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Furor por redes anónimas

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Adolescente y celular
Daughter looking a phone and ignoring her mother
David Pereiras Villagrá/Getty Images/iStockphoto

TECNOLOGÍA

Elegidas por adolescentes, permiten hacer comentarios sin revelar quién es el autor: ¿cuáles son y qué tener en cuenta?

Adolescente y celular

Los padres más perspicaces, los que utilizan Instagram o Snapchat, seguramente han observado que cada vez más adolescentes tienen, debajo de la foto de perfil, un link con su página en Sarahah. Una red anónima de Arabia Saudita que ya es furor en varios países de América Latina.

Esta aplicación permite crear una dirección web personal en la que cualquier usuario puede dejar un mensaje anónimo sin que se pueda contestar al comentario o continuar una conversación. En sólo unos meses se convirtió en una de las apps más descargadas del mundo. "Empecé a usar Sarahah hace unos días. Me enteré de esta red por las historias de Instagram de mis amigos y me pareció divertida. Lo que más me gusta es que todos pueden dar su opinión o expresarle a alguien eso que no se animan a decirle en la cara", dice Melina, una preadolescente de 12 años que vive en Buenos Aires.

Emanuel Werner, emprendedor de 20 años, también usa Sarahah, pero con un objetivo totalmente diferente. "La utilizo porque me parece interesante que mi red de contactos pueda enviarme mensajes de forma anónima brindándome su retroalimentación sobre el trabajo que realizo".

Según Emanuel, posibilita una interacción más sincera. "Con ella se vuelve al principio de Internet, cuando las personas utilizaban un alias y un avatar como fotografía, construyendo su propia identidad digital", detalla.

Ahora bien, aunque Melina asegura que a ella no le pasó, admite que a algunos amigos le llegaron mensajes agresivos. "Cuando aparecen esos comentarios, otros usuarios se manifiestan en contra y le dicen a quien lo escribió que eso debe decirse en la cara o en otro ámbito, porque Sarahah es para decir cosas lindas", aclara.

Mientras habla, su mamá, Denise, escucha atentamente cada palabra. "No sabía de la existencia de esa red. Y eso que pongo especial cuidado. Les hablo mucho tanto a Meli como a mi otra hija que tiene 15 años. Es que los chicos están más avanzados que nosotros en tecnología. Yo no les reviso las cosas, les tengo confianza y hablo con ellas para que estén atentas", dice sin salir de su asombro.

Pero lo cierto es que, como Denise, muchos padres no tienen idea de qué se trata esta aplicación ni las otras redes sociales anónimas que existen y que muchos chicos están usando. Si bien no son nuevas, recién ahora comenzaron a tener mayor masividad. "Son como el under de las redes sociales. Aunque en líneas generales Internet promueve que se digan a través de ella cosas que no podrías decir en persona, estas redes al ser anónimas lo potencian", afirma Belén Rey, directora ejecutiva de Argentina Cibersegura, fundación civil que trabaja en la concientización sobre el uso seguro de Internet y las tecnologías.

Entre las más utilizadas —además de Sarahah— se encuentra Whisper, que es una suerte de confesionario, donde los usuarios cuentan sus secretos de forma anónima y otros pueden responder y dar consejos desde el total anonimato.

Apps son vehículo para el bullying.

Entre 5% y el 10% de las interacciones entre adolescentes a través de las redes sociales contienen mensajes que podrían identificarse como ciberbullying, según un estudio de Panda Security divulgado por Europa Press. Además, detectaron que uno de cada cuatro casos de acoso escolar se comete a través de alguna plataforma como WhatsApp, Instagram o Facebook. Los videojuegos también pueden ser una potencial fuente de acoso, ya que al utilizar Internet los chicos también se comunican por allí, algo que no siempre es claro para sus padres.

Y Voxed, que fue desarrollada por un joven argentino, se ha hecho "famosa" debido al caso de Lara, la adolescente que anunció su suicidio en esta red un día antes de concretarlo. En este caso se puede crear y comentar contenido de forma anónima y sin límites: allí hay desde chistes o debates políticos hasta imágenes que incitan a la violencia, la pedofilia, al odio racial, sexual o religioso. A diferencia de las redes sociales como Facebook o Twitter, los usuarios acá no crean un perfil ni se identifican con una imagen.

