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La charrería del estado mexicano de Jalisco (oeste) celebró la semana pasada su primer siglo de una forma inusual por la pandemia del nuevo coronavirus, que este año provocó la cancelación de algunas actividades y la implementación de medidas sanitarias en otras.

Sin el tradicional desfile a caballo, unas 200 personas se reunieron en la Catedral de Guadalajara, en la capital del estado, para celebrar una misa en honor a la Asociación de Charros de Jalisco como parte del festejo.

Los varones llegaron puntuales a la cita ataviados con la tradicional indumentaria: traje entallado, sombreros de ala ancha, moños grandes y botas; mientras que ellas lucían orgullosas sus vestidos de olanes en colores verde, blanco, rojo, negro y fucsia.

“Ser charro es ser mexicano”, dijo a la AFP Elizabeth Ibarra, ama de casa de 55 años e integrante de familia charra.

La crisis sanitaria provocada por la pandemia ocasionó que organizadores y público no pudieran reunirse para disfrutar del tradicional espectáculo equino.

“[La pandemia] nos ha hecho modificar algunas de las celebraciones más importantes que tiene Jalisco y hemos tenido que suspender tradiciones que nos dan identidad y presencia a nivel nacional”, lamentó el gobernador Enrique Alfaro, en un mensaje en redes sociales.

La Asociación de Charros de Jalisco nació el 14 de septiembre de 1920. A lo largo de un siglo ha luchado por conservar la cultura y tradiciones mexicanas, particularmente las jaliscienses.

“Es lo máximo hablar de una identidad, de una mexicanidad, que eso es lo que proyectamos (...) El sombrero charro, el traje de charro, es de orgullo y de dignidad”, comentó Francisco Sánchez, integrante del Consejo Directivo de la Asociación de Charros de Jalisco.

Los charros, en su mayoría provenientes del campo y estudiantes, no han podido practicar este deporte nacional, caracterizado por demostraciones de la buena rienda del equino, desde hace seis meses que comenzó la propagación de la COVID-19 en México.

En México existen 50.000 charros, de los cuales 15.000 se encuentran en Jalisco, según la asociación que los agremia.

La charrería mexicana forma parte del listado del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco desde 2016. Pero Jalisco tiene mucho más asombrar al visitante.

Jalisco es uno de los estados con mayor cantidad de pueblos con esta denominación. Dentro de su territorio están ocho de los 121 Pueblos Mágicos que tiene la República Mexicana.

La belleza, el legado cultural, arquitectónico, natural, gastronómico y hedónico caracterizan a estos espacios y los ponen en la agenda de los turistas, que gustan de experiencias en las que se mezcla lo tradicional y lo pintoresco.

Por ejemplo, en Tapalpa, ubicado a 133 kilómetros de la capital del estado, cuenta con un mercado del artesano en el que se encuentra desde ponche de granada y dulces hasta tejidos. Las fondas y restaurantes ofrecen comida típica de la región, teniendo como especialidad la birria y la barbacoa. Además, en su zona boscosa se practica el senderismo, ecoturismo y deportes extremos.

Mazamitla, por su parte, es uno de los destinos de montaña con más atractivos para los amantes de la naturaleza. Esta localidad se encuentra en la región sureste en la Sierra del Tigre, a unos 136 kilómetros de Guadalajara. Tiene espectaculares sitios como las cascadas El Pedregal y El Salto; el Cerro del Chacal, y diferentes bosques. En su plaza principal hay restaurantes con brebajes espirituosos y delicias culinarias como el bote, preparación con carne, verduras y pulque, o los frijoles puercos.

En una de las partes altas de Jalisco, y a solo 188 kilómetros de la capital, está el municipio de Lagos de Moreno. Resalta el hecho de que esta comunidad es Patrimonio Cultural de la Humanidad. Es importante dar una vuelta por la Parroquia de la Asunción; el Teatro Rosas Moreno (de arquitectura porfiriana), y el Templo del Calvario, cuya imagen es representativa de esta población, sin olvidar su increíble Museo de Arte Sacro.

Además de la charrería, Jalisco es productor de la raicilla, una bebida tradicional del agave que recientemente adquirió su denominación de origen. El pueblo Mascota ofrece a los turistas opciones como el Templo Inconcluso de la Preciosa Sangre de Cristo, la presa Corrinchis, la laguna de Juanacatlán y el Museo Estatal de Arqueología. Aparte de las visitas a las minas de donde se extraían minerales y una taberna, para conocer el proceso de destilación de la raicilla.

En San Sebastián del Oeste, entre las actividades a realizar está la Ruta de Minas, que visita la Mina Gertrudis (la de mayor producción en el siglo XIX); también se puede visitar la finca cafetalera, haciendas y zonas de petroglifos. Cuenta con el Museo Comunitario “Doña Conchita Encarnación”, un inmueble que data del año 1700, así como un panteón antiguo que tiene para presumir cinco mausoleos: de arquitectura morisco-francesa del Siglo XIX.

San Sebastián está dentro de la zona de la denominación de origen de la raicilla, y está en proceso de tener su propia ruta turística, que comprendería también los municipios de Mascota y Talpa de Allende, especialmente dedicado para aquellos que gustan del Turismo Religioso. Talpa pertenece al “Triángulo Mariano”. Su santuario, de la Virgen de Nuestra Señora del Rosario, recibe alrededor de cuatro millones de visitantes al año. Entre sus atractivos turísticos destaca el bosque de maple más grande de Latinoamérica, con más de 56 mil hectáreas de pinos, helechos arbóreos y robles.

En este municipio, los dulces típicos de los poblados serranos de Jalisco, hechos a base de frutas de temporada y leche, se convierten también en un deleite para el paladar. Su artesanía típica se elabora con el chilte, material producido con la savia del chicozapote, el cual se recolecta y se pone al fuego con agua, hasta que adquiere la consistencia del chicle.

Y Jalisco también tiene a Tequila, el lugar dio nombre a la bebida más representativa de México en el mundo, y que es parte del Paisaje Agavero, que la UNESCO declaró Patrimonio Cultural de la Humanidad. Cuenta con muchos atractivos turísticos como la Parroquia de Santiago Apóstol, el Museo Tradicional del Tequila, el Museo de la Familia Sauza y el Museo de la Cofradía, por mencionar algunos.

Pero lo que más atrae a los turistas a este destino son las experiencias únicas entorno al tequila: las visitas guiadas a fábricas y destilerías, donde descubren el proceso de elaboración, con opciones para recorrer los campos de agave.

Dentro del Área Metropolitana de Guadalajara se encuentra San Pedro Tlaquepaque. De vocación artesanal, es reconocido a nivel nacional e internacional por sus artesanías y la elaboración de productos de alta calidad, siendo la especialidad el vidrio soplado y el barro cocido. Sus calles principales siguen conservando el estilo característico de pueblo. (En base a AFP)