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Historias no tan conocidas de los Stones

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Se ha escrito mucho sobre sus Majestades Satánicas. Pero de algunas cosas se sabe menos: desde hacer un jingle para Kellogg’s hasta cantarle el Feliz Cumpleaños a un millonario.

Historias no tan conocidas

Se ha escrito mucho sobre sus Majestades Satánicas. Pero de algunas cosas se sabe menos: desde hacer un jingle para Kellogg’s hasta cantarle el Feliz Cumpleaños a un millonario.

Baterista visionario

“Largá a estos tipos que no van a llegar a ningún lado”. La recomendación de los dueños del Flamingo Club del Soho londinense llegó a oídos del  baterista Carl O’Neil Little; Carlo Little, para los amigos. “Esos tipos” eran The Rolling Stones, que en ese enero de 1963 apenas llevaban unos meses tocando. Carlo les hizo caso, metió una excusa elegante, sugirió a un tal Charlie Watts y se embromó olímpicamente. En 1998, una productora televisiva lo llevó a un recital de los Stones en París y a los camarines; ahí Keith Richards lo presentó al actor Johnny Deep y Mick Jagger lo invitó a su cumpleaños.  Al año siguiente estuvo en el sector VIP del último de los dos shows que “su vieja banda” dio en Wembley; en el primero había estado atendiendo un puesto de panchos y hamburguesas, que era a lo que se dedicaba para vivir. Fallecido en 2005, se lo recuerda por su no a los Stones y por haber sido profesor de batería de un monstruo como Keith Moon. Se ve que era bueno.

Mick y sus drugos

“Querido Sr. Southern. Nosotros, los abajo firmantes, por la presente protestamos con vehemencia extrema así como con las ilusiones destrozadas (en usted) por la preferencia de David Hemmings sobre Mick Jagger en el papel de Alex en La naranja mecánica”. En esa carta de 1968 seguían las rúbricas de Marianne Faithfull (entonces novia de Mick), Anita Pallemberg (entonces novia de Keith), John Lennon, Paul McCartney, George Harrison y Ringo Starr. Terry Southern era guionista, quería llevar al cine la novela de Anthony Burguess y pensaba en Hemmings para el papel de Alex De Large. Jagger se imaginaba tomando moloko vellocet en el Korova, a los otros stones como sus drugos preparándose para una noche de ultraviolencia, y hasta en The Beatles para la banda sonora. Tanto fue así que los Stones se hicieron con los derechos para la película y contactaron a John Schlesinger (Cowboy de medianoche) como director. Sin embargo, la banda  se bajó del proyecto. Sabia decisión: difícilmente se hubiera superado la combinación Stanley Kubrick-Malcolm McDowell-Beethoven. 

Chicos malos venden cereales

“Me despierto en la mañana (y) hay un chasquido en el lugar,/ me despierto en la mañana (y) hay un crepitar en tu cara,/ me despierto en la mañana (y) hay un cantante que dice:/ Rice Crispies para vos y vos y vos”. Era 1963, la banda preparaba su disco debut y comenzaba a cimentar, por idea de su manager, Andrew Loog Oldham, la imagen de chicos malos del rock. Pero había que comer, y la Kellogg’s les ofreció grabar un jingle para sus cereales. Así surgió Wake up in the morning, de menos de 30 segundos de duración. El spot fue emitido solo en Gran Bretaña.  

Antes de Darth Vader

La gira por Estados Unidos de 1969 es recordada por lo mejor y lo peor. De las fechas en Nueva York y Maryland surgió Get yer ya-ya’s out!, uno de los mejores discos en vivo de la historia. Pero culminó con el triste concierto de Altamont, el 6 de diciembre, donde un joven negro de 18 años, Meredith Hunter, fue asesinado por los Hell’s Angels, unos motoqueros insólitamente contratados para oficiar como securities. Eso fue a metros del escenario, mientras la banda tocaba. La gira y el recital quedaron registrados en el documental Gimme shelter. Uno de los camarógrafos de Altamont fue George Lucas, que a los 25 años aún ni soñaba con la fama que le daría la Guerra de las Galaxias. Ninguno de los 30 metros de cinta que filmó quedó en la edición final; el caos de ese recital inutilizó su cámara.

El sexto stone, golfista

La banda logró la fama como quinteto y hoy oficialmente es un cuarteto. Sin embargo, los Stones del debut, el 12 de julio de 1962, eran un sexteto integrado por Jagger, Richards, Brian Jones (primer líder del grupo), Dick Taylor, Mick Avory y el pianista Ian Stewart. Taylor sería luego bajista de The Pretty Things; Avory, baterista de The Kinks. Ian Stewart, Stu, en cambio, sería siempre casi un sexto miembro no oficial, presente en discos y giras, y a la sombra de los otros cinco. El motivo fue que el manager no veía en Ian -que tenía pinta de yerno ideal- la imagen que él buscaba. Sin embargo, sus compañeros le tenían gran estima y su muerte, el 12 de diciembre de 1985, los dejó devastados. Keith solía decir que ellos eran la banda de Stu. El manager tenía algo de razón: en tiempos de gira y al amanecer, mientras cada miembro del crew parecía competir en quién tenía la resaca más espantosa, Stu se iba a probar su swing al campo más cercano. Charlie Watts decía que las partidas de golf del pianista retrasabamás el arribo a los recitales que cualquier borrachera del resto. 

