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Atrapados en la garganta

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Si el niño está tosiendo hay que estimularlo a que tosa para que expulse el objeto.

Cuando un niño se atraganta, es necesario actuar para que expulse el objeto. Qué hacer, cuándo consultar y cómo prevenir.

En Estados Unidos, el Hospital Infantil de Boston tiene una colección de objetos que ha ido reuniendo a lo largo de un siglo y que expone a la entrada. Ahí puede verse un largo alfiler extraído del esófago de un niño en 1918 o un prendedor de la campaña de Roosevelt, que quedó atrapado en una garganta infantil allá por el año 40.

Además de un registro histórico, es un permanente recordatorio para que los padres se mantengan siempre alertas, dice Anne Hseu, médico del hospital. "Es algo que capta la atención paterna y los hace pensar dos veces sobre los objetos a los que están expuestos sus hijos", agrega.

En Uruguay aunque los atragantamientos no tienen gran incidencia, sí representan un problema en la edad pediátrica. "Puede generarse asfixia con compromiso severo de la función respiratoria hasta llegar a un paro cardiorrespiratorio", señala el profesor de Emergencia Pediátrica, Javier Prego.

Lo más complicado es cuando la obstrucción de la vía respiratoria es completa. En ese caso lo recomendable, a la vez que se solicita asistencia médica, es intentar una maniobra para que el niño expulse el objeto. Cuando, en cambio, hay pasaje de aire y el niño tose hay que estimular a que lo continúe haciendo. "Se debe evitar hacer maniobras a ciegas, es decir retirar un cuerpo extraño sin saber qué es y si no lo estamos viendo. Solamente si lo vemos y es accesible podemos con mucho cuidado introducir el dedo meñique e intentar barrer el objeto hacia adelante", precisa el experto.

Varios médicos, entre ellos Prego, analizaron las características de los pacientes que llegan a la Emergencia porque se le obstruyó la vía aérea, en un trabajo publicado en Archivos de Pediatría del Uruguay. "La aspiración de un cuerpo extraño es causa importante y prevenible de morbimortalidad en la infancia, principalmente en menores de tres años. En ausencia de un adulto que presencie el episodio de sofocación o atragantamiento el diagnóstico puede dificultarse, retrasándolo", indicaron Daniel de Leonardis, Serrana Ibáñez, Sebastián Rocha, Antonio Misol, Andrea Gerolami, Graciela Schabieague y Prego.

De los diez casos que analizaron, siete eran varones. En la misma cantidad de pacientes se habían atragantado con material orgánico (carne, fruta o semillas) y ello se produjo durante la alimentación; nueve estaban en su casa y uno en la escuela. La primera asistencia, en la mayoría, fue de los familiares. Dos chicos lo expulsaron en forma espontánea, en dos se hizo en la emergencia y en los seis restantes se extrajo mediante bronquioscopio dirigido con anestesia general. No hubo complicaciones y todos fueron dados de alta. "Se debe insistir en la divulgación de medidas preventivas en padres y cuidadores", señalaron.

Previamente, en 2010, otra investigación realizada en Uruguay se propuso conocer la prevalencia de consultas por accidentes y sus principales características en niños atendidos en centros públicos de Montevideo, Paysandú y Salto. En el lapso de un mes hubo 29.216 consultas pediátricas; la prevalencia de accidentes fue 7,8%. De esos casos, hubo 60 que acudieron por un cuerpo extraño (2,7% de los casos), según el estudio Accidentes en la infancia, también publicado en Archivos de Pediatría.

En Chile, en tanto, una investigación realizada por la Clínica Alemana de Santiago analizó 170 casos de niños atendidos en Urgencia entre 2007 y 2011. "En la mayoría de los casos (45%) el objeto fue una moneda de 10 pesos", relató la doctora Lorena Rodríguez. También había anillos, argollas de llaveros, bolitas, piedras nacaradas (que se utilizan en adornos en maceteros o peceras) y tuercas.

Cuando tragan.

Las nuevas tecnologías también han hecho en esto su aporte: en algún momento fueron trozos de CD, luego chips de celulares y baterías tipo botón que vienen en relojes, juguetes y otros dispositivos. Estas últimas son una amenaza creciente: en Estados Unidos, cada 90 minutos un niño menor de 18 años ingresa a una urgencia por haberse tragado una batería de este tipo. "El número de casos se duplicó en 20 años; tres cuartos de los casos ocurre en menores de cinco años", señaló el doctor Gary Smith, del Nationwide Childrens Hospital de Ohio y autor de un estudio sobre el tema.

