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Blanca Suárez es un talento español que está de moda

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Blanca Suárez. Foto: archivo El País

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Comenzó como actriz de la pantalla chica, conquistó el cine y fue protagonista en una película de Almodóvar. Pero su fama internacional vino de la mano de Netflix y su papel principal como Lidia en Las chicas del cable.

Blanca Suárez es uno de esos rostros que se popularizaron gracias a Netflix. No es que su fama no existiera antes. Sí, existía, e incluso tuvo su paso por el club “chica Almodóvar”, pero fue gracias al streaming que la actriz conquistó una audiencia internacional. En 2017, a diez años de haber comenzado su carrera actoral, se convertía en Lidia, una de Las chicas del cable, la primera serie española de Netflix, que prepara su cuarta temporada.

Las chicas del cable es, en pocas palabras, un culebrón español que, sin ir más lejos, recuerda mucho a Velvet o El gran hotel. Ambientado en una empresa telefónica de fines de la década del 20, se centra en la vida de cuatro telefonistas que deben enfrentarse al mundo dominado por hombres. Violencia machista, historias de amor, asesinatos, la lucha feminista por el sufragio para los mujeres, amistad y lealtad son los pilares de una trama que aunque puede resultar bastante líquida, engancha y trabaja tanto desde el romance como del suspenso. Dentro de esa trama, Blanca es la heroína. Porque aunque no está sola en su lucha (las otras actrices son Nadia de Santiago, Ana Fernández García y Maggie Civantos), su protagonismo se nota. Por este trabajo se llevó el Premio Platino 2018 a mejor interpretación femenina en miniserie o teleserie.

Las chicas del cable. Foto: difusión
Las chicas del cable fue la primera serie española de Netflix. Foto: difusión

Y parece que la relación con Netflix no va nada mal: el gigante de streaming sabe que el rostro de Blanca está asociado a la gran audiencia (su popularidad también se mide en redes sociales y portadas de la llamada “prensa rosa”). Para el entretiempo de las telefonistas, Blanca acaba de estrenar en la película A pesar de todo, una comedia con bastante humor negro. Allí es una de las cuatro hermanas que tras la muerte de su madre deben descubrir quiénes son sus verdaderos padres biológicos.

Blanca Suárez no para, al punto que desde 2007, cuando hace su debut en la televisión española con El Internado, no ha dejado de tener propuestas. En ese entonces empezó como ídola del público español adolescente interpretando a Julia, una chica intrépida, rebelde y áspera.

Blanca Suárez en A pesar de todo. Foto: difusión
Blanca Suárez en A pesar de todo, su último estreno en Netflix. Foto: difusión

“No la conocía de nada. Había rodado una película (que se estrenó después de su debut en la tele) y me la mandó la productora. Le hice una entrevista y la contraté inmediatamente. No suelo hacerlo, fue una de las pocas veces”, contó Luis San Narciso, director casting de El internado a El País Semanal. Así se convirtió en Julia, y Julia fue, para Blanca, el puntapié para que no hubiese hueco en su curriculum.

Para seguirla en streaming

Ponerse al día con Blanca Suárez es sencillo en la era del streaming. En Netflix pueden encontrarse las producciones originales del servicio, como Las chicas del cable o A pesar de todo. También está la primera incursión televisiva de la actriz, El Internado, o pasajes por la pantalla grande en películas como El Bar, Perdiendo el norte o Mi gran noche.

Al año siguiente, estaba estrenando su debut cinematográfico en Eskalofrío, y a partir de ahí han sido una seguidilla de roles secundarios y protagónicos que fueron apareciendo y que superan los 20 títulos, entre pantalla chica y grande. “El cine es muy atractivo porque es clásico. Pero creo que, al final, se pueden hacer proyectos buenos y bonitos en todas partes. Hoy en día, hay una tele en la que se hacen cosas bastante buenas”, dijo en una entrevista, en la que añadió que intenta escoger proyectos que le gusten. “Me da igual donde se emitan”.

Más allá del éxito comercial de las películas y las series que ha pisado, parte fundamental de su carrera ha sido actuar para Pedro Almodóvar. Después de todo, para cualquier actriz española ese es un sello especial.

Con el cineasta protagonizó La piel que habito, y con ese papel obtuvo su primera (y hasta ahora única) nominación al Goya como mejor actriz revelación. Eso fue en 2011. Luego repitió, ya en un papel secundario pero muy simpático, en Los amantes pasajeros (2013). Y desde entonces han sido comedias románticas, dramas de época, ciencia ficción, terror. Papeles que ni ella imaginaba cuando en su niñez hizo de loro en una obra de la escuela o cuando empezó clases de interpretación a los 8 años o cuando creyó que lo suyo debía ser desde el lado de la realización audiovisual y se anotó para hacer una facultad que nunca terminó porque lo suyo era estar delante de las cámaras.

Blanca Suárez en Los Amantes Pasajeros. Foto: difusión
Blanca Suárez en Los Amantes Pasajeros. Foto: difusión

El lado B

Blanca Suárez lucha contra ese efecto colateral indeseable de ser conocida. Lo que más valora es lograr mantener la calma y los pies sobre la tierra. Lo único que la saca de sus casillas es que es de los nombres que más rumores genera y que por más que intente mantener su vida privada en paralelo, los paparazzi españoles siempre logran derribarla.

“A mí me encanta que me digan ‘¿De quién vas vestida?’, pero que luego también me pregunten de mi trabajo, porque ese no es mi trabajo”. Y sobre su trabajo, más allá de la fama y los aplausos, siente que tiene mucho para dar: “Al final, en esta profesión nunca sabes lo que has conseguido y lo que no. Los proyectos son muy cortos. Enseguida se acaban y empiezas otro y es como que todo vuelve a empezar de cero. Es como que no llegas a la meta nunca”.

Blanca Suárez y Mario Casas posan en una alfombra roja. Foto: difusión

La vida entre paparazzis

Blanca Suárez y Mario Casas hicieron un gran esfuerzo por mantener su relación en privado. Pero son una de las parejas del momento y los paparazzi no los sueltan. Uno de los últimos hechos fue una foto “escrache” que salió en portadas. Entiende el interés y la necesidad de mostrarla como una persona normal, pero dice: “No hace falta humillar para demostrar que somos una pareja normal. Estoy paseando con Mario [Casas] por la calle, eso ya es de persona normal”.

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