La mejor propaganda

La gira por Estados Unidos de 1981 llegaba a su fin el 18 de diciembre en el Hampton Colliseum de Virginia. La banda cerraba sus recitales con  Satisfaction, cuando un fan se salteó la seguridad y se abalanzó sobre Mick Jagger. Mejor dicho: se intentó abalanzar, porque en menos de un segundo Keith se descolgó su Fender Telecaster y le lanzó un guitarrazo que si lo agarraba de lleno todavía lo están buscando. Eso le dio tiempo a la adormecida seguridad para reducir al intruso de forma más profesional. Mick siguió cantando como si nada. “Lo único que sé es que saltó un tipo que le quería poner las manos arriba a Mick. Yo quise evitar eso… y tenía un arma en las manos. La maldita cosa siguió afinada, ¡y esa es la mejor propaganda que puedo hacerle a Fender!”, dijo después.

La noche no

Vistos en su momento como el no-va-más de la rebeldía, los Stones sabían amoldarse a las circunstancias. El 15 de enero de 1967 se presentaron en El Show de Ed Sullivan de la CBS, un programa televisivo de variedades de inmenso rating en Estados Unidos.; tocar ahí garantizaba éxito. Pero si la tevé era muy conservadora en esos tiempos, Sullivan lo era aún más. Por eso, le puso como condición a la banda cambiar la letra de Let’s spend the night together (Pasemos la noche juntos) por Let’s spend some time together (Pasemos un rato juntos). “O la canción va así, o los que se van son ustedes”, dicen que les dijo el bueno de Ed a los ingleses. Ellos ya eran primeras figuras, pero aún así aceptaron la censura. En total, fueron seis veces a ese show. En ese año, pero el 17 de setiembre, la producción del programa le pidió a The Doors que cambiara parte de la letra de Light my fire. No lo hicieron y jamás volvieron.

Ni Superman resistió

Con 68 años, el guitarrista Ron Wood es el miembro oficial más joven de The Rolling Stones. Es también el más reciente: “apenas” hace 40 años que está en la banda, luego que sustituyera al virtuoso Mick Taylor (a su vez sustituto de Brian Jones), primera viola entre 1969 y 1975. Congenió con el resto de la banda de inmediato, no solo por lo musical sino por el carácter fiestero. Tras una noche de desmadre en su mansión en Los Ángeles en 1980, su hijo Jamie, de solo cinco años, contemplaba el panorama desolador: botellas vacías, manchas de vino y “cadáveres” tirados en el piso. Uno de ellos le llamó la atención: “¡Papá! ¿Qué le hiciste a Superman?”, le gritó a su padre, que se bamboleaba etílicamente en el pasillo. El pequeño había encontrado al actor Christopher Reeve hecho polvo en un sofá. “Quedé muy decepcionado. Ver a Christopher Reeve así me hizo ver que no podía volar, que no podía hacer nada… salvo mamarse con mi padre”, diría en 2001. 

De cumple con los Stones

El recital gratuito en la carioca Playa de Copacabana, el 18 de febrero de 2006, reunió 1,5 millones de personas. Hace décadas que tocan ante multitudes. Pero, llegado el caso, aceptan shows más íntimos. David Bonderman, hombre de negocios, filántropo y -sobre todo- multimillonario, cerró para él y sus amigos la sala The Joint de Las Vegas, y se trajo a los Stones a que le canten el Feliz Cumpleaños y le brinden un recital privado de hora y media. Eso fue en 2002. Como  Bonderman no es de mirar precios, para esa misma fiesta contrató como maestro de ceremonias al actor y comediante Robin Williams. La gracia le costó siete millones de dólares; pero el que tiene plata la gasta como quiere.

