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El barrio francés que se adueñó del viejo DF

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Está cerca de todo pero, a su vez, todavía respira tranquilidad.

Una “colonia” otrora aristocrática llamada Juárez es el lugar donde todos quieren estar en la capital mexicana, hoy más conocida por la sigla CDMX. Lo nuevo y lo tradicional se juntan en sus calles.

La señal era clara: la Lonja MX, la feria itinerante de diseño y moda más en onda de Ciudad de México, que solo se hace dos veces al año y únicamente en espacios emblemáticos, se haría esta vez en colonia Juárez. No en La Condesa. No en la Roma. En la Juárez.

Juárez es la nueva colonia (barrio) que se hace notar en CDMX (ya no se dice "DF"), ciudad que fue elegida por The New York Times como mejor destino del mundo para visitar este 2016. Y en esta capital donde el diario estadounidense dice que "pasa de todo", mucho de lo que hoy está pasando, pasa en Juárez. Una colonia que comenzó a renacer —lentamente— hace un par de años y que hoy vive un verdadero boom, con aperturas de restaurantes y bares top, cafeterías hipsters, galerías de arte y tiendas de vanguardia.

La Juárez es "la nueva Roma". No es el primer apodo que se gana. Conocida como "la pequeña Europa" por sus enormes mansiones de arquitectura afrancesada y sus adorables (y aún apacibles) calles con nombres de ciudades de ese viejo continente, esta colonia mantiene todavía la atmósfera de barrio. Mientras en la Roma, la colonia vecina, se exprimen los domingos hasta la noche, la Juárez aún se va a dormir temprano. Pero ese ambiente todavía tranquilo, a escala humana, se combina con una sensación latente, efervescente y ansiosa: la sensación de que todo está por ocurrir.

Es domingo y la Lonja MX está que explota. El DJ, instalado con su mesa de controles en medio del patio interior de una enorme casona, programa ska cubano. Y el público —parejas jóvenes, artistas, extranjeros, familias— se mueve al ritmo mientras avanza por las tiendas y sigue comprando. Por allá venden muebles; por acá, ropa; del otro lado, joyas. Todo de diseño independiente mexicano. Para comer, los restaurantes proponen tacos de atún, mientras en las barras la gente hace fila para pedir su cerveza, su tequila, su mezcal, líquidos que los bartenders combinarán con jugo de limón, hierbas, menta o pepino.

Los rincones de Casa Modelo, la enorme casona de principios del siglo XX donde está instalada la feria, están adornados con luces. Y aunque eso ayuda a pasar por alto el mal estado de la casa misma, es fácil adivinar que la construcción tuvo tiempos mejores. "La Juárez es el presente", había dicho Fernando Gómez, un fotógrafo mexicano, acerca del barrio de moda. "Puede que la colonia Santa María la Ribera sea el futuro, pero la Juárez es el presente". Es un presente luminoso. No fue siempre así.

Pasado francés.

La historia dice que colonia Juárez fue planeada y urbanizada bajo el nombre de colonia Americana a fines del siglo XIX, pero que fue durante el Porfiriato —el período de gobierno de Porfirio Díaz entre 1876 y 1911— cuando alcanzó su época de oro. Fue entonces cuando las familias más ricas de México construyeron enormes palacetes de influencia francesa ahí. De esta forma, la Juárez llegó a ser la colonia más grandiosa de la ciudad. Pero cuando estalló la revolución y Porfirio Díaz partió al exilio, la aristocracia se empobreció y la nueva clase dominante no quiso identificarse con ese barrio. Las casas quedaron abandonadas y la colonia se vino al suelo. Más tarde, el devastador terremoto de setiembre de 1985 empeoró notoriamente las cosas.

Hoy, el resurgimiento de la Juárez (que tiene una ubicación privilegiada, al lado de las colonias Roma y Condesa, muy cerca del Paseo de la Reforma y de los Bosques de Chapultepec) ha tenido mucho que ver con ReUrbano, un grupo de arquitectos que se ha dedicado a restaurar casas e inmuebles históricos de la zona. Ellos fueron quienes le pidieron al aplaudido chef Eduardo García, dueño de los restaurantes Máximo Bistró y Lalo, que pusiera su siguiente restaurante en la Juárez. Y para eso le ofrecieron instalarse en el primer piso de una casona del año 1910, que quedó abandonada luego del terremoto y que ellos remodelaron. El chef, fogueado en las cocinas francesas de los restaurantes Brasserie Le Coze y Le Bernardin en Nueva York, además del Pujol en la misma Ciudad de México, decidió entonces abrir una brasserie. El restaurante se llama Havre 77 y es un bistró que combina platos tradicionales franceses como soupe à loignon (sopa de cebolla) o boeuf bourguignon, con una barra de ostras.

