afirma con contundencia en la mencionada entrevista.

Lo cierto es que, más allá del mundo de la cinematografía y la televisión, Campanella es un hombre político. El director nunca ha rehuído a manifestar sus opiniones, extremadamente críticas durante el período kirchnerista. Su abierta oposición a la gestión de la presidenta argentina lo llevó a convertirse en un partidario del actual presidente, Mauricio Macri, a quien continúa brindando su adhesión, aunque con matices.

En este momento ningún partido me representa totalmente”, respondió hace poco cuando le preguntaron por su adhesión a Cambiemos. “Cambiemos tampoco me representa totalmente. Es una alianza que tiene elementos desde centro izquierda, socialdemócrata hasta una extrema derecha con la que no comulgo”, añadió.

Durante los gobiernos de Cristina Fernández de Kirchner el cineasta se convirtió en blanco de los ataques de los medios oficialistas que ya comenzaban a alentar la llamada “grieta”.

“En los programas periodísticos se burlaban. Era como una serie: dos veces por semana me atacaban. En "Duro de domar" también. Esto era seguido con un ataque fuerte en las redes: de gente normal y de trolls, que son los pagos. Fue duro. Mi mujer estaba muy angustiada. Yo, al principio, también; después lo llevaba con orgullo”, contaba Campanella en una entrevista concedida a Infobae en 2016.

Con el Oscar el cineasta argentino consolidó una carrera ascendente.
Con el Oscar el cineasta argentino consolidó una carrera ascendente.

Por entonces, su cuenta de Twitter se mostraba muy activa, aunque Campanella advierte que muchas veces debió renunciar a continuar un intercambio cuando se pasaba rápidamente a los insultos.

“Tomemos una serie como Doctor House. Tenés un arco que corresponde a cada capítulo, la enfermedad de la semana. Al lado, otra historia que se extiende por tres o cuatro episodios. Y una más que transcurre en toda la temporada. En el caso de la actualidad argentina, el capítulo nos hace olvidar lo que significa el arco de toda la temporada. Y el devenir económico nos lleva a perder de vista alguna lucha de largo alcance mucho más importante para nuestro futuro. Cuando tuiteo algo estoy aludiendo a eso, a que no nos olvidemos de dónde vinimos y adónde queremos ir”, cuenta Campanella acerca de su forma de usar la red social en La Nación.

Ahora en la cima de su carrera Campanella llega a una de sus obras más elaboradas. Esta remake de Los muchachos de antes no usaban arsénico, no es sólo un homenaje al director argentino José Martínez Suárez sino a uno de sus mayores referentes cinematográficos, el director judío alemán Ernst Lubitsch, el maestro de la comedia cuyo talento para la sugerencia sutil se convirtió en su marca identitaria.

“Trato de pensar esta película como una reivindicación de aquel cine clásico que tanto me gusta, con el que me crié y que en los últimos tiempos se puso en tela de juicio. Lo clásico puede ser muy divertido si lo comparamos con lo moderno”, dijo sobre su último film.

El cuento de la comadreja, una vuelta al cine clásico argentino.
El cuento de la comadreja, una vuelta al cine clásico argentino.

“Me cansé de ir al cine a aburrirme”

“La verdad es que hice la película para encontrar las verdaderas razones de mi oficio. Ya no voy al cine... Me cansé de ir a aburrirme. Se ha dejado de hacer películas con personas. El buen diálogo ha desaparecido porque, dicen, se tiene que poder traducir a mil lenguas. Si nos fijamos en las 10 películas de la cartelera con más éxito o son de superhéroes o de animación”.

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