Público visionario

A principios de 1964, The Beatles pisaron por primera vez Estados Unidos con un éxito atronador. Comenzaban la Beatlemanía y la “Invasión Británica”. Los Genios de Liverpool abrieron la puerta a sus compatriotas que coparon el panorama musical al otro lado del Atlántico. Entre ellos se destacaron The Animals, The Who, The Dave Clark Five, The Kinks y The Rolling Stones. A estos últimos, inicialmente, es a quienes les fue peor. El bajista Bill Wyman diría luego sobre la primera gira stone en las tierras del Tio Sam, en junio de 1964: “Fue un pequeño desastre. Fuimos sin ningún single de éxito y no nos fue nada bien”. La gira duró 15 días, tocaron en apenas diez lugares, y es más recordada por su insólita presentación en el programa de variedades The Hollywood Palace, donde el conductor Dean Martin (ebrio) se dedicó más que nada a ridiculizarlos. De esos primeros meses, en Estados Unidos quedó claro que The Beatles eran inalcanzables, que The Dave Clark Five podían competirles rápidamente en celebridad, que a la larga  The Animals con su House of the rising sun eran los retadores de más peso, y que no pasaba absolutamente nada -pero nada- con los Stones. La tortilla muy pronto se daría vuelta. A menos que seas muy conocedor de los ‘60, no tenés idea de quiénes son The Dave Clark Five y difícilmente conozcas otra cosa de The Animals que House... Y a menos que seas un marciano, tenés que saber que la del 16 de febrero en el Centenario es una cita con la propia historia del rock.

Brian, El líder y fundador que fue despedido de su banda

El talentoso Brian Jones fue fundador, impulsor y primer líder que tuvieron los Rollin’ Stones (así, sin la g), nombre original sugerido por él a partir de una canción de su admirado Muddy Waters. Pero era un hombre de gran fragilidad emocional que sintió que su banda se le iba de las manos. No lo ayudaron varios factores: no componía, no cantaba,  el manager de la banda -Andrew Loog Oldham- impuso a Mick Jagger como el nuevo líder y a Keith Richards como su aparcero, y el enfoque musical del grupo se alejaba del blues más tradicional que él amaba. Para peor, Keith le robó a su novia, Anita Pallemberg. Sus problemas con las drogas hicieron que sus compañeros de banda lo despidieran, el 9 de junio de 1969. Un mes después, el 3 de julio, apareció muerto en la piscina de su casa en circunstancias nunca aclaradas del todo. Tenía 27 años; también fundó el Club de los 27.

Blackpool, ciudad que los prohibió 44 años

Recién en 2008, las autoridades de Blackpool levantaron la prohibición a The Rolling Stones a tocar en esa ciudad del Noroeste de Inglaterra. El veto había sido impuesto luego de un recital en el Empress Ballroom local, el 24 de julio de 1964. Un hombre en la primera fila escupió a Brian Jones y Keith Richards reaccionó con diplomacia: se acercó al borde del escenario y le pateó la cara. Se armó una batalla campal con 50 heridos, asientos destrozados y un piano Steinway reducido a polvo. 

“En todo caso, sos mi cantante”

Charlie Watts, lo más parecido a un lord inglés en la banda, tiene un carácter fuerte. En noviembre de 1984, la banda se reunió para limar asperezas internas, sobre todo entre Mick y Keith, en Ámsterdam. A las cinco de la mañana, tras una recorrida por varios bares junto a Keith y con varios hectolitros entre pecho y espalda, Mick no tuvo mejor idea que llamar por teléfono a la habitación de Charlie, que dormía. “¿Dónde está mi baterista? ¿Está ahí mi baterista?”. Minutos después, Charlie apareció en la habitación donde estaban Mick y Keith impecablemente vestido y encaró al primero. Lo impecable le duró poco: “Jamás me volvés a decir ‘mi baterista’. En todo caso, vos sos mi puto cantante”. Y le encajó un piñazo de campeonato. 

Ron Wood, un hombre que cobraba sueldo por ser un Stone

Cuando Mick Taylor se fue en 1975, la banda quedó shockeada. Entre otros guitarristas, Jagger y compañía probaron a Jeff Beck (ya era una estrella con luz propia), Peter Frampton (otra), Wayne Perkins y Harvey Mandel. Ron Wood quizá era el menos virtuoso, pero fue el que más conectó, arriba y abajo del escenario, con Keith Richards. Aunque siempre fue considerado miembro oficial, recién en los ‘90 comenzó a percibir su parte de las ganancias de la banda en discos y giras. Antes cobraba un sueldo.

Leonel García

En menos de un mes, The Rolling Stones y su leyenda tocarán por primera vez en Uruguay. Cargan consigo una mochila de casi cinco décadas y media en la carretera, unos 200 millones de discos vendidos y el rótulo de ser la banda de rock más grande del mundo. La gira que los trae a esta parte del mundo, América Latina Ole Tour, es su 45° maratón de recitales. Son tournées agotadoras y negocios redondos: cuatro de ellas están en el top 15 de las más lucrativas de la historia. Sigue siendo solo rocanrol, pero les gusta y gustan; todo un mérito dada la vida de excesos que llevaron.

En sus inicios les auguraron poca vida. Recién luego, entre orgías y juergas, coqueteos con la muerte y el jet set, estadios repletos, groupies exprimidas y decenas de canciones antológicas, se fue armando la historia (de una banda) más grande jamás contada. Esa historia fue escrita a partir de pequeñas anécdotas no tan conocidas, sucedidas mientras las piedras seguían rodando.

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