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Cartagena, la joya del Caribe colombiano

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VIAJES

Uno de los destinos preferidos por los que visitan Colombia, Cartagena de Indias es una mezcla perfecta de pasado colonial, playas de ensueño y el legado de un premio Nobel de Literatura

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Cuando el avión toca la pista del aeropuerto Rafael Núñez de Cartagena de Indias es cerca de la medianoche, pero la temperatura al salir de la terminal aérea no da indicios de que el sol se ocultó hace horas en esta ciudad colombiana. Ubicada en el extremo Norte de América del Sur, Cartagena de Indias puede ser descripta de varias maneras: uno de los puertos más importantes de este lado del mundo para la Corona Española durante siglos, Patrimonio Histórico y Cultural de la Humanidad según la Unesco, y el lugar donde están las cenizas de Gabriel García Márquez, el Nobel de Literatura que hizo sus primeras armas en el periodismo en ese punto del mapa sobre el Mar Caribe.

Cartagena de Indias es también uno de los destinos turísticos más importantes de Colombia. La ciudad tiene una fórmula ganadora capaz de seducir a cualquier visitante: un centro histórico que conserva su pasado colonial, sus calles angostas, sus construcciones que cargan siglos en sus espaldas y sus murallas, a lo que suma playas de arenas blanquísimas y agua transparente.

Pero, ¿cómo decidir qué visitar durante una estadía en esta ciudad cuya fundación se remonta a 1533? Lo que sigue son cuatro sugerencias para tener en cuenta si se está planificando un viaje a esta joya caribeña.

La muralla.

Uno de los grandes atractivos de Cartagena de Indias es su muralla, que se levantó en el siglo XVI, como respuesta al mal trago que la colonia había pasado por el ataque del legendario capitán inglés Francis Drake. Hoy la ciudad creció por fuera de este perímetro de piedra, ideado para proteger a un puerto clave de España del ataque de piratas y naciones enemigas. El celo con el que los españoles protegieron el lugar tenía una explicación: por su puerto salía gran parte del oro y las especias que tenían como destino Europa.

Hoy la muralla no cumple ese rol de protección. En cambio, se transformó en uno de los lugares preferidos de los turistas por las vistas de la ciudad que brinda. Al atardecer, uno de los sitios clásicos para mirar cómo el sol se pone sobre el Caribe es Café del Mar, que tiene decenas de mesas estratégicamente ubicadas para el ocaso. Quien llegue hasta ahí sin intención de consumir nada también es libre de ocupar una de las mesas.

Centro y San Diego.

Por su tamaño, Cartagena de Indias es ideal para recorrer a pie. Plano en mano (y sombrero en la cabeza), es la mejor forma de conocer la zona céntrica —que tiene algunos de los sitios más emblemáticos— y el lindero barrio de San Diego (ambos están dentro de la ciudad amurallada).

Para aprovechar mejor el tiempo en la ciudad, una opción recomendable es hacer alguno de los walking tours que se ofrecen. En Internet se puede encontrar varias propuestas de este tipo, que permiten caminar Cartagena de Indias con alguien que la conoce como la palma de su mano. Estos recorridos no tienen un precio fijo pero el guía sí esperará recibir una propina al final del paseo.

En general, estos tours arrancan en la Torre del Reloj. Los arcos en la muralla que hay allí son considerados la entrada principal a la ciudad. La torre se construyó en el siglo XIX, pero antes de eso el lugar era donde se instalaba el mercado de esclavos de Cartagena de Indias. Además de ser un punto estratégico para España por ser el lugar de partida de las riquezas que extraía de América, era también una de las principales puertas de ingreso para el tráfico de negros esclavos africanos.

