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Los clicks son hits

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¿Cuánto cobran los músicos uruguayos por estar en las plataformas digitales de música, como por ejemplo Spotify? Las perspectivas de una herramienta para la difusión de canciones.

Es la plataforma digital más codiciada por los artistas musicales. Quieren estar ahí porque perciben de manera intuitiva que no figurar en Spotify es el equivalente a "no existir". Pero ¿cómo les va financieramente a los artistas uruguayos en esa y otras plataformas? Depende a quien se le pregunte, pero a primera vista da la impresión que no son fortunas las que se construyen (al menos para una parte importante de los músicos), y que es una vidriera importante principalmente para aquellos artistas que ya tienen una convocatoria considerable.

Un poco de contexto: Spotify y otras plataformas de reproducción de música en línea (streaming) —como Apple Music y Claro Música, por ejemplo— son servicios a los que uno se puede suscribir pagando una cuota mensual relativamente accesibe. De esa manera, los suscriptores acceden por una suma sensata (en el caso de Spotify, unos 10 dólares) a un catálogo de incontables discos y canciones, un tesoro musical al que se llega solo con unos movimientos sobre la pantalla de un teléfono celular.

A su vez, esas empresas le pagan a los artistas (a través de los sellos que aglutinan a los artistas, y también a las administradoras de derechos de autor e interpretación) por la cantidad de reproducciones de las canciones realizadas por los suscriptores. De esa manera, se circunvala el impulso pirata que durante años aquejó a quienes detentaban el derecho de realizar copias de la obra gestada por él o la artista. Al menos, así es en teoría.

Pero cuando se sale de lo abstracto y se empieza a transitar por lo concreto, el camino que va de la reproducción de la canción al bolsillo del creador no es lineal. Para empezar, entre la música en sí y la plataforma hay una entidad —una distribuidora digital que por supuesto cobra por su trabajo— y que se encarga de hacer que la música esté disponible en Spotify u otras plataformas.

Además, la cantidad de dinero que se obtenga por cada una de las reproducciones dependerá en parte del contrato firmado con el sello, y de lo organizado y metódico que sea la gestión de esos derechos y regalías cuando se transita por el camino de la independencia de un sello u otra empresa de contenidos.

Todo eso, claro, es una tarea más apta para contadores y abogados. Los artistas, en ese sentido, deben poder confiar en el sello o la compañía con el cual firman su contrato y por el equipo de representación y manejo artístico que se tenga. Si se tiene.

"Nunca vi un peso", dice la cantante y compositora Alfonsina, que tiene sus dos álbumes —El bien traerá el bien y el mal traerá canciones, 2014 y Pactos,  2017 en Spotify y en las restantes plataformas. Por eso, le llamó mucho la atención que, charlando con integrantes de una banda de rock "indie" argentina, estos le dijeran que gracias a Spotify, habían cobrado lo suficiente como para poder costearse una gira europea. "Debería estar más informada", reconoce Alfonsina y agrega que la consulta le llega justo en un momento en el cual está pensando en cómo es que funciona este sistema.

Alfonsina
Foto: Difusión

Gonzalo Deniz, más conocido como Franny Glass, está en el mismo proceso de exploración que Alfonsina, intentando saber más sobre los recovecos del negocio digital. "La primera vez que cobré por algo digital fueron 800 dólares. Fue una liquidación por los dos primeros años en los que estuve en plataformas digitales. Es muy poca plata por dos años. La segunda vez, fueron unos 500 dólares y si veías la cantidad de reproducciones y eran un montón (una de las canciones de Deniz, Hoy no quiero verte nunca más, tiene más de un millón de reproducciones en Spotify). Se ve que estuvo en una playlist de esas que arman. Entonces uno piensa 'Estoy cobrando centésimos'."

tapa disco Planes de Franny Glass
Foto: Difusión

Nicolás Molina, por su parte, es un músico atípico en ese sentido. Independiente y radicado en Aguas Dulces, ha conseguido no solo llegar a lugares de mucho prestigio (como por ejemplo la estación de radio estadounidense KEXP, referencia ineludible para el rock de variante indie a través de los conciertos que transmite), sino también financiar aspectos importantes de su trayectoria gracias a la presencia que tiene en la web. Molina cuenta que la mezcla del álbum El folk de la frontera (Molina y Los Cósmicos, 2016), se la pudo financiar gracias a lo que recaudó de la presencia digital del primer disco, El desencanto (2014): aproximadamente 1.500 dólares.

tapa disco El folk de la frontera de Molina y Los Cósmicos
Foto: Difusión

Al ser independiente (edita su música a través de su propio sello discográfico), Molina tiene que lidiar con aspectos burocráticos que otros artistas delegan, pero que le dan mayor incidencia y visión, más allá de que le insume tiempo y esfuerzo en cosas que no parecen muy estimulantes para la creatividad musical.

