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"El arte no cambia el mundo, sí la forma de verlo"

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Elián Stolarsky, la más joven en exponer en el MNAV

ELIÁN STOLARSKY

Tiene 27 años y además de ser una de las artistas de mayor proyección internacional, es la más joven en exponer en el Museo Nacional de Artes Visuales.

Elián Stolarsky, la más joven en exponer en el MNAV

No resulta fácil explicar una vocación. Mucho menos cuando esa vocación nos involucra, nos envuelve, o, mejor aún, nos define, nos para de uno u otro lado, nos ayuda a intentar entender el mundo de tal forma y no de otra. Nunca fue fácil explicarse a sí mismo. Es cierto. Y tampoco lo es para Elián Stolarsky, aunque de ella puedan decirse muchas cosas que ayudan a definirla: que es la artista más joven en exponer en el Museo Nacional de Artes Visuales, que es una de las artistas con mayor proyección internacional, que hay que prestarle atención, que tiene cosas para decir. Sobre todo eso, que tiene cosas para decir; porque una obra de arte siempre dice algo, aunque (ironía o no) adquiera su sentido último cuando se encuentra con una mirada ajena.

Sin embargo, hay algunas cosas que Elián sabe, y otras que no. "Yo soy artista por necesidad. Empecé por un impulso muy personal pero también hubo un contexto que me ayudó. Pero sí, yo creo por necesidad y porque siento que tengo ganas de hacer cosas y de seguir caminando". Eso, para Elián, es lo seguro. No sabe, por ejemplo, dónde estará en dos meses, ni si tendrá su taller, ni si tendrá los ingresos suficientes como para instalarlo, ni si se queda "acá" o si se va a vivir "allá", aunque tampoco sepa muy bien qué es "allá", y utilice el adverbio solo por oposición a "acá", que refiere a Uruguay.

"Mi futuro es totalmente incierto", dice. Pero hay una certeza dentro de la incertidumbre: toda su carrera ha sido así. Es decir, buscando la manera para encontrar un poco de estabilidad en una profesión que, al menos en Uruguay, es totalmente inestable: las artes plásticas. O las artes en general.

Una conjunción.

Dicen que las primeras veces de todo siempre son determinantes. Que una primera impresión puede predisponer a las que vendrán, si es que vienen, claro. Sin embargo, Elián (27) no recuerda cuándo fue la primera vez que entró a museo. Quizás porque los frecuentaba desde que era "muy chiquita", quizás porque sus padres son arquitectos y el arte y los libros y los libros sobre arte estuvieron presentes en su vida desde siempre. Lo cierto es que creció con el arte como algo cotidiano.

Pero además, Elián cree que siempre hubo en ella algo más, como una pulsión, como una pasión, como un impulso, que hizo que, apoyada y estimulada por su familia, terminara por elegir a las artes plásticas como forma de vida. Porque ser artista es más que una profesión. Es, sin dudas, una manera de vivir.

Dibujó desde siempre pero a los 15 años decidió que quería que aquello se transformara en algo "más en serio". Así que fue al taller de Tunda y Ombú y se pasó días y meses y veranos enteros dibujando, y de la técnica pasó al concepto y una cosa fue llevando a la otra y cuando se dio cuenta tenía 18 años y un futuro que decidir. "Llegué a ese momento y no tenía ni idea de qué hacer. Pensé que capaz las artes eran una opción posible, pero ya es sabido y yo lo sabía que el arte es algo de lo que no podés vivir. Por otro lado me encantaba y sentía que era lo único que sabía hacer". Y lo hizo. Estudió Bellas Artes y además hizo animación en Animation Campus, a pesar de que más de una vez se planteó cambiar de carrera. "Y no, no quise cambiar. Cuanto más me iba metiendo más me daba cuenta de que era esto".

— ¿O sea que te la jugaste por más que el futuro fuera incierto, al menos económicamente?

— Exacto. Y a ver: sigue siendo incierto. Es un futuro complicado el de las artes plásticas, al menos en el momento en el que estoy de mi carrera, es como un estar todo el tiempo buscando de qué vivir, porque no tenés algo fijo que te asegure que las cosas van a suceder. También en otros procesos estás más atrasada que otras personas, por ejemplo, vivir solo es muy difícil porque necesitás de una base que quizás te lleva más tiempo. Pero bueno, las satisfacciones que tengo por vivir así también son muchas, entonces yo sigo eligiendo esto, a pesar de todo.

Elián vive en la casa de sus padres. Allí el living devino en depósito y es donde Elián tiene su obra; además, es allí donde se pasa ocho horas (más o menos, dependiendo del día) dibujando, creando, pintando, pensando. Dice que ahora le está pesando no tener un taller propio, pero que hasta que no decida dónde vivir y no tenga los ingresos suficientes, no lo va a instalar.

Aunque es difícil, hasta ahora Elián se ha arreglado para poder formarse en residencias y en becas. Por lo pronto, en julio se va por una beca de la Fundación Miró en Mallorca y luego, octubre y noviembre también la van a encontrar en España, en La Coruña, en una fundación de grabado. "De eso se trata: de buscar oportunidades e intentar abrir puertas".

El Museo.

"Estoy muy feliz". Esas son las tres palabras que le salen cuando habla de la exposición y todos los otros, que se inauguró el 26 de abril en el Museo Nacional de Artes Visuales (MNAV) y que se podrá visitar hasta el 10 de junio.

