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Body neutrality: ¿de qué trata el movimiento que revisa la idea del amor propio?

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mujer levantando los brazos disfrutando de la naturaleza. Foto: Shutterstock

COMPORTAMIENTO

La idea de neutralidad corporal surge como un movimiento que busca sacar el foco de la belleza para entender que somos más que una mera apariencia.

De adolescente tenía colgada en la puerta de mi cuarto una frase que decía algo así: “¿Cómo podía estar en un lugar en el que lo único que importaba era dónde comprabas tus zapatos?” La leí en alguna revista de esas para adolescentes, creo que la había dicho la cantante Pink. Me gustó, así que la escribí en word y la imprimí en una comic sans horrenda y enorme. No me sentía linda y, paradójicamente, esa cantante —de ojos claros y de cuerpo hegemónico que lo único que tenía diferente a las de su generación era el corte de pelo— decía cosas como esasy yo pensaba que podía ser algo más que no fuera “la bonita” de mi grupo de amigas. Pero, de todos modos, quería sentirme “linda”.

Desde los 12 años hasta los 27 (tengo 28) me planché el pelo y me peleé con la lluvia y el agua de la playa porque hacían aparecer los rulos “desprolijos”. Hice dietas, me miré (y todavía me miro) al espejo pensando en todo lo que cambiaría y cada vez que empecé una rutina de ejercicio fue pensando en “mejorar”. ¿Qué? La apariencia, claro. No recuerdo a qué edad empecé a sentir que tenía que verme o vestir o parecerme a determinado estereotipo de niña, adolescente, mujer. Pero sucedió.

Todas y todos en algún punto estamos tocados, incluso a veces casi ahogados, por la construcción de la idea de belleza.

La formación de la idea de lo bello en la infancia y la adolescencia, por ejemplo, a la larga termina afectando la autoestima y generando problemas de salud mental como ansiedad, depresión y trastornos de la alimentación (ver recuadro).

El peso que tiene la idea de “lo bello”

En una investigación sobre la “belleza real” y la autoestima en las niñas y adolescentes uruguayas realizada por la consultora idRetail para la marca Dove en 2018 resultó que: de cada 10 niñas y adolescentes, solo tres consideran que su autoestima es muy fuerte. Además, el 63% no se siente atractiva, el 43% entiende que debería tener menos peso para lograr un cuerpo ideal y apenas 4% declaraba que le gustaba su cuerpo. Todo esto traía las consecuencias de no sentirse validada por los demás, de no vestir como se quiere, de no tener firmeza para moverse y expresarse en otros ámbitos de la vida.

El estudio también identificó que las chiquilinas que se consideraban “muy inteligentes” tenían un promedio de autoestima superior, incluso aquellas que se consideraban “más inteligentes que atractivas”. Aunque, añade el informe, “sentirse atractivas también afecta positivamente la autoestima y lo hace incluso en mayor medida”.

Ante esto, el surgimiento de movimientos como el body positive y el body neutrality parece una necesidad. Si el body positive es ese activismo que promueve que todos los cuerpos son bellos y que hay que amarse tal y como uno es, el body neutrality es el movimiento que nos dice que no importa tanto la apariencia del cuerpo, que saquemos el foco de la belleza para poder concentrarnos en otros modos de existir, de ser. Además, desde la mirada de la neutralidad, el amor propio pasa a verse como un mandato más, como una presión social que, también, genera ansiedades.

Bellamente

El mensaje y el cómo se comunica también es importante en estos movimientos

“Todo tiene que ver con cómo se comunica. Porque con el amor propio lo que se está buscando es algo que es sano, para nuestro cuidado, nuestra salud mental, física y emocional. Creo que hay que entender la parte del proceso y mostrarlo para que se entienda que no es de un segundo para el otro”. En la cuenta de Instagram de la ONG Bellamente, con 223 mil seguidores, Candela Yatche abre esa posibilidad y los procesos se hacen conversación colectiva.

En un video de YouTube titulado “no sé si me cabe el amor propio”, la influencer y activista body positive Onlinemami, Agustina Cabaleiro, dijo algo así: “Está bueno, pero siento que a veces se habla en calidad de la que no siente amor propio es medio una boluda y todas tenemos que llegar a ese lugar donde amamos cada parte de nuestro cuerpo”. Decía también Agustina que enfocar estos discursos solamente a la introspección y al mejoramiento personal termina por desdibujar la lucha colectiva que inició este movimiento que viene, gran parte, del activismo gordo y racial, pero que se abre mucho más allá e incluye, también, a personas con discapacidad.

