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Alyssa Thomas, la Lebron James del básquetbol femenino

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Alyssa Thomas

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La atacante Alyssa Thomas es una de las mejores de la liga profesional de Estados Unidos, la WNBA, aún jugando con una lesión en los hombros que arrastra desde hace cuatro años.

En teoría, tendría que ser fácil entorpecerle el juego a Alyssa Thomas, la atacante de 1,90 de Connecticut Suns. En teoría, tendría que ser posible hasta neutralizarla por completo. Actualmente, Thomas tiene ambos hombros lesionados y es incapaz de levantar los brazos por encima de la cabeza. Aún así, la a menudo subestimada Thomas fue la jugadora que ninguna de las integrantes de Los Angeles Sparks pudo detener durante tres partidos consecutivos en las semifinales de la WNBA, la liga estadounidense de básquetbol femenino.

El juego de Thomas ha inspirado comparaciones, siempre odiosas, entre ella y varias de las mejores de la WNBA e incluso con jugadores de la NBA. Aún así, su estilo de juego es único.

“He tenido que cambiar mi manera de jugar”, dijo tras un partido contra las Sparks en el cual metió 12 puntos y agarró 13 rebotes. “Cuando jugaba en Maryland (su cuadro antes de pasar a la WNBA), lo mío eran principalmente los tiros de media distancia. Pero sé cómo las adversarias van a enfrentarme en los partidos actualmente. Sin embargo, yo tengo un juego completo, y ataco de manera intensa. Así que, independientemente de cómo jueguen contra mí, me las ingenio para encontrar el camino hacia el aro”.

Los problemas con sus hombros empezaron hace cuatro años. En agosto de 2015 se lesionó el hombro derecho y estuvo fuera de la cancha durante diez partidos. Dos años después, se lesionó el izquierdo. En esa época Thomas estaba jugando en la liga de Corea del Sur. Ante esas lesiones, ella fue adaptando su manera de jugar a las nuevas limitaciones. “Es algo que está constantemente presente, y lo va a estar. Así que tengo que superarlo. No me voy a operar. Y el cuadro para el que jugué en Corea del Sur, el Samsung Life Blue Minx, tiene una de las mejores instalaciones del país para rehabilitaciones. Hablo con ellos cada vez que necesito, así que estoy bien”, dijo en 2017.

Tanto se adaptó a las limitaciones que sus hombros le vienen imponiendo desde hace cuatro años, que cambió de mano para tirar hacia el aro: de la zurda a la derecha.

Alyssa Thomas
Alyssa Thomas y sus lesiones le impiden jugar con todo su potencial. Foto: Commons. 

De Pennsylvania a Maryland

Alyssa Thomas nació en 1992 en la ciudad de Harrisburg, en el estado de Pennsylvania, en el noreste de Estados Unidos. Tanto ella como su hermano Devin se dedicaron al básquetbol desde niños. El deporte era algo que se vivía intensamente en la familia. Ambos progenitores habían sido jugadores, aunque nunca llegaron tan lejos como ella. Pero más allá de que en la familia se compartía la pasión, también había otras intenciones para poner a Thomas a jugar: socializar. La pequeña Alyssa era, según ella misma cuenta, bastante tímida. “Una de las razones por las que mi madre me inscribió para que entrenara básquetbol fue para que abriera mi caparazón”.

Sin embargo, el fútbol casi le priva al básquetbol de una de sus jugadoras actuales más destacadas. A Thomas le gustaba jugar más al deporte rey que el baloncesto cuando era niña. Hasta que un día le tocó un entrenamiento en la cancha bajo una copiosa lluvia. A partir de entonces, Thomas vio con mejores ojos la comodidad y el resguardo de una cancha de básquetbol bajo techo. Y abandonó el fútbol.

Pero no fue tan sencillo como pasar de un deporte a otro. Sus padres se preocuparon cuando ella llegó a la adolescencia y seguía siendo una niña de estatura comparativamente baja. De ahí que su papá se tomara tiempo para entrenarla personalmente como jugadora base. Si no “pegaba el estirón”, tendría las armas para desarrollarse como una armadora de jugadas.

Sin embargo, cuando empezó el liceo tanto su juego como su estatura no tardaron demasiado en despegar. En poco tiempo se convirtió en la jugadora con más tantos en la historia de su institución educativa, y empezó a llamar la atención de medios y agentes de talentos. En la universidad (Maryland), Thomas siguió anotando y agarrando rebotes. Tanto que en 2011 fue elegida Revelación del Año y cuando se graduó de Maryland, tenía en su haber tres títulos consecutivos como Mejor Jugadora del Año.

