LIBROS

Una colección de cuentos del brasileño Rubem Fonseca es una inmejorable oportunidad para conocer al gran autor carioca.

Locos, marginales, prostitutas, criminales, una galería variada y extrema. Como una corriente helada que atraviesa el calor carioca así son los personajes y las situaciones que recorren las historias de Rubem Fonseca, una gloria de las letras brasileñas que es escasamente conocido en estas latitudes, pero para un amplio público lusoparlante es ya un verdadero clásico.

Para quienes no conozcan aún la literatura de este autor nacido en Minas Gerais en 1925, Historias cortas (Tusquets, $ 420) es una inmejorable puerta de entrada. Se trata de 38 cuentos breves, algunos de poco más de dos páginas, que van pintando con trazos gruesos y a la vez precisos el fresco desconcertante de una sociedad contradictoria, llena de luces y sobre todo de sombras.

Rubem Fonseca es un precursor de la novela negra en Brasil, género que le ha servido de excusa para lograr los retratos más impiadosos de la sociedad carioca. En esa línea se destaca una de sus obras más celebras, El gran arte. Fonseca es un gran conocedor del medio ya que, entre otras cosas, fue comisario de la Policía en un distrito de la populosa Río de Janeiro. Aunque sus tareas eran más de escritorio que de calle, Fonseca alcanzó un conocimiento de primera mano que más tarde volcaría en sus historias. En aquella época, a mediados de la década de 1950, los policías actuaban más como jueces de paz que como policías.

Tenía 38 años cuando por fin se definió como escritor. Desde el principio mostró su maestría en el género breve, sus cuentos suelen ser afinadas pinturas donde el sexo, la violencia y la crueldad dejan estupefacto al lector.

"El efecto escalofriante que sus historias producen se incrementa porque se evitan las complicaciones accesorias al diseño esencial del relato; es decir, nos sentimos de inmediato arrastrados por el vórtice de la trama", apunta José Miguel Oviedo, de la revista Letras Libres, citado en la solapa del libro.

Rubem Fonseca, a la manera de Salinger, evita por todos los medios las entrevistas y cualquier comparecencia pública. Ha recibido el Premio Camões —el más importante de la lengua portuguesa—, el Premio Konex, el Juan Rulfo de literatura latinoamericana y del Caribe, entre otras distinciones.