"Este es un lugar donde se respeta la historia de las casas antiguas", dice Carolina Kopeloff quien, en sociedad con Manuel Sekkel, maneja Casa Fusión, un bazar de arte y diseño alternativo que reúne tiendas de diseñadores mexicanos, productos orgánicos, una galería de ilustración, un foro de espectáculos y un café. "Nos topamos con la casa un poco por casualidad cuando la colonia Juárez todavía estaba verde. Hoy, después de más de tres años, es de las zonas más trendy de la Ciudad de México y la que tendrá mayor crecimiento".

Jacky Mota, dueña de Loose Blues, una muy cool combinación de tienda y restaurante que ha sido definida como "un pedazo de Williamsburg en México", y que está muy cerca de ahí, dice que ha visto cómo han ido subiendo los precios en el sector. Junto a su socio y pareja, Shota Kimura, llegaron al barrio en 2013. "Nos mudamos primero a vivir a la Juárez y nos gustó mucho la cercanía con los puntos más importantes de la ciudad. Además, es una de las colonias más antiguas y aún se siente un ambiente de barrio. Sigue siendo una colonia de día y no de noche", resume. El año pasado, Jacky y Shota decidieron expandirse y armaron un bar-restaurante en el segundo piso, al que se accede por una escalera exterior en forma de caracol. El lugar es uno de los más visitados y onderos de la zona, y a veces es escenario de sesiones de jazz.

Pero no todo es renovación y emprendimiento estilo hipster en la colonia Juárez hoy. Muy cerca de Loose Blues está la tienda Dioses de México, un pequeño local donde puede encontrar artesanía típica de Oaxaca, incluyendo los muy tradicionales alebrijes, coloridos seres fantásticos tallados en madera de nopal. Y con esa combinación a la vista, se entiende que lo de Juárez hoy es abrir espacio a todo.

Avalancha hipster.

Hace 89 años que en la esquina de las calles Chapultepec con Niza está el famoso Salón Niza, una tradicional cantina atendida por garzones ya mayores que caminan a paso lento, que mantienen impecables sus chaquetas blancas y que saludan con un "Estimado doctor" a los parroquianos que llegan a la hora de siempre, a las mesas de siempre, a jugar dominó o probar su sabrosa cocina típica.

Y mientras eso pasa, apenas unos metros más allá, una pareja de franceses llega en bicicleta al recién inaugurado K-fé POD, un café que se define como "social, alternativo y de coworking". Detrás está Emmanuel Carretero, un francés que lleva seis años viviendo en México y que decidió abrir un local pequeño y acogedor, ambientado con sillones grises, paredes de ladrillo, lámparas industriales y música indie.

Carretero apunta a un público joven o profesional que trabaja en la zona. Por eso tiene wifi gratis, impresoras "de acceso libre", mesas comunales para reuniones y cargadores y auriculares disponibles para la gente que viene. Además, ofrece libros para intercambiar y mandalas para colorear. También con aire europeo, acaba de cumplir un año el Distrito Fijo Club de Ciclismo (DFCC), un concepto de club inspirado en los "café-bicis" escandinavos. Se trata de un taller donde reparan, limpian y mantienen bicicletas, pero que es a la vez una tienda donde se puede comprar accesorios y ropa especializada, además de tomar un café. Y uno de los buenos. En un martes cualquiera por la tarde, The Bravery suena fuerte en este local mientras el garzón se acerca a la barra que da a la calle para traer un espresso que está perfecto: fresco, recién tostado y molido.

Mario Montelongo es el fundador de DFCC y explica que decidió abrir su local en la Juárez por su ubicación cercana a Reforma, por el acceso que tiene a ciclovías y por la importancia que tomó el barrio en los últimos meses. "Todavía no se ha vuelto tan hip como la Roma o la Condesa, aunque va por ese camino", asegura. "Sentimos que la Juárez hoy en día es como la Roma de hace 10 años. Sin duda está desplazando a la Roma o La Condesa. Hoy es un lugar con infinitas opciones de restaurantes, bares, antros y speakeasys. Eso hace que la gente que busca nuevas opciones se enamore de este barrio", asegura.

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Está cerca de todo pero, a su vez, todavía respira tranquilidad.

VIAJESEL MERCURIO/GDA

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