Su entrenadora durante los años universitarios, Brenda Frese, dijo hace poco a The New York Times que Thomas le recordaba a LeBron James, por cómo impone su físico en los partidos. Frese la había visto jugar como liceal y le había causado una profunda impresión. “Me hacía poner la piel de gallina. Me di cuenta instantáneamente de que era una gran jugadora. Lo que la separa de las demás es su sentido de la competencia, su potencia y su velocidad”.

En los partidos contra Los Angeles Sparks, Thomas desplegó tanto su fuerza como sus trucos, pero es tal vez su determinación a avanzar en la cancha lo que ha llevado a los Suns a estar en los niveles superiores del torneo. Ella agarra la pelota y enfila hacia el aro contrario, y hay pocas cosas que puedan detenerla. Es por eso que cuando la presentan ante el público, lo que suena en los parlantes es el sonido de un motor.

Con el tiempo, los seguidores del club han aprendido a esperar solo una cosa de Thomas cuando ella toma posesión de la pelota y empieza su trasiego, potente pero fluido, hacia la cancha rival: éxito. Y si no anota, facilita a sus compañeras. En especial, Thomas tiene un pase largo (aproximadamente 20 metros), que le es único y que no lo aprendió de nadie. “Ya hacía ese tipo de pases cuando llegó a Maryland”, dice otra vez su exentrenadora, Brenda Frese. “Cuando veo una jugadora que tiene tanta potencia y talento, le doy rienda suelta para que desarrolle sus fortalezas. Pero ese tipo de pases no es algo que yo le pueda enseñar a alguien. Se requiere un talento especial para eso”.

Con tanto talento, la pregunta que surge de forma inmediata es: ¿Cuánto más podría alcanzar si no tuviera lesionados sus hombros? Porque si bien Thomas es inteligente, competitiva y con un físico que se impone, jugar al más alto nivel con lesiones equivale a dar ventajas. Específicamente, la lesión de Thomas tanto en el hombro derecho como el izquierdo es “desgarro del labrum superior del hombro” (SLAP, por sus siglas en inglés).

¿Por qué no se opera? Porque pierde dinero. El tema de la brecha salarial entre la WNBA y la NBA determina que ellas ganen mucho menos que ellos. La solución que muchas encontraron es jugar todo el año: terminan en la WNBA y se van a otros países. De esa manera, no solo siguen percibiendo un ingreso durante la mayor parte del año. Además, muchos mercados fuera de Estados Unidos pagan mejor que la WBNA. Si Thomas se operara, tendría que estar convaleciente durante siete meses sin jugar y, por ende, sin cobrar.

Algunos se preguntan por qué, entonces, no se toma una temporada libre de la WNBA. De acuerdo a un análisis de la periodista deportiva Cassandra Negley, los Connecticut Suns no pueden “permitirse” el lujo de prescindir de ella justo este año, que llegaron a las semifinales del campeonato (al cierre de esta edición, los Suns iban 3-0 arriba contra Los Angeles Sparks). “Necesito operarme. La mayoría no podría jugar con este tipo de lesión, pero tengo suerte de ser tan musculosa, porque eso me estabiliza”, dijo el año pasado.

El mal negocio de jugar en la WNBA

El año pasado, la revista especializada en economía Forbes hizo un informe sobre las diferencias en remuneración entre hombres y mujeres basquetbolistas profesionales en Estados Unidos. Ahí, se citaba otro estudio, pero de 2017, que ubicaba el sueldo anual de las jugadoras de la Women’s National Basketball League (WNBA) en aproximadamente un 20% del salario anual mínimo estipulado para sus colegas masculinos en la NBA (582.000 dólares el año pasado). “En promedio, las jugadoras de básquetbol ganan 71.000 dólares al año. El salario anual mínimo es 50.000 dólares y el máximo, 110.000”. En ese informe también se daba cuenta de la costumbre de jugar todo el año, para así ganar mejor. De las 157 jugadoras de la WNBA, 87 tenían contratos con equipos internacionales, con lo cual terminaban de jugar en la liga de Estados Unidos y partían a hacer lo mismo en otros países. Mientras que en su país, las basquetbolistas empiezan con un salario anual cuyo piso es 50.000 dólares, en Europa el salario anual mínimo es exactamente el doble: 100.000 dólares.
Además, en el artículo se hacía otra comparación: las jugadoras de la WNBA ganaban incluso menos que los árbitros de la NBA, cuyo salario anual es de 150.000 dólares.

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