“El cuerpo me sirve para otras cosas, el cuerpo me sirve para vivir, el cuerpo me sirve para salir a correr, para andar en bicicleta, para bailar, para estudiar, para trabajar. Me ha pasado de pacientes que me dicen ‘No me gustan mis brazos porque son gordos’. Bueno, ok. Que sean gordos está bien, pero si no te gustan, pensá, ¿para qué te sirven? A mí, por ejemplo, me sirven para escribir. Me sirven para abrazar a la gente que quiero”, dice a Revista Domingo Victoria Marichal, psicóloga uruguaya que en octubre dará el taller “teórico-vivencial” Rompiendo espejos: corporalidades en resistencia (ver recuadro).

Leer, escuchar podcast, mirar videos y buscar en Internet información sobre un movimiento que se afianza más en el debate anglosajón y que por estos lados recién empieza a despuntar como una posible mirada, me genera unas cuantas preguntas.

Un taller para revisar nuestros propios estereotipos de belleza

Los miércoles de octubre la licenciada en psicología Victoria Marichal coordina el taller Rompiendo espejos: corporalidades en resistencia, un espacio “teórico-vivencial que surge como resistencia a los mensajes gordo-odiantes”. A Revista Domingo explicó que buscan una resistencia “desde nuestras corporalidades de una forma amorosa”. Prefiere cambiar la expresión “amor propio” por la de un autocuidado sin exigencias y que no esté centrado en lo estético.

¿El body positive puede transformarse en una presión? ¿El amor propio es exclusivo para la belleza? ¿El body neutrality implica no prestar nunca más atención a nuestros cuerpos?

Nieves Pereyra, estilista y comunicadora, escribió en Flur Magazine lo siguiente: “En un momento de mi vida tuve que aceptar que a pesar de entender todo lo que mi cuerpo hace por mí, y agradecer profundamente el estar viva, está bien tener días en los que no me banco mis cicatrices o no quiero mirarme al espejo porque no me gusta lo que me devuelve. Soy humana, y a veces el cuerpo o la visión que tenemos de él nos enoja y no hay meditación que valga. En esos momentos, desenfocar de lo corporal y enfocarme en otra de mis tantas cualidades como ser humano es lo que me produce paz. No necesito ser linda”.

El foco de la neutralidad corporal está en que “el cuerpo deje de ocupar tanto lugar en la vida de la gente, que el cuerpo no sea un motivo de charla, que no sea un motivo de valoración, si no tener una mirada mucho más neutral acerca de los cuerpos”, dice Candela Yatche, psicóloga y fundadora de la ONG Bellamente, que promueve la aceptación de la diversidad corporal.

Y añade: “Lo que el body neutrality nos dice es que no se puede pasar tan fácil de la insatisfacción corporal al amor por completo al cuerpo, entonces lo que propone es pasar de la insatisfacción a algo neutro, algo que sea que el foco no esté solo puesto en el cuerpo. O sea, tener un mejor vínculo con nuestra imagen corporal pero sin necesidad completa de amarlo en su totalidad”.

Victoria Marichal explica que para ella la diferencia entre estas dos miradas, la positiva y la neutral, tiene que ver con hacia dónde va la lucha del feminismo que aboga por la diversidad corporal y, por ende, el discurso: “No es que mi cuerpo tiene que ser aceptado en este sistema, sino que el sistema tiene que cambiar”. Esto porque en parte, una de las críticas que se hace desde el body neutrality al body positive es que este se enfoca tanto en la aceptación de todos los cuerpos que termina marcando nuevos estándares estéticos. Además de que la industria de la moda y la belleza entendió que las y los consumidores ya están mirando y buscando otras formas de comunicación y se apropió de este discurso de la diversidad corporal. ¿A qué costo?

“Cuando vemos a las modelos plus size, la mayoría de las veces no representan en realidad de lo que es la diversidad de cuerpos. Porque son modelos que capaz que sí tienen más sobrepeso que las modelos hegemónicas de siempre, pero con unas formas que también son superhegemónicas, como muy cuidadas y mucho maquillaje”, añade Marichal.

¿Quiere decir esto que ya no podemos maquillarnos o plancharnos el pelo o depilarnos o vestir de una forma que nos gusta? Ambas psicólogas responden que no. Que lo que cambia es el lugar que se le da a todo eso y el entender que lo hacemos como opción y no por obligación. Dice Yatche: “Ahora, si somos dependientes del maquillaje para salir de nuestras casas, por ejemplo, ahí ya estamos en otro nivel. Entonces creo que lo que hay que pensar un poco es cuándo ya eso nos hace dependiente del consumo de cierto producto o servicio de belleza para podersentirnos bien con lo que somos, es como seguir reforzando que para sentirnos bien, solo necesitamos tener cierta apariencia física”.

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