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El histeriqueo masculino se propaga a través del celular

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salud, comunicación

COMPORTAMIENTO

Un fenómeno cada vez más frecuente: hombres que prometen grandes experiencias eróticas, pero se escabullen a la hora de hacerlas realidad.

La distancia ayuda, pero no es un requisito sine qua non para el cada vez más frecuente histeriqueo masculino. Lo que sí es indispensable es un smartphone. A través del teléfono, el hombre histérico seduce y excita. Deja a sus "objetivos" en un estado de conmoción erótica. Pero no concreta. Cuando la destinataria le pide para realizar al menos algunas de las varias cosas propuestas, empiezan los zigzagueos: que los amigos, que el asado, que la espalda, que la tía, que esto, que lo otro.

MARÍA, 26 AÑOS

Tomar té

"Me fui dos años a otro país y estando allá retomé el contacto con un ex en Uruguay. Fueron casi nueve meses de charlas, llamados, fotos... Todo muy hot. Ya nos conocíamos así que había cierta confianza. Al final volví. Y empezaron las vueltas. Todos los días era una excusa distinta. Hasta que un día le dije: Te paso a buscar. Estoy al lado de tu casa. No quería. Lo que quería era tomar un té. Y seguir dándome excusas. Al final concretamos, mientras se lamentaba sin parar. Después siguió inventando excusas y buscando razones para no vernos más".

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Estar en países distintos puede estimular la imaginación y contribuir a aumentar las expectativas sobre lo que ocurrirá cuando se anule la distancia. Pero también puede servir como la razón inapelable para no concretar un encuentro. 

malena, 29 años

"Me enloqueció"

"Me agregó a redes y empezó a chamuyarme. Estaba trabajando en el exterior. Volvió y me lo encontré en un boliche y me enloqueció invitándome a salir. Ese día, la que se fue al mazo fui yo. Luego, él se volvió a ir a trabajar al exterior. Cuando regresó al país y por razones laborales nos cruzamos, empezó todo de nuevo. Mucho mensaje y declaraciones. Al final le dije Ok, vamos a vernos. No me escribió nunca más".

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En el caso de María, el muchacho en cuestión era casi de la misma edad, unos veinte y tantos años. En el caso de Malena, se acercaba a los 40 años. El caso de Fabiana, en tanto, involucra a alguien mucho más joven, un adolescente. Hoy, que Fabiana tiene 23, lo recuerda así.

fabiana, 23 años

Ir en avión

"Conocí a uno que cuando yo estuve en otro país se hacía el capo. Era sexting a full. Poco menos que me decía ¡Me tomo un avión ya!. Cuando regresé a Uruguay, estuve como un mes tratando de combinar para verlo. Siempre tenía algo, y no hacía ningún esfuerzo por generar un hueco en su agenda. Obviamente, le calentaba más la distancia, o maquinarse por mensaje, que vernos".

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También los temas de salud pueden servir para dilatar la fecha en la que hay que concretar lo que se viene insinuando por mensajes a través de redes sociales o aplicaciones como WhatsApp.

jimena, 26 años

La espalda

"Nos conocimos de casualidad y pegamos ¡la química del mundo mundial! Besándonos como adolescentes y dándonos contra las paredes. Esa noche le dije que no pero nos seguimos viendo. Y cada vez que yo pretendía concretar siempre le dolía la espalda. Luego, cuando se estaba por ir otro país, me agitaba para concretar un encuentro. Pero, por la razón que sea, nunca podía".

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Estereotipos en entredicho

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Alguien que lea esto y ande medio desprevenido puede pensar que se trata de una epidemia de "franeleo" que ahora aqueja a los hombres. El estereotipo patriarcal dice que un hombre siempre está listo, siempre al pie del cañón para aprovechar la oportunidad que se presente de un encuentro sexual. "Arrugar" ante eso es, según este estereotipo, de "poco" hombre. El histeriqueo era dominio exclusivamente femenino, ¿verdad?

Resulta que no es tan así. Hace poco, la tuitera argentina @huerfanita_ lanzó la pregunta si, como a ella, a otras mujeres heterosexuales les pasaba que uno o más hombres les mandaban mensajes calientes y luego empezaban a escurrirse cuando se planteaba una fecha y un lugar concreto para un poco de placer carnal.

