NOMBRES 

Bien lo dijo el maestro Lito Vitale: en la buena música no hay mejores ni peores, sino diamantes, personas especiales (porque “mejor” es un deportista que le gana a otro en una competencia). Y entre esas joyas que brillan, claramente se encuentra Adele, quien demostró que no todo está perdido en la industria de la música, donde los artistas efímeros y desechables son el pan nuestro de cada Grammy. 

Afortunadamente, Adele (33) volvió a ser noticia esta semana con el lanzamiento de un nuevo tema (el primero que da a conocer en seis años), que es solamente una muestra de lo que vendrá. Coincidiendo con la presentación del sencillo, la cantante apareció en las páginas centrales de la revista Vogue (primera entrevista que concede también en seis años), en la que habló de su próximo álbum que se titulará 30, un nombre que, al igual que sus anteriores trabajos, corresponde a la edad que tenía al momento de componerlo. Allí dijo que su canción Easy On Me, al igual que ocurrió con otras composiciones anteriores, está vinculada con su propia historia: tiene que ver con su divorcio del empresario y filántropo Simon Konecki y su necesidad de contar parte de ese proceso.

De hecho, confesó que grabó el álbum para tratar de contestar las preguntas de su hijo Ángelo James, de 9 años, sobre por qué sus papás ya no viven juntos. “Sentí que quería explicarle, a través de este disco, cuando tenga 20 o 30 años, quién soy y por qué elegí voluntariamente desmantelar su vida entera en la búsqueda de mi propia felicidad”, sostuvo.

La cantante dijo que Easy On Me fue la primera canción que compuso para el álbum y que se sintió tan desahogada al hacerlo que no escribió nada más durante seis meses. De todos modos, con el fin de evitar que los trapos sucios de su matrimonio salieran a la luz, firmó una cláusula en los papeles de divorcio que le prohibe cantar, de una forma explícita, sobre la relación que mantuvo durante ocho años con Konecki.

En un clip en blanco y negro de apenas 20 segundos que se dio a conocer antes de difundir el video de Easy On Me, se ve a Adele manejando un auto que arrastra un pequeño acoplado con muebles, mientras escucha un casete con el nombre de la canción y vuelan algunas partituras. Con su mano izquierda extendida por la ventana, simula el vuelo de un ave en libertad. Desde el jueves está disponible el video completo en YouTube, que refuerza con nuevas imágenes los mismos conceptos.

Aquella jovencita que conmovió al mundo con su voz a los 19 años hoy luce una figura impactante. En la entrevista con Vogue confesó haber bajado 45 kilos en un período de dos años. Aunque aclaró que no ha estado estrictamente obsesionada con adelgazar, sino con hacer ejercicio, porque eso le ayuda a lidiar con algunos problemas que la han abrumado durante toda su vida. “Me di cuenta que cuando hacía ejercicio no tenía ansiedad. Nunca se trató de perder peso. Pensé que si podía hacer que mi cuerpo fuese físicamente fuerte, y puedo sentirlo y verlo, entonces tal vez algún día pueda hacer que mis emociones y mi mente sean físicamente fuertes”, reveló la cantante.

Haciendo gimnasio y aparatos dos y hasta tres veces al día, logró desconectarse de casi todo. En cierta medida por eso no documentó su proceso de cambio físico en las redes sociales, lo que seguramente otras celebridades habrían explotado al máximo para estar presentes en los medios y en la vida de sus fans. Por otra parte, reveló que no sucumbió a ninguna de las dietas de moda y que, por el contrario, desde que hace tanto ejercicio come más que antes.

Adele vive en Los Ángeles junto a su hijo, en una mansión que asegura que no podría pagar en su Londres natal. Y su exesposo tiene una propiedad enfrente, lo que le permite estar cerca (literalmente) del pequeño Ángelo. “Hubo mucha meditación, mucha terapia y pasé mucho tiempo sola. Pasaba una noche encantadora con mis amigos y luego me despertaba como si un tsunami viniera por mí. Recuerdo estar sentada con dos amigas y pensaba, ¿cuándo dejaré de sentirme así? Y ellas me decían que con el tiempo”, declaró sobre el modo en el que salió de aquel pozo depresivo.

Adele y Konecki se conocieron en 2011 (él era divorciado, con una hija y 14 años mayor que ella) y mantuvieron una relación de bajo perfil, al punto de que incluso se desconoce cuándo contrajeron matrimonio. En octubre de 2012 la cantante dio a luz a Ángelo, aunque no reveló su nombre hasta enero de 2013. Al parecer se casaron en 2016, porque ella mencionó a su “marido” en la entrega de los premios Grammy de febrero de 2017 y reconoció que estaba casada en un concierto que dio en Australia en marzo de ese año.

Konecki nació en cuna de oro en Nueva York y a los 10 años se trasladó a Londres, donde estudió en el prestigioso Eton College (al que también fueron los príncipes Guillermo y Harry). Con 17 años se convirtió en corredor de bolsa y a los 24 ya trabajaba en el gigante financiero Lehman Brothers, que abandonó en 2005 para fundar una empresa con la que lleva agua potable a países en desarrollo.

Tras su primer desamor que la inspiró a escribir su multipremiado disco 19, Adele volvió a triunfar cuando Konecki trajo paz y estabilidad a su vida. Todo indica que lo mismo ocurrirá ahora que afianzó su relación con su nueva pareja, el multimillonario representante de basquetbolistas Rich Paul.