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Carlos Maslatón, el liberal a ultranza que creció escuchando radios comunistas

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Carlos Maslatón
Carlos Maslatón.
Foto: Archivo

NOMBRES

A pesar de que no forma parte de ningún partido político, el polemista argentino tiene una atendible influencia sobre el debate y la opinión pública.

Algunos datos básicos de Carlos Maslatón: nació en 1958, de joven fundó la agrupación política universitaria Unión Para La Apertura Universitaria, su primera incursión en la política formal. También llegó a ser diputado nacional, en 1987, para luego alejarse de la política y dedicarse a los análisis del mercado financiero. Su presencia en redes sociales: en Facebook tiene casi 40.000 seguidores, en Instagram 37.000 y en Twitter 174.000. O sea, un tipo si no famoso, sí reconocido. Curiosamente, no tiene una entrada en Wikipedia en español, pero sí tiene una en inglés.

A pesar de que hace añares que dejó activamente la política partidaria, sus aportes son tenidos en cuenta por muchos, entre ellos la nueva estrella de la política en Buenos Aires: Javier Milei. De hecho, en la foto de cabecera de su cuenta de Twitter, Maslatón tiene una imagen de un acto masivo de Milei.

Carlos Maslatón - Javier Milei
Maslatón con Javier Milei.

Y para que no le queden dudas a nadie, en esa misma cuenta Maslatón se define así: “Liberal del capitalismo manchesteriano. Derechista nacional anticomunista. Abogado UBA. Elliott Wave Technician. Bitcoinero. Apoyo a Milei Presidente 2023”.

La definición es contundente en su honestidad intelectual. Maslatón no vende gato por liebre. Pero como la política argentina es lo que es —digamos imprevisible, para ser diplomáticos— puede costar ubicar a Maslatón en un casillero determinado y dejarlo ahí. Uno pensaría que si apoya a Milei, se declara “liberal” y anticomunista estaría en el bando opuesto al kirchnerismo. No porque el kirchnerismo sea equivalente al comunismo (no lo es bajo ningún concepto, por más que muchos de los ahora autodenominados libertarios lo repitan ad nauseam), sino porque como fuerza política y electoral, el kirchnerismo es anatema para las huestes de Milei y otros de esa tribu.

Sin embargo, Maslatón no tiene problema alguno en decir a viva voz que en las últimas elecciones presidenciales argentinas, las de 2019, votó a Alberto Fernández. Además, ha aparecido varias veces invitado en el canal C5N, señal identificada con el kirchnerismo. Además, no duda en calificar a Horacio Rodríguez Larreta o María Eugenia Vidal —integrantes del partido PRO, donde también está el expresidente Mauricio Macri— de “comunistas”, como le dijo a Emiliano Cotelo en una entrevista para el programa En perspectiva. ¿Cómo entender?

Maslatón parece haber nacido para la polémica (no en el sentido de los escándalos mediáticos, sino en el de polemizar con argumentos políticos) y para estar informado sobre los acontecimientos que rigen a la política. Desde niño ya se interesó por leer los diarios y por seguir los vaivenes políticos internacionales, cosa que hacía escuchando radio de onda corta. Ahí, según ha contado, nació su anticomunismo. Escuchaba Radio Moscú, Radio Bucarest, Radio Varsovia... Un recorrido por la propaganda del “socialismo real” tras la Cortina de Hierro. Y, según lo que ha contado, lo que escuchaba le parecía completamente ridículo. En particular, le parecía disparatada la forma en la que la propaganda soviética se realizaba, de una manera tosca.

Si Radio Moscú informaba, por ejemplo, sobre la famosa partida de ajedrez en 1972 entre Bobby Fischer, de Estados Unidos y Boris Spassky, de la Unión Soviética, Maslatón cuenta que dicha emisora presentaba la contienda de esta manera: “El estadounidense Bobby Fischer y el gran maestro soviético Boris Spassky hicieron tablas hoy en Reykjavik. A mis 13 años, no podía parar de reírme (...) El comunismo es divertido”. Cuando dijo esta última frase en una entrevista radial (está en YouTube, en la serie El Método Rebord y dura dos horas), se frenó y agregó: “Pará, a ver si alguien lo malinterpreta. Para mí el comunismo es inhumano, pero cuando escucho la propaganda comunista no puedo parar de reírme, por la forma en la que construyen las frases”.

En esa misma entrevista, cuando vuelve a hablar de su afición por escuchar radio de onda corta y oír lo que tienen para decir sus adversarios ideológicos, cuenta que viene escuchando Radio Pekín desde los días de la Revolución Cultural (que arrancó a mediados de los años 60 en el siglo pasado), y que aún tiene la grabación de la emisión que hizo esa radio cuando falleció Mao Zedong, en 1976.

Y ahí también dice que Zedong fue un gran político, tal como también califica a Cristina Fernández, la actual vicepresidenta argentina. Esas calificaciones probablemente expliquen por qué es más probable verlo en la pantalla del ya mencionado canal C5N antes que en la señal anti-K LN+.

Para él se trata no de centrarse únicamente en el contenido, sino también en la forma y lo que él denomina la “técnica política”. Una cosa es la ideología y lo que esta propone hacer concretamente desde el poder político, y otra la manera en la que esa ideología es presentada y lo que hacen los cultores de esa ideología para conquistar adeptos.

Para explicárselo a su interlocutor en esa entrevista, Maslatón recurre al fútbol. Dice que es hincha de Boca Juniors, y que por supuesto “odia” a River Plate, pero que eso no le ha impedido ver que dicho cuadro (el de sus odios) pudo haber jugado un buen partido.

Además, más allá de su clara autodefinición de derechista, no se percibe “gorila” (término despectivo argentino que los peronistas aplican a integrantes de la derecha en ese país). Para él, todo proyecto político que pretenda prescindir del movimiento peronista está condenado al fracaso. Y tiene una particular interpretación histórica sobre el derrotero de su país. Mientras que desde las tiendas derechistas argentinas se repite que los problemas empezaron con Juan Domingo Perón, él dice que la debacle empezó con el programa económico aplicado por la última dictadura militar argentina, llevado a cabo por José Martínez de Hoz.

De sus particulares posturas es que uno puede inferir que, tal como la política en su país, Maslatón es imprevisible. De ahí que uno pueda encontrarlo en un reportaje sobre bitcoins junto a un militante social identificado con la izquierda sin ningún problema.

Para él, las criptomonedas son las que “ponen nervioso al socialismo europeo y norteamericano, que son los adalides de la moneda del Estado”. El Estado, y muchas de sus competencias, es uno de los grandes adversarios de Maslatón. Pero, otra vez lo imprevisible: cuando habla sobre los albores del peronismo, dice que Perón y Evita hicieron algo que él encuentra elogiable: darle al argentino “amerindio” (tal su término para referirse a lo que otros llaman, con desprecio clasista y racista “negro”) una sensación de pertenecer, de formar parte no del Estado, sino de la sociedad argentina. Con Milei en carrera hacia las elecciones presidenciales argentinas el año que viene, será interesante seguir el derrotero de este influencer político.

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