Hay que diferenciar, dice, entre streaming y descargas. "La plata dulce es por las descargas. Calculo que la proporción es 70/30, o incluso 80/20", comenta el músico. "El streaming paga muy poco", sentencia. Para Molina, la plataforma Bandcamp —en la cual uno mismo puede subir su música y ofrecerla "a voluntad" si así lo desea— es el camino más rentable para un músico que no cuenta con la musculatura de un sello importante para promoción y mercadeo.

Pero por ahora, el streaming es el canal más importante para estar disponible y, en el mejor de los casos, hacerse conocido. La intérprete y autora Malena Muyala, quien actualmente se encuentra grabando, dijo a Domingo que es cada vez más grande la parte de ingresos digitales por su música. Al menos en Argentina, donde el sello Los Años Luz edita sus discos. "Cada vez es más grande la porción de ventas digitales, aunque en Uruguay sigo teniendo buenas ventas en formatos físicos. En Argentina, calculo que el 60% de mis regalías corresponden a ventas digitales", comenta la cantante, que por otra parte admite que es algo indiciplinada para gestionar este tipo de trámites. Y todos coinciden en que necesitan involucrarse más para saber cuánto arrojan los clicks.

La calculadora para poder cobrar

Por suerte, hay gente que se encarga de calcular cuánto vale cada una de las reproducciones de las canciones que se escuchan en distintas plataformas como Spotify. En la web de Digital Music News se publican periódicamente informes y análisis sobre el estado de la industria musical. En el más reciente informe de cuánto dinero arrojan los distintos servicios de streaming musical, la empresa más grande, Spotify, es una de la peores calificadas del mercado musical estadounidense: 0,00397 dólares por cada reproducción. Con 100.000 reproducciones se llega a 397 dólares, en teoría y sin tener en cuenta ningún otro tipo de costos de intermediación. En el caso de la canción de Franny Glass mencionada en la nota principal, a su autor le correspondería unos 4.500 dólares, porque superó el millón de reproducciones. Pero Franny Glass, como tantos otros artistas uruguayos, tiene por ahora un promedio de reproducciones mucho más bajo por canción.

NICOLÁS FERVENZA, MANAGER DE NTVG

Un camino que se acorta

La canción con más reproducciones en Spotify de la banda No Te Va Gustar es A las nueve, con más de 26.000.000 de escuchas. Eso equivale, de acuerdo a los datos calculados por Digital Music News (ver La calculadora...). El manager del grupo, Nicolás Fervenza, comenta de esa suma hay que sacar costos por distribución digital, administración de derechos e impuestos. "En el tema de los impuestos me pierdo un poco, pero se pagan según el territorio", afirma.
Para él, las plataformas digitales no necesariamente son un buen negocio, pero dice que "por lo menos son un negocio. Se está saliendo de un vacío. La industria discográfica había colapsado. Ahora tiene por lo menos un horizonte. Hay mucha gente que es muy optimista al respecto, yo no lo soy tanto. Pero por lo menos la cosa funciona. Los artistas siguen grabando discos y tienen por lo menos un mercado".
Estos soportes posibilitan la llegada inmediata a un público potencialmente muy grande.
En el caso de NTVG, la esperanza de llegar a mucha gente ya se cumplió. La banda tiene en su canal de Spotify, según lo que afirma su representante, algo más de un millón de usuarios mensuales. "Es gente que te escuchó por lo menos una vez durante el mes", explica Fervenza, quien agrega que se trata de aproximadamente un millón de argentions y 100.000 mexicanos. Esa cantidad se divide entre quienes buscan activamente a NTVG en el motor de búsqueda de la plataforma, y los que llegan a escuchar al grupo porque alguna de sus canciones figuran en una playlist, una modalidad de consumo musical que se estima muy importante y que Spotify promociona metódicamente. "Alguien está escuchando a Los Fabulosos Cadillacs en México y luego puede escuchar una canción de No Te Va Gustar. Además, se puede llegar a lugares que antes eran imposibles, tanto para una banda de Uruguay como una de Tailandia. El lanzamiento del disco es mundial".
Pero según Fervenza, las plataformas digitales también tienen un componente que complementa el racconto puro de las reproducciones: la difusión.

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