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Joel Kinnaman, ¿el próximo James Bond?

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Joel Kinnaman

NOMBRES

El actor protagoniza la serie de ciencia ficción Altered Carbon (Netflix) y volverá al cine en la segunda parte de Escuadrón Suicida.

Ya está Barbara Broccoli. No sigas buscando. Acá está el nuevo James Bond. El actor sueco-estadounidense lo tiene casi todo para encarnar al espía: alto, fornido, le sobra facha, es relativamente joven (tiene 40 años, cinco menos que Daniel Craig cuando este se vistió de 007) y ya tiene parte de su carrera hecha en Hollywood. No es una superestrella, pero eso solo lo favorece. Ninguno de los actores que interpretaron a Bond eran archifamosos o muy prestigiosos que digamos. Además, como es habitual en los suecos, habla perfecto inglés. Unas semanas de práctica con un tutor para adquirir el acento requerido para estar al Servicio de Su Majestad deberían ser suficientes. Solo hay un factor que lo puede descalificar: Joel Kinnaman no es británico. Y eso -chanzas aparte- le cierra el camino.

Joel Kinnaman es una de las más recientes incorporaciones a la pequeña delegación sueca en Hollywood. Es probable que él, el clan Skarsgård (Stellan, Alexander, Gustaf), Alicia Vikander y Rebecca Ferguson se junten a celebrar “midsommar” (el solsticio de verano), tomar café con bollos de canela o comer arenque en conserva con galletas “knäcke” para mantener algunas costumbres propias de su país en el soleado y caluroso estado de California. Con Gustaf Skarsgård eso es más que probable: fueron compañeros de liceo y siguen siendo amigos.

Kinnaman nació en Estocolmo en 1979, hijo de madre sueca y padre estadounidense. Como típico hijo de una de las sociedades más igualitarias del mundo lleva el apellido de su madre -Nordström- antes que el de su padre. Pero Kinnaman suena un poco más cinematográfico y glamoroso que Nordström, que en ese país es bastante corriente.

Aunque tenía todo en la capital, se fue a estudiar teatro casi mil kilómetros al sur, a la ciudad de Malmö. Egresó de ahí y se fue a otra de las metrópolis suecas, Gotemburgo. En el teatro Backa de esa ciudad obtuvo el primer reconocimiento importante como actor en el papel de Raskolnikov, el protagonista de Crimen y castigo, la novela de Fedor Dostoievski. Tanto él como la adaptación teatral generaron titulares a nivel nacional. Kinnaman estaba en camino hacia el reconocimiento masivo.

Otro hito en su trayectoria sueca llegó cuando entró en el elenco de varias películas sobre el detective Johan Falk, muy popular en Suecia. Pero fue con su protagónico en el largo Snabba Cash (“Dinero rápido”, 2010) que en Hollywood empezaron a fijarse en él. La película narra las aventuras (y desventuras) de un joven que queda deslumbrado por la opulencia -y una chica- de la alta sociedad sueca y se mete en el mundo de la delicuencia organizada para poder moverse en esas esferas sin que sea tan evidente que no pertenece a ellas.

.La película fue un gran éxito en su país y fue adquirida para distribución y promoción internacional por la empresa del abusador sexual Harvey Weinstein, que además consiguió que el gran Martin Scorsese prestara su nombre para incluir en el trailer para el mercado en inglés. Su primer papel en Hollywood fue, cuándo no, en una adaptación del libro del también sueco Stieg Larsson: La chica del dragón tatuado (2011), que fue dirigida por David Fincher.

De ahí empezó a escalar lentamente hacia papeles más importantes. Los seguidores de la serie The Killing (en su versión estadounidense) lo recordarán como el detective Stephen Holder, por ejemplo. Y los que aún se acuerdan del impacto que causó el Robocop de Paul Verhoeven en la década de 1980 fueron a verlo cuando hicieron la remake en 2014. Si esa fue la apuesta de Hollywood para transformarlo en una gran estrella, salió mal. No tanto por él, sino porque es una película del montón.

Él, sin embargo, cumplía con todo lo que se le exige a un profesional. En esa época el actor rodaba, al mismo tiempo, la película Robocop, escenas de la tercera temporada de The Killing y la secuela de Snabba Cash. “Mi actitud durante esa época fue ‘nunca dejes que la irritación te domine’. Cuando sos el protagonista de una película, contribuís a establecer el estado de ánimo en un rodaje. Entonces, me preocupaba por no hablarle mal a nadie, nunca”.

A Kinnaman tampoco le fue bien en otras apuestas. En House of Cards, por ejemplo, y su personaje -un político republicano ambicioso- parecía tener gran potencial. Pero entró en la cuarta temporada, cuando la serie ya estaba bajando en calidad y cuando faltaba poco para que el escándalo generado por las conductas sexuales de Kevin Spacey se convirtiera en lo más tristemente memorable de esa producción

En vez de seguir figurando en producciones de mucho renombre pero relativo nivel, Kinnaman se fue temporalmente hacia el cine más serio, cuando hizo un papel secundario en Knight Of Cups, del enigmático director Terrence Malick. También se destacó en el policial Run All Night, junto a Liam Neeson y Ed Harris.

Kinnaman sabe que su físico de alguna manera lo condiciona. “Lo que más hay para mí son películas de acción, es lo que más me ofrecen. Una vez hice una comedia romántica, que no salió muy bien”, dijo en una entrevista hace un par de años. Habrá que ver cómo resulta la segunda parte de Escuadrón suicida, que está casi pronta para estrenar.

Los días de protagónicos en obras de teatro prestigiosas parecen definitivamente del pasado, pero quién sabe. Con el correr de los años tal vez pueda salirse de las explosiones y tiroteos.

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