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Amor de películas y series

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SAN VALENTÍN

Una mirada distinta a lo que el séptimo arte tiene para ofrecer respecto a los vínculos de pareja.

Antes de la pandemia, la frase “Netflix and chill” (derivada de “¿Vamos a mirar Netflix y relajarnos/pasarla bien?”) significaba “¿Querés venir a casa a tener relaciones sexuales?” Ahora, con la industria del cine prácticamente parada, la frase ya puede tomarse literalmente. Pero eso no excluye, claro, que una película sea el preludio al sexo, como viene siendo desde hace décadas.

Hoy, que muchos celebran el acto de estar en pareja, repasamos algunas películas y fenómenos cinematográficos alusivos al amor y a los vínculos de parejas. Después de todo, es gracias al cine y a la televisión de Estados Unidos que en Uruguay se empezó a prestar atención a la fecha, tal como ha ocurrido en los casos de Halloween y la figura de Papá Noel, todas ellas celebraciones importadas de EE.UU.

Para ello, Revista Domingo charló con la crítica de cine, periodista y egresada de la Escuela de Cine Soledad Castro Lazaroff. Entre las primeras cosas que afirma es que hay que desprenderse de los preconceptos respecto de que Hollywood in totum promueve una visión romántica y estereotipada de los vínculos de pareja y el amor, en las que la mujer es básicamente pasiva.

“Es un estereotipo que muchos tienen: Hollywood y dentro de Hollywood, específicamente Disney, promueven una visión rosada, romántica y poco realista de las relaciones de pareja y del amor. Pero esa es una visión poco simplista”, dice.

De acuerdo a su visión, incluso algunas de las primeras películas de Hollywood ya se animaban a encarar facetas de las relaciones de amor con una actitud heterodoxa. “Hay comedias muy tempranas, de la época en que regía el Código Hays (que entró en vigor en 1934) que, por más que sean muy pudorosas, tienen personajes femeninos muy potentes y hay hasta situaciones en las que se alude a relaciones poliamorosas”.

Hay una comedia de 1934, dirigida por Frank Capra, que a ella le viene a la memoria cuando habla de películas que subvierten las expectativas.

Titulada Lo que sucedió aquella noche, la historia se centra en una protagonista (interpretada por Claudette Colbert), quien se escapa de un yate en la que su padre la ha encerrado porque ella no quiere casarse con el hombre que han elegido para ella. “Ella transgrede la norma de tener que aceptar su casamiento”.

Lo que sucedió aquella noche
Lo que sucedió aquella noche.

¿De dónde viene, entonces, el poderoso estereotipo que dice que Hollywood promueve una visión romántica de las relaciones de amor? Para Castro Lazaroff, eso empezó a tomar formar en las décadas de 1940 y 1950 en la industria del cine. Fue durante esos años, los llamados “dorados” y que convocaban a millones a las salas, en los que las películas románticas sentaron las bases de lo que muchos entienden son, ahora, clichés.

Pero tampoco en este caso hay que tener una mirada totalizadora y excluyente. Incluso durante esos años, en los que el amor romántico estaba en pleno auge en el cine, hubo lugar para películas que no se ajustaban a los moldes.

O que sí se ajustaban pero conseguían introducir, entre líneas, mensajes y posturas no convencionales. Como bien dice la crítica, en esas décadas brilla Alfred Hitchcock como realizador.

Además, también hay que tener en cuenta que la discusión de que si es el cine que crea y promueve esos estereotipos o si los refleja, es un debate irresuelto. Castro Lazaroff destaca que muchas películas de esa época tenían como un eje argumental importante la búsqueda activa del casamiento por parte de la mujer. “Pero también era así en la sociedad. Si eras mujer, tenías que buscar un marido para sobrevivir económicamente. La ficción se alimenta de los estereotipos culturales y sociales, los recrea, pero también, si uno sabe mirar, deja ver las transgresiones a esos estereotipos”. Y hay una razón sencilla para eso. Sin conflicto, sin transgresión, no hay historia, no hay ficción. En la publicidad, agrega, el asunto cambia porque ahí sí los estereotipos están en un terreno mucho más firme, y es más complicado derribarlos. Pero en el terreno de lo artístico, otro es el cantar.

