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Una aspirina por día para el corazón: ¿sí o no?

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Mujer tomando una aspirina
Darwin Borrelli

SALUD 

Durante más de 30 años, muchas personas han confiado en este analgésico para protegerse de un infarto o derrame cerebral. Un grupo de médicos habla al respecto.

Cuando se trata de salud preventiva, pocos principios están tan arraigados como la toma de una aspirina diaria. Durante más de 30 años, muchas personas han confiado en este analgésico para protegerse de un primer infarto o un derrame cerebral. Por eso, a muchos les sorprendió el mes pasado que un grupo de influyentes expertos, el Grupo de Trabajo de Servicios Preventivos de Estados Unidos, pareciera dar marcha atrás a décadas de práctica médica, al anunciar que la aspirina diaria en dosis bajas ya no debería recomendarse de manera automática en la mediana edad para prevenir infartos.

“Para algunas personas era casi como tomar una vitamina”, señaló Eric Topol, cardiólogo y profesor de medicina molecular en Scripps Research en La Jolla, California.

En un momento en el que ya muchas personas se sienten confundidas por los consejos cambiantes de la pandemia (sobre los cubrebocas, la transmisión viral y las vacunas de refuerzo), las nuevas recomendaciones sobre la aspirina causaron sorpresa.

“Espera el tiempo suficiente, y el tabaco y la crema espesa serán buenos para tu salud”, escribió Richard Koss, economista de Nueva York, en un comentario después de leer sobre las nuevas directrices.

No obstante, los expertos afirman que los pacientes deberían tranquilizarse al saber que incluso las directrices médicas más fiables se revisan a medida que evoluciona el conocimiento científico.

“Parece que ocurre de la noche a la mañana, pero así funciona la ciencia”, comentó Sophie M. Balzora, gastroenteróloga de Langone Health de la Universidad de Nueva York. “Si tuviéramos las mismas directrices todo el tiempo, entonces la pregunta sería: ¿De verdad está avanzando la ciencia? ¿De verdad estamos aprendiendo más?”.

Los cambios

Los cambios en los consejos médicos son bastante comunes y tienden a caer en tres categorías: orientación emergente, consejos de reemplazo y reversiones.

La orientación emergente se produce en tiempos de crisis -como las pandemias- y está destinada a cambiar con rapidez. En los últimos meses, las disposiciones sobre la mejor manera de tratar a los pacientes con COVID-19, los cubrebocas para prevenir la transmisión y los límites de la protección de las vacunas han cambiado a medida que ha evolucionado el conocimiento sobre el coronavirus y sus variantes.

En ocasiones, es difícil distinguir la diferencia entre un consejo de remplazo, que se emite cuando la investigación mejora el consejo anterior, y una reversión completa, que se produce porque una práctica médica común se adelantó a la ciencia y nunca llegó a funcionar o incluso ocasionó daños.

Aunque tomar una aspirina diaria puede reducir el riesgo de padecer un infarto o un derrame cerebral, también puede aumentar el riesgo de hemorragia interna. Aunque el riesgo absoluto de sufrir una hemorragia es más o menos bajo, este aumenta con la edad.

Varios expertos afirman que las nuevas orientaciones del Grupo de Trabajo de Servicios Preventivos para frenar el uso de la aspirina no suponen un verdadero cambio en el consejo médico y deben considerarse como una recomendación actualizada que sustituye a las orientaciones obsoletas, que es la razón por la que existe el grupo en primer lugar. A principios de este año, el grupo de trabajo redujo la edad de las pruebas de colonoscopia regulares a 45 años, frente a los 50 años. El grupo causó un gran revuelo hace varios años cuando recomendó que las mujeres empezaran a someterse a pruebas de detección del cáncer de mama a los 50 años, en lugar de a los 40.

“El grupo de trabajo está reevaluando constantemente los datos disponibles”, dijo Barron H. Lerner, historiador médico y profesor de medicina en la Universidad de Nueva York Langone. “Esto podría verse como un cambio de rumbo, pero en realidad es hacer ajustes basados en la evolución de la ciencia”.

En el caso de las personas que han sufrido un infarto, un derrame cerebral u otro problema cardiovascular importante, los argumentos a favor de que el uso de la aspirina las protege de un segundo episodio siguen siendo sólidos. Las nuevas directrices del Grupo de Trabajo de Servicios Preventivos no cambian este consejo.

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