Es que esa no es una muestra más, ni para Elián, ni para el museo, ni para el público. Esa es la exposición de la artista más joven en exponer en el Museo Nacional. Y es uruguaya. Y es mujer. Y tiene 27 años. "Es todo impresionante. No me esperaba la respuesta que está teniendo la muestra. Es como que siempre hay una parte en la que por suerte la realidad te supera y te sorprende. Antes de la inauguración estaba muy nerviosa pero intentaba no pensar en estas cosas, sino me enloquecería entre el miedo y la ansiedad. Pero todavía sigo sin entender mucho qué pasa, qué me pasa".

Dice que ser tan joven y exponer allí le genera una "responsabilidad grande", especialmente "porque hay mucha gente que seguro también se lo merece" y todavía no ha expuesto: "Esta oportunidad fue una responsabilidad desde el día en que Enrique (Aguerre, director del museo) me llamó y me lo propuso. Desde ese momento dije bueno, quiero hacer lo mejor que pueda. Para mí fue súper necesario que estuviera María Eugenia Grau en la curaduría, que hizo un proceso excelente y me aportó una mirada externa. Además fue importante para que le diera un soporte a este proceso, no solo interno sino también hacia afuera, porque quizás puede llevar a muchos cuestionamientos que yo expusiera en el Museo".

—¿Te preguntaste esas cosas?, ¿que se te pudiera cuestionar por tu edad?

—Sí, muchas veces, sabía que eso era algo que podía llegar a pasar. Todavía no ha pasado pero realmente espero que las críticas sean por la calidad de mi obra.

Sabe, Elián, que esto es solo un comienzo. O un nuevo comienzo. O un comienzo más. Sabe que tiene que seguir caminando y creando para que exposiciones como la del Museo Nacional sigan sucediendo.

Esta muestra empezó a gestarse en 2015, mientras la artista realizaba un máster en Bélgica; allí fue donde empezó a crearla, incluso fue donde hizo la pieza que le da nombre a la exposición y todos los otros. Incluye tapices, dibujos y animaciones. Su obra, dice, tiene que ver con cómo volvemos a contar la historia que nos contaron, es decir, con "cómo cada uno vivencia las herencias familiares"".

En ese sentido, para Elián una obra es un espacio de intertextualidades: "Nunca se empieza de cero, viene de todo lo que vimos, leímos o escuchamos. Por eso se da ese fenómeno de que capaz tu obra es similar a la de alguien más sin que te enteres. Eso no siempre significa plagio, a veces significa que estamos viviendo una época similar, que estamos en sintonía". Cree, también, que "el arte marca la temperatura de un momento y de una época" y que por eso su capacidad de empatía es esencial. Por eso, quizás, dedica su vida a esto: a crear, a contar historias con las que alguien más se pueda ver reflejado. Porque, en definitiva, a todos nos pasan cosas similares y si alguien mira su obra y siente algo, con eso alcanza. "El arte no va a cambiar el mundo, no es esa su función, pero sí puede cambiarte la manera de verlo".

Su carrera: en formación constante

Es difícil poner un punto de inicio en la carrera de Elián Stolarsky. Fue cuando era niña y empezó a hacer talleres de cerámica. Lo hizo, entre otros maestros, con Claudia Ancelmi o Mayerling Wolf.

Poco después, a los 15 años, decidió que lo que tanto le gustaba, que era dibujar, tenía que empezar a ser algo más "en serio". Así que empezó los talleres de Tunda y Ombú. Y todo lo que siguió después, fue sabiendo que esa era su vocación y que eso era a lo que quería dedicar su vida.

Hizo dibujo con modelo en vivo en el taller Clever Lara con Esteban Smerdiner.

Luego estudió en el Instituto Escuela Nacional de Bellas Artes, de donde egresó en 2015 y se formó como animadora profesional en Animation Campus. Hizo grabado con muchos maestros, entre ellos, Edgardo Flores.

Realizó una maestría en Instalación y técnicas gráficas en KASK Conservatorium, HoGhent, Ghent Bélgica. "El máster fue fundamental, creo que fue un punto bisagra que me abrió un montón de puertas para descubrirme a mí en ciertas creaciones", recuerda.

Luego, dice Elián, de las experiencias más ricas que ha tenido en su carrera, han sido las residencias y las becas en el exterior.

SUS COSAS

LA LITERATURA. Para Elián, todas las manifestaciones culturales que consuma, son insumos para su obra. Eso le sucede, por ejemplo, con el cine y con la literatura. Eso le sucedió, puntualmente, con la novela Austerlitz del escritor alemán W. G. Sebald y con textos de Jorge Luis Borges.

UN HOBBY. Para Elián es necesario despejar la cabeza, especialmente cuando el proceso creativo se "tranca". Por eso, todas las semanas toma clases de salsa. "Es un hobby que me hace muy feliz, tiene que ver con poder relajar la mente y poder dejarla en cero. Hay gente que debe meditar, salir a correr, o lo que sea, yo encontré esa forma".

REFERENTES. En las artes plásticas tiene varios referentes. "William Kentridge es un artista que me fascina, Anselm Kiefer también me encanta, Chagall también aunque no tiene nada que ver con mi trabajo, Goya también. Hay muchos. De los uruguayos, Solari y Sáez siempre estuvieron ahí".

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