Eso, por supuesto, no quiere decir que Hollywood haya sido tomado por asalto por hordas leninistas en algún momento. “Al final, casi siempre se vuelve al orden burgués. La chica transgresora es perdonada por su padre, encuentra el amor, se casa y todo concluye según dictan las convenciones y las normas sociales”.

Hollywood siempre tuvo una línea mainstream, dice Castro Lazaroff, pero siempre tuvo también cuestionamientos y transgresiones dentro de esas coordenadas. “En plena época macartista había películas que exaltaban el valor de no ser un delator, por ejemplo. Es un poco simplista pensar que el cine ofrece una mirada simplista del amor romántico”.

Para ella, el sistema de estudios -cuando las empresas determinaban prácticamente todos los aspectos creativos- tenía rigideces pero aún así era posible ver las transgresiones en los “resquicios” que existían dentro de ese sistema industrial de hacer películas.

Es más, hoy que parece que prácticamente todo estaría permitido no hay que dejarse llevar por las apariencias. “Antes, las películas eran para todo público. Cuando empezaron (a partir de 1967) a dividir las películas por edades, comenzó otra época. En la actualidad, está todo mucho más segmentado. Hay un cine para mujeres, un cine para esto, un cine para lo otros. Y eso refuerza el poder de los estereotipos”. Solo que se trata de otros esterotipos, claro (si una película -por poner un ejemplo fuera del cine romántico- como Bajo el peso de la ley de Jim Jarmusch, 1986, se impone como una obra influyente, habrá un sinfín de emuladores que filmarán en blanco y negro, con un ritmo narrativo pausado y con historias mínimas).

Castro Lazaroff dice algo similar. “Hoy hay películas supuestamente ‘familiares’ en las que no hay un beso. Es de una moralina increíble. Hay películas de acción en las que no hay sangre. Las de Marvel son paradigmáticas en ese sentido. Hay grandes batallas y se trata de seres de enorme fuerza, pero no se muestra ni una gota de sangre. Y menos sexo. Ni el sexo ni la muerte se muestran”.

-¿Pero eso no una influencia directa de Disney?

-Walt Disney era conservador. Pero tampoco en ese caso hay que hacer lecturas que simplifican la historia del arte. Podría ser conservador, pero también era un hombre que podía a llegar a arriesgar toda su fortuna para conseguir una cámara específica para hacer Blancanieves. Era un pionero, que se basaba en lo que estaba de moda en ese momento.

De las palabras de Castro Lazaroff se desprende que no es tan “netflixera”, aunque reconozca que la plataforma tiene valiosas películas, como Historia de un matrimonio de Noah Baumbach (“Me encanta Baumbach”).

Historia de un matrimonio
Historia de un matrimonio

“Una de las consecuencias de la pandemia es que, ante la poca producción actual, muchos están volviendo a ver (o descubriendo) películas viejas. Como por ejemplo, Un camino para dos, que vi ayer. Esa película es de 1962 y fue dirigida por Stanley Donen, el mismo que dirigió Cantando bajo la lluvia, y es un gran retrato del matrimonio. Todo es mainstream ahí: los actores (Albert Finney y Audrey Hepburn), la música (Henry Mancini) y todo lo demás. O Una mujer bajo la influencia (1974), de John Cassavetes, otra película sobre una relación matrimonial conflictiva, que es una película mucho más lograda que la de Baumbach. O Frankie y Johnny, con Al Pacino y Michelle Pfeiffer. También esa es una película mainstream, pero que retrata al mundo de los trabajadores como pocas películas han hecho en la historia”.

Un camino para dos
Un camino para dos

Dicho de otra manera, el consejo de Castro Lazaroff es dejar descansar Realmente amor (2003) o Diario de una pasión (2004), títulos repetidos ad nauseum en servicios de televisión para abonados y buscar en internet valiosos títulos que hoy andan circulando por ahí.

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