Obtuvo más de cien respuestas, más de 3.000 "Me gusta" y más de 300 retuits. Y la gran mayoría de las respuestas confirmaba lo que varios de los testimonios recogen en esta nota: hay muchos varones que desparraman insinuaciones e invitaciones en sesiones de chats pero les cuesta presentarse a la hora y el lugar señalados para consumar una relación sexual.

En términos históricos, parece ser un fenómeno relativamente reciente, aunque esa faceta novedosa probablemente sea también el resultado de que no se haya tenido en cuenta como materia de estudio antes. El terapeuta sexual Darío Ibarra u2014quien dirige el Centro de Estudios Masculinidades y Género en Uruguayu2014 explica que "este tipo de neurosis fue investigada y descrita por Josef Breuer y Freud entre 1882 y 1895 (y mucho antes por Jean-Martin Charcot), específicamente en las mujeres. Pero hoy ya no se habla de histeria femenina únicamente. Hay cada vez más varones con este tipo de neurosis o comportamientos".

"Hay que ver la cantidad de consultas por este tema, y la frustración que eso conlleva en muchas mujeres" u2014 Santiago Cedrés, presidente Sociedad Uruguaya de Sexología.

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El presidente de la Sociedad Uruguaya de Sexología, Santiago Cedrés, concuerda con que es cada vez más habitual: "Tendrías que ver la cantidad de consultas por este tema, y la frustración que eso conlleva en muchas mujeres", comenta Cedrés.

Para Cedrés, hay tres tipos distintos de varón "histeriquito". "Está el que tiene esa manera de vincularse: de seducir y agradar. Luego está el que es adicto a la seducción, que no es lo mismo que la adicción al sexo. El que no puede evitar intentar seducir a cualquier mujer que se le cruce, sea la que le vende el boleto en un ómnibus o lo atiende en la caja de un supermercado. Y, por último, está quien compensa su masculinidad seduciendo, pero que no concreta por un CCP (Complejo de Pene Pequeño), una disfunción eréctil o porque es un eyaculador precoz severo".

¿Por qué se incurre en este comportamiento? Para los expertos, siempre son varias causas, pero Ibarra destaca la maternidad. "Las causas pueden ser variadas, pero la que me parece más interesante es la que hace a la teoría de Bert Hellinger y Freud, respecto a su origen en la relación madre e hijo varón".

Respecto a eso, Ibarra expone que "el hijo varón se ha sentido menospreciado y devaluado por su madre durante su infancia y adolescencia, lo que conduce a que este hombrecito u2014cuando crezcau2014 buscará su madre en cada mujer que seduzca, logrando así, desde su comportamiento seductor (histérico), la mirada y el deseo de muchas mujeres. Cuando eso suceda, él las despreciará y las dejará pagando. Tal como hizo su madre con él durante las etapas más importantes de su desarrollo".

Tanto Ibarra como Cedrés coinciden en que es muy complicado establecer una relación con hombres así. "Lo veo en mis consultas", comenta Cedrés: "A menudo, la mujer piensa que porque se casó u2014o porque fue padreu2014, eso lo va a cambiar. Y no. Muchas veces, se trata de hombres que no pueden evitarlo. Son adictos".

Por su parte, Ibarra dice que aunque no se trate de un hombre histérico y efectivamente concrete el acto sexual, pasa que "no puede comprometerse fehacientemente con una mujer como pareja. En el fondo, existe cierto grado de misoginia, o sea miedo y aversión a las mujeres".

La solución pasa primero por reconocer que se trata de algo problemático. Saberse "ganador" u2014aunque no llegue a las sábanas acompañado de una mujeru2014 puede ser un impulso para el ego. "El hombre que solo busca seducir constantemente no puede vincularse con ninguna mujer sin dejar de pensar en lo erótico. Es todo agradar-agradar-agradar. No puede realizar siquiera algo tan cotidiano como pagar en un almacén sin recurrir a eso. Al final se termina perdiendo, termina perdiendo libertad", concluye Cedrés.

Así las cosas, estos hombres tienen casi todas las de perder: generan frustración en su entorno, y dejan escapar la oportunidad de una relación sexual que puede llevar a un compromiso más profundo. Por histeriquear.

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