Durante unas tres horas este recorrido guiado lleva al visitante por los sitios más icónicos de Cartagena de Indias, como la Plaza Santo Domingo —donde se puede ver una de las "gordas" del escultor colombiano Fernando Botero—. Ahí también se puede ingresar al Centro de Formación de la Cooperación Española, que funciona en un edificio restaurado donde antes era el Claustro de Santo Domingo. Se permite entrar y vale la pena tomarse unos minutos para conocer el interior (sobre todo su despampanante patio).

Si en el corazón histórico de Cartagena de Indias predominan las construcciones de dos pisos con balcones hechos de madera y fachadas donde un amarillo pálido es el color más elegido, basta caminar algunas cuadras y adentrarse en San Diego para que el escenario cambie. Las casas ahí son más nuevas y los colores vibrantes —rosa chicle, celeste, violeta— cubren los frentes.

En Cartagena de Indias hay que prestar atención a las puertas porque cuentan la historia de las familias que vivían tras esos muros siglos atrás. En la época de la dominación española, los llamadores (de bronce, la mayoría) se usaban para identificar qué origen tenían en esa casa: si era un león, se trataba de una familia con lazos con el mundo militar; algo marítimo (una sirena, un caballito de mar) informaba de lazos con la marina mercante, y una iguana era señal de relación con la monarquía española.

La huella de García Márquez.

Gabriel García Márquez llegó a Cartagena de Indias a fines de la década de 1940 para completar sus estudios de Derecho, que había empezado en Bogotá. Él, nacido en Aracataca, un pueblo sin mar, eligió a esta ciudad sobre el Caribe como uno de sus lugares en el mundo. El primer premio Nobel colombiano —la organización sueca se lo dio en 1982 por Cien años de soledad— se convirtió en una figura que se asocia a la ciudad, vestido con su incondundible guayabera blanca, una ropa de lino que usan los hombres caribeños para sobrellevar las temperaturas altas. Tan es así que las cenizas del escritor —que falleció en 2014— están en un mausoleo en el patio del Claustro de la Merced, una edificación construida hace cuatro siglos y donde funciona la sede de la Universidad de Cartagena.

Pegada a la muralla, en una esquina y con vistas al Mar Caribe, está la casa que García Márquez tenía en Cartagena de Indias. El lugar no está abierto al público —desde la calle no se puede ver mucho más que los muros terracotas que rodean a la casa— pero es una parada obligatoria para cualquier fanático de su obra.

Además, de la mano de la Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano (que el escritor creó en 1994 y cuya sede está en esta ciudad) y el gobierno colombiano, se están dando los toques finales para abrir las puertas en junio de 2018 del Centro Gabo. Estará ubicado en el Palacio de la Proclamación, un edificio del centro histórico que está siendo restaurado para albergar esta iniciativa que tendrá como cometido conservar el legado del cataquero.

Isla Barú.

Cartagena de Indias está rodeada por el Caribe, pero si lo que se quiere es hacer playa los lugareños recomiendan moverse algunos kilómetros para que la experiencia sea todavía mejor.

Una de las opciones que hay, a unos 45 minutos desde el centro de la ciudad, es Isla Barú. Por la corta distancia desde el Centro es un paseo ideal para hacer por el día.

Se puede acceder por carretera —hace algunos años hicieron un puente que lo permite— o también por barco. En general, si se pregunta en los hoteles ofrecen realizar la reserva a través de varias empresas que se encargan de realizar paseos por la zona.

Playa Blanca es de las más populares de la isla. Justamente por esto es aconsejable llegar temprano —las empresas que brindan este servicio en general ofrecen más de un horario de salida— . El paquete incluye el almuerzo y el transporte hasta el lugar, pero el resto (desde lockers donde dejar las pertenencias hasta una reposera o travesías en lancha) tiene un costo extra. Por este motivo, la presencia de vendedores ambulantes en la playa es una constante.

Una vez instalado, lo único que queda es recostarse y disfrutar de un entorno digno de una postal: mar turquesa, arena que hace honor al nombre del lugar y, de fondo, el ruido de las palmeras.

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