Otro objeto que desde hace algunos años preocupa son los pequeños imanes que vienen en ciertos juguetes, incluso educativos. Si se ingiere más de uno, se atraen y "pueden provocar perforaciones en la pared intestinal y del estómago", precisa la doctora Rodríguez.

Prego, por su parte, señala que cuando un niño ingiere un cuerpo extraño siempre hay que consultar con el médico. Es que si bien en muchas ocasiones se va a eliminar de forma natural, es el especialista quien debe determinar si es necesaria alguna acción. Lo más peligroso son los objetos punzantes. También es complicada la ingesta de pilas pequeñas, ya que son cáusticas, lo que puede dañar el tubo digestivo. Y si bien los síntomas aparecen con el transcurso de las horas, una consulta inmediata permite ubicarla y actuar a tiempo, precisa.

Atención.

Afortunadamente, la mayoría de las veces este tipo de accidentes en los niños solo genera un gran susto a los padres. El problema está en que no siempre provocan síntomas. En el 50% de los casos puede aparecer tos, carraspera, ahogo, arcadas o vómitos, por ejemplo. En la otra mitad, no hay motivos para sospechar, como advierte la doctora Rodríguez.

"Ahí es importante poner atención a lo que diga el niño; si le duele al tragar o rechaza alimentarse, o si dice que se tragó algo, hay que consultar".

A veces las molestias aparecen casi de inmediato, pero en otros casos pueden pasar 24 o 48 horas, o hasta tres días. "Lo importante es averiguar si el objeto quedó atrapado o está obstruyendo alguna vía", agrega la especialista.

En la mayoría de los casos, estos cuerpos extraños pueden identificarse mediante radiografías, y suelen quedar atrapados a nivel del esófago, desde donde se extraen mediante una endoscopía, como explica el doctor Ristori. "Si no son elementos cortantes y llegaron al estómago, hay que esperar a que los eliminen por las deposiciones", agrega. Entonces, solo pasan a ser una anécdota o mal recuerdo. *Con información de EL MERCURIO/GDA

Lo que hay que hacer y lo que es mejor evitar.

Lo primero que hay que hacer es evaluar cómo está respirando: si la respiración es normal, tranquilizarse.

Si el niño tiene dificultad respiratoria leve o moderada, es necesario llamar o ir a un centro médico. Si no puede respirar (asfixia), debe intentarse que lo expulse; hay técnicas como la maniobra de Heimlich.

Tampoco hay que hacer maniobras si el niño está respirando bien.

Cómo hay que prevenir.

Cuando un alimento u otro objeto extraño se atora en las vías respiratorias produce asfixia, que implica que el oxígeno no puede llegar a los pulmones y al cerebro. La falta de oxígeno al cerebro durante más de 4 minutos puede producir daño cerebral o muerte, señala un artículo de la Universidad de Rochester. Para evitarlo, aconsejan varias medidas: mantener bolitas, globos, monedas y otros juguetes y objetos pequeños fuera del alcance de los niños, particularmente de los menores de cuatro años; intentar que los chicos no caminen, corran o jueguen con alimentos o juguetes en la boca; no le darle alimentos que puedan fácilmente atorarse en la garganta; supervisar las horas de la comida con los niños pequeños; e insistir en que los hermanos mayores no les den alimentos o juguetes peligrosos.

Maniobras que salvan.

Aunque en general se menciona la maniobra de Heimlich para ayudar a quien se atraganta y no puede respirar, es importante tener claro que no puede aplicarse en niños menores de dos años. En el caso de los bebés, explica Prego, el adulto debe sentarse, colocar al niño boca abajo sobre sus piernas y golpear la espalda con el puño, entre los dos omóplatos. Si eso no funciona hay que darlo vuelta y presionar en el tercio inferior del esternón. Para los niños más grandes sí es adecuada la maniobra de Heimlich, una serie de compresiones abdominales bajo el diafragma. Para hacerla, rodee con sus manos la cintura de la persona, coloque un puño apretado arriba del ombligo y debajo de la caja torácica, sujete su puño con la otra mano, tire del puño apretado con un movimiento seco y directo hacia atrás y hacia arriba bajo la caja torácica de seis a 10 veces rápidamente.

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Si el niño está tosiendo hay que estimularlo a que tosa para que expulse el objeto.

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