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Tiempo de auroras boreales

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aurora boreal

VIAJES

Comenzó el período en que se produce este particular fenómeno y miles de aventureros viajan para verlo. Destinos ideales, experiencias exóticas y consejos.

aurora boreal

Las noches de invierno, hay viajeros que se internan en la naturaleza nórdica. Poco importan el frío o la penumbra, ante la emoción: los extremos valen la pena para observar una danza de colores en el cielo.

Los antiguos finlandeses creían que se trataba de chispas producidas por las colas de zorros místicos que corrían por la tundra; algunos nativos norteamericanos pensaban que con estos fabulosos destellos se manifestaban los espíritus. Tal vez el efecto duraba unos segundos, pero se quedaba en su mente por siempre. Eso no cambió a pesar del paso de los siglos.

Por decepcionante que suene, la aurora boreal no tiene que ver con la magia. Es un fenómeno natural que sucede cuando las partículas solares chocan con el campo magnético de nuestro planeta. Lucen como una cortina en movimiento que adquiere distintas tonalidades, como el verde, azul, rojo o violeta.

Para muchos aventureros, ver este espectáculo en vivo es toda una meta por cumplir. La nueva temporada ya comenzó y algunos afortunados harán su sueño realidad. Si entre sus planes a futuro está unirse a ellos, esta pequeña guía con datos básicos que debe conocer: los destinos ideales, experiencias fuera de lo común para su observación y las condiciones que se requieren para "cazar" auroras.

El fenómeno ocurre en ambas zonas polares (existen auroras boreales y australes), pero es más fácil verlo en el Norte porque hay más puntos de observación accesibles al público, según indica el sitio especializado The Aurora Zone. A continuación algunos de los mejores destinos para su avistamiento.

A dónde ir.

En Finlandia, en la región de Laponia (la cual también comparten Suecia y Noruega) se producen auroras aproximadamente 200 noches al año (casi diario), entre setiembre y marzo. Además, si vas durante los equinoccios, el frío es moderado. La capital de la provincia, Rovaniemi, es uno de los principales puntos de partida por su cercanía a los parques nacionales; se encuentra a una hora de vuelo desde Helsinki.

El Parque Nacional de Abisko, en Laponia sueca, cumple con las condiciones meteorológicas ideales, con un plus: Aurora Sky Station, una instalación diseñada para facilitar el avistamiento. De diciembre a marzo se llega a la estación en teleférico y se disfruta el espectáculo en una terraza. Hay una sala de exposición que explica el fenómeno y lo recrea con amplificadores visuales y de sonido. El parque está cerca de la ciudad de Kiruna (un vuelo de hora y media desde Estocolmo).

En el archipiélago noruego de Svalbard, al Norte del país, de noviembre a febrero no hay luz del sol; aunque ocurre en otras zonas del mundo, este es el único asentamiento donde las luces del Norte se hacen visibles en el día. La experiencia será casi íntima: el centro administrativo de las islas, Longyearbyen, tiene una población de apenas 2.100 personas. Un vuelo de tres horas desde Oslo lo lleva.

En otros países la aurora aparece en casi todo el territorio, pero hay que trasladarse en avión, si se quiere tener mayores posibilidades. En Islandia, muchos tours parten desde Reykjavík, y sus puntos de observación se localizan a una o dos horas. Algunas noches, las luces son visibles incluso en la capital. También se tiene un pequeño museo, el Aurora Reykjavík.

Alaska es uno de los dos únicos destinos en el continente americano donde se observa la aurora boreal. Aparece en todo el estado, pero la ciudad de Fairbanks (la segunda más grande, después de Anchorage) tiene la menor precipitación, lo que favorece el fenómeno. La temporada va de agosto a abril. Quienes logran verla pueden llevarse a casa un certificado (otorgado por el Morris Thompson Cultural and Visitors Center) para presumir.

Para experimentarlas puede hospedarse en un hotel ubicado en una zona rural, donde eventualmente el efecto puede aparecer. Este tipo de alojamientos ofrece un servicio de alerta para que sus huéspedes no tengan que estar a la intemperie todo el tiempo. Comúnmente, los recorridos duran entre tres y cuatro horas. Pueden extenderse desde dos hasta siete noches, pensando en que no hay avistamientos diarios garantizados.

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