Atención.

El atractivo de estas aplicaciones es que no requieren identificación del usuario y promocionan un uso indiscriminado de información que no pasa por filtro alguno acerca de su veracidad y su intencionalidad. "Detrás de la supuesta comunicación sincera y directa, puede auspiciarse la puesta en escena de impulsos nocivos sin consecuencias directas y desfavorecer así la construcción de la responsabilidad, componente imprescindible del desarrollo del sujeto hacia la adultez. Rumores infundados y falsas noticias son usados muchas veces para promocionar el bullying entre los menores, y con ello dificultar una de las principales características que se juegan en la adolescencia, la pertenencia a un grupo y la interacción dentro del mismo", asegura el psicólogo Gabriel Romano.

Desde Chicos.net, Andrea Urbas afirma que estos espacios permiten hablar sin responsabilidad. "A través de ellas pueden acceder a contenido que debería ser para adultos; algunos usuarios se agreden y otros buscan espacios de contención o consejos de desconocidos", resume.

Otro gran peligro es que los usuarios no son sólo adolescentes, también hay adultos. "El problema es que al ser mensajes anónimos es difícil llegar a la persona que lo escribió y muchas veces se subestiman los mensajes de destrucción, soledad o tristeza porque hay muchos mensajes de este tipo en esos sitios", dice Juliana Nieva, psiquiatra infantil.

También es un riesgo usar estas redes sociales como un terapeuta o para pedir ayuda. "Es clave el control del adulto, que sepa qué aplicaciones baja su hijo, qué páginas ve. Si bien se pierde el control total hay que estar atento, porque nunca se sabe con quién se contacta el chico e, incluso, la culpa que puede generarle a quien no contuvo a una persona que le pidió ayuda por estas redes", explica Nieva.

Claudio Waisburg, neuropediatra, también advierte que los cibercriminales las están usando para estafar o infectar dispositivos. "Escriben un mensaje que ofrece saber quién les escribió junto a un link. Jamás hay que hacer clic a los enlaces enviados a través de un mensaje anónimo. Tampoco deben proporcionar datos personales a un remitente desconocido. Por otro lado debemos decirles a los jóvenes que no hay que hacer caso a la información que proviene de un anónimo", expresa. 

Diálogo con hijos es clave.

Todos los entrevistados están de acuerdo que lo más importante es mantener el diálogo entre padres e hijos, y brindarles información. "Los problemas surgen cuando los padres ignoran la existencia de este tipo de aplicaciones y las posibilidades que tienen los chicos en ellas. Enseñar con el ejemplo y establecer medidas de seguridad es los que va a garantizar que puedan disfrutar de la tecnología de forma segura", sugiere el neuropediatra Claduio Waisburg. La psiquiatra Juliana Nieva coincide y agrega: "Es como cuando salen de noche, tampoco tenemos el control total de los chicos y sólo podemos darles recomendaciones. La clave es hablar y darles información para que ellos puedan elegir ser usuarios o no de determinada aplicación, qué importancia darle a esos comentarios, y pedir ayuda cuando algo no les gusta o los incomoda".

Tan incómodo como útil.

Para la experta Belén Rey, el desafío para los adultos es incomodarse, que se bajen la aplicación, que la usen y que conozcan de qué se trata. "Es importante conocer lo que están usando y conversar con los chicos para ver cómo la utilizan, hablar sobre los peligros e inculcarles valores de ciudadanía digital", detalla. Para concluir, Marcela Czarny, directora de Chicos.net, resalta que es fundamental construir puentes. "Hay un abismo entre nuestro mundo y el de esos chicos y chicas. ¿Qué podemos hacer los adultos? Construir puentes entre generaciones, entre culturas. Puentes a través de los cuales podamos conocer más lo que sienten, temen, hacen y sugieren nuestros hijos e hijas, alumnos y alumnas. Aprender de ellos y transmitir los valores que pretendemos que perduren en las próximas generaciones".

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