NOMBRES

Najwa Nimiri es grotesca. No tiene pelos en la lengua y no hay nada que detenga su dedo mayor cuando quiere expresar desprecio o enojo o desenfado. Najwa Nimiri tiene algo de Zulema —su personaje en Vis a Vis— y de Alicia Sierra —su personaje en La Casa de Papel— , los dos papeles que la han posicionado a nivel mainstream internacional. Cuando habla en las entrevistas, Najwa Nimiri parece tomar siempre el control, llevar la charla por donde guste y, si incomoda, allá los otros. Najwa puede parecer incómoda o provocadora o intimidante.

Acercarse a ella casi por primera vez —o desde la casi ignorancia absoluta de su trayectoria y vida— es encontrarse con una superficie difícil de roer. ¿Quién es? ¿Por qué llegó hasta donde está hoy? ¿Por qué la aclaman? ¿Por qué hay un video en YouTube hecho por fanáticos que se titula “Najwa siendo Najwa’’ donde casi el cien por ciento de las imágenes que se recopilan la muestran poco amable —o más bien poco protocolar, lo de la amabilidad ya es subjetivo—?

Najwa es actriz y cantante, tiene 49 años y los ojos grandes casi como un animé —pienso que un personaje tan de cómic como Zulema se enriqueció de esa mirada perturbadora que logra la actriz. “Nosotros siempre quisimos con Zulema algo bastante arquetípico, de cómic, que tuviera un dibujo muy claro”, dijo Najwa al Huffington Post—. Es española de padre jordano y madre vasca y dice que nunca recuerda el nombre de nadie porque al suyo siempre lo pronuncian mal. Dice, además, que tampoco le interesa explicar a nadie cómo se pronuncia “Najwa”, que significa tigre. 

Encontrarse a Najwa casi desde cero es ver esa rispidez en las respuestas medidas y escuetas que da en cada entrevista, pero que denotan, enseguida, a alguien que lo que quiere es poder actuar y cantar sin la necesidad de tener que vender su privacidad y su historia a las páginas de revistas. “Trabajo”, respondió más de una vez en una entrevista con la revista Hola a preguntas sobre el éxito o sobre el tiempo libre o sobre el confinamiento o sobre su refugio o sobre un día normal en su vida. Y si le preguntan por amor dice que se enamora todo el rato. “¿De qué? De un gorrión, de un pájaro, de un lemur... Me fascino y me enamoro con muchísima rapidez. Pero igual que te enamoras rápido, te desenamoras pronto”. Lo demás es “trabajo”, “trabajo”, “trabajo”.

Y así, trabajando, lleva en su lista 35 títulos como actriz (dato de IMDB), con años sabáticos en el medio en los que decidió dedicarse a la vida casera y la maternidad. Najwa es madre de Teo (17 años) y dice que el mayor reto al que se ha enfrentado en la vida ha sido ese, criarlo.

Quizá el papel más emblemático o el primero que la puso en vista de los ojos más atentos de la cinemateca española fue el de Ana en Los amantes del círculo polar, una película de 1998 en la que los protagonistas se enamoraban de niños y se reencontraban años después, adultos, en un país que no era el suyo. Una película a la que la actriz recuerda como “un vals” de un tiempo y un romanticismo que no vuelve. “El mundo es mucho más duro, tío. Aquel fue un momento precioso y hay una generación que todavía recuerda que existió ese vals. Los niños ahora están jugando con consolas matando gente”, contó a El País de Madrid.

Y así, también, sucedieron otros títulos como Salto al vacío (1995), Pasajes (1996), A ciegas (1997) y un largo etcétera de películas con un trasfondo violento, con esos personajes por los que Najwa suele destacar ante la audiencia. O Lucía y el sexo (2001) o Quién te cantará (2018) con tramas más dramáticas que le dieron algunas de sus nominaciones a los Goya que nunca ganó.

En un video en el que está “cara a cara” con Alba Flores, su colega en Vis a Vis, Najwa habla sobre su “fortuna” al hacer papeles que le quedan bien, los de mala, y dice: “Pasada una edad yo siempre digo que eres madre o eres mala. Decides qué es lo que quieres hacer, si de mala o de madre. Yo decidí de mala (..) Lo complicado a partir de una edad es hacer de mala sin concesiones (...) Yo siempre digo que la moral depende de la necesidad y que puedas hacer malos sin concesiones denota que la gente está muy jodida”. A La Vanguardia le dijo que ser actriz no fue su sueño de toda la vida y que en su carrera solo hay películas imprescindibles porque hizo las que quería hacer y no solo por llenar las hojas de un curriculum.

Y luego, o en paralelo, estáNajwala que compone y canta. La que recita canciones que han sido parte de su vida. La que saca discos —sola o con el dúo Najwajean— y se desliza entre lo melódico o lo electrónico del trip hop o los boleros que, descubrió después, conocía de su infancia. Dice Najwa que en su casa —una de padres doctores— no eran de la música pero que su madre le cantaba Muñequita Linda. Y Muñequita Linda es la que abre su último disco, AMA. Najwa sacó la música y el arte de su propia ruta, del Madrid al que se mudó a los 17 años. Primero fue el funk, luego el teatro. Cuando en 20 minutos le preguntaron de dónde viene su arte, respondió: “De mi carencia absoluta de conocimiento matemático”. Ah, sí, cuando una intenta conocer a Najwa a través de lo que muestra Internet descubre al final —y siempre desde la mirada subjetiva— que Najwa a la rispidez la contrarresta con ingenio.