NOMBRES

Quienes ya vieron la primera temporada de la serie de Netflix Rey Tigre quedaron fascinados por este personaje que, por decirlo de una manera suave, es “colorido”. La atracción de Joe Exotic y su historia es tal que hace poco se estrenó la segunda temporada, un documental con un montón de ingredientes iguales de atractivos que el protagonista: grandes felinos que a veces hasta se morfan medio brazo de una cuidadora, sexo, enfrentamientos tan apasionados como peligrosos y, cómo no, crímenes.

¿Cómo llegó Joe Exotic a ser quien es? Bueno, su camino fue, como el título de la canción del álbum Let It Be, “long and winding” (largo y sinuoso). Exotic no nació con ese apellido, claro. Se lo puso para monetizar su trabajo como cuidador de tigres, panteras, leopardos y otros grandes y peligrosos felinos. Pero el apellido de su certificado de nacimiento tampoco es para despreciar: el señor dio sus primeros pasos como Joseph Allen Schreibvogel (que luego, por matrimonio, cambió a Passage-Maldonado).

Su primer trabajo fue el de policía -donde llegó al cargo de jefe con tan solo 19 años, algo que se explica porque trabajaba en una comisaría de un condado muy chico- y tal vez de ahí le quedó cierta predilección por las armas de fuego. Pero también es probable que esa preferencia (en la serie se lo ve a menudo portando un revólver como los antiguos cowboys, en una canana atada a un cinto de cuero) sea fruto de la cultura estadounidense, calificada por muchos como “gun crazy”.

En el país de Walt Disney, que construyó un imperio cultural con películas que humanizan a animales, no resulta del todo sorprendente que Exotic haya hecho, a su manera y en una escala más chica, algo similar.

Él y su hermano Galond eran, al parecer, muy unidos (no así con los otros hermanos): compartían la pasión por los animales. De hecho, Galond solía llevar todo tipo de bichos a la casa familiar, desde hurones a mapaches. Cuando Galond falleció en un accidente de tránsito, Joe recibió parte del dinero que le correspondía por un seguro de vida que tenía su hermano, y con esa suma abrió un “zoológico”, al que bautizó como Galond Wayne Zoo. Al principio tenía unos pocos especímenes, y eran principalmente mascotas más o menos comunes. Pero no tardó mucho en empezar a tener animales bastante más grandes y, en varios casos, en peligro de extinción o en una situación comprometida en cuanto a las posibilidades de vivir en su hábitat natural.

De a poco, empezó a llamar más y más la atención alrededor. Los felinos eran el imán (también tenía osos, chimpancés y serpientes, entre otros), pero él mismo era una de las atracciones del zoológico que había convertido en su negocio. Con el pelo teñido, el revólver en la cintura, los múltiples aros en las orejas y los ojos maquillados, Exotic era parte de la oferta del G.W. Zoo.

Pero no solo él. El personal era tan, valga el juego de palabras, exótico como el dueño. Uno andaba sobre dos piernas artificiales. Otro parecía una cruza de hippie con motoquero fuera de la ley. A otro le faltan casi todos los dientes, y así. En una parte de la serie, alguien se refiere al personal como unos “inadaptados”, que fueron acogidos por Exotic porque él mismo se sintió así en algún momento de su vida. Como, por ejemplo, cuando su padre se enteró -uno de los hermanos fue el buchón- que él era homosexual.

De acuerdo a un perfil de Exotic publicado en la revista Texas Monthly, el padre le hizo jurar que no se hiciera presente en el funeral cuando muriera. De acuerdo a ese mismo perfil, Exotic se sintió tan herido por la actitud del padre que intentó matarse conduciendo su auto a toda velocidad y estrellándose contra un obstáculo de cemento en un puente.

Cuando arrancó, Exotic tenía una noción rudimentaria pero acertada sobre la importancia de promocionarse a sí mismo a través de aquellos canales que estuvieran a su disposición. Por ejemplo, transmitía una suerte de programa de televisión a través de Internet. Era todo muy crudo y básico, pero en un momento conoció a un exproductor de televisión, Rick Kirkman, que tuneó las ideas de Exotic y convirtió a esas transmisiones precarias en algo parecido a un programa televisivo hecho y derecho.

Dicen que el camino hacia la cima está rodeado de enemigos, y el de Exotic no es la excepción. La némesis del tejano se llama Carole Baskin, una apasionada de los felinos como Exotic. El encono entre ambos es tal que se enfrentaron judicialmente. En la serie se narran episodios sórdidos de esa enemistad, como cuando Exotic le envía serpientes venenosas por correo. O cuando Baskin hace seguir a Exotic por donde él vaya para delatarlo a las autoridades de que maltrata a sus animales (Baskin, como también se da a entender en la serie, no parece ser trigo limpio y ella ya protestó por cómo se la retrata).

Sin revelar demasiado, Baskin sale victoriosa de ese match, pero no habría que dar por derrotado del todo a Exotic. A pesar de que actualmente parece estar en las últimas, Exotic aparenta tener resiliencia para tirar para arriba. Se verá.

Más allá de Exotic y Baskin, Rey Tigre también tiene otros personajes que hacen del visionado de la serie algo así como otra visita a un zoológico, pero humano. Doc Antle, por ejemplo, una suerte de “gurú” que tiene varias esposas a las que hace trabajar de sol a sombra. O Mario Trabaue, que también tiene un zoológico como el de Exotic pero al que solo se puede entrar con invitación. Trabaue era narcotraficante (“Vendía drogas para costear mi adicción a los animales exóticos”) y estuvo 12 años en la cárcel. Hubiese estado más porque la condena así lo indicaba, pero logró apelar la sentencia y recuperar su libertad.

¿Otro? Tim Stark, que anda con un rifle automático como quien lleva termo y mate acá, y que dice que “si una ley resulta injusta, es nuestro deber oponernos a esa ley”. Según él, está parafraseando a Thomas Jefferson cuando se refiere a la ley que actualmente prohibe, en Estados Unidos, el comercio -bajo cualquier forma, aún cuando no haya dinero de por medio- de especies en peligro de extinción.

Pero esta galería de ¿inadaptados? no es el único atractivo de Rey Tigre. Además de lo sensacionalista que puede resultar la exposición de personajes como Exotic et al, la serie también echa luz sobre la muchas veces compleja situación de muchas especies animales en Estados Unidos, donde actualmente hay más tigres y otros felinos en cautiverio que los que existen en el mundo en libertad. El comercio ilegal de estos animales solo parece ser la punta del iceberg de esa problemática.

Abajo de esa parte visible surgen preguntas sobre por qué la fascinación por los tigres, y cómo a veces se los usa para aumentar la autoestima o para manipular a otros.