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Las aftas, rebeldes y dolorosas

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Las aftas son lesiones ulceradas que aparecen dentro de la cavidad bucal, que tienen forma redondeada y están rodeadas por un halo rojizo. Generalmente se encuentran en la cara interna de las mejillas, en el paladar, en el dorso de la lengua e incluso en las encías.

Pero la característica más saliente es el dolor que ocasionan, lo que puede determinar una gran molestia a la hora de hablar, masticar o tragar.

Si bien no se conoce con exactitud lo que las ocasiona, se sabe que los traumatismos son un factor importante; desde pequeñas lesiones provocadas por ejemplo al lavarse los dientes o morderse, hasta heridas producidas por prótesis dentales o alimentos de consistencia muy dura.

El factor emocional también tiene su relevancia, ya que su aparición muchas veces se da en momentos de gran estrés, posiblemente por la baja de defensas que esto conlleva.

Durante los empujes, los alimentos mejor tolerados son aquellos blandos a una temperatura fría o tibia, ya que las comidas picantes o demasiado calientes empeoran el cuadro. Lo mismo pasa con los dulces, los cítricos o también el café.

En cuanto a su tratamiento, en general las aftas curan solas sin dejar cicatriz en unos días, plazo que generalmente no supera las dos semanas.

De todas formas existe una gran variedad de terapéuticas, cuyos objetivos son aliviar el dolor y eliminar lo más rápido posible las heridas.

Por ejemplo, son útiles los anestésicos locales en gel del tipo xilocaína viscosa, lo que ayuda a calmar el ardor y por lo tanto facilita la alimentación. Utilizar una medida de agua oxigenada y una igual de agua es un tratamiento barato que también puede ser efectivo. Así mismo, recurrir a los antisépticos bucales para reducir la contaminación microbiana y el riesgo de sobreinfección secundaria puede ser de ayuda.

Desde el punto de vista médico, lo más utilizado son los corticoides, que si bien alcanzan buenos resultados, tienen la dificultad de mantenerlos sobre las lesiones sin que sean arrastrados por la saliva de la boca. Por ese motivo, para "fijarlos" se aplican junto con productos especiales de características adhesivas. También la realización de toques con ácido tricloroacético por parte de un profesional experimentado en el tema puede lograr una rápida desaparición de las lesiones.

Si bien siempre es recomendable que el diagnóstico de aftas sea realizado por un médico, la consulta se impone cuando las lesiones miden más de dos o tres centímetros, persisten más de dos semanas o los empujes se suceden a repetición.

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Pablo Pera Pirotto

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