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La tragedia de Colombia en una novela disparatada de Evelio Rosero

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Evelio Rosero

Entre gritos de alegría y terror

Los Caicedo, una distinguida familia de Bogotá, espera a sus invitados para el gran festejo pero sin intuir la debacle. Entre líneas, Rosero explora los orígenes de la violencia en su país.

Si el tema es el origen de la violencia, nada mejor que la narrativa del colombiano Evelio Rosero. Desde que este cronista lo descubrió con la premiada novela La carroza de Bolívar, donde la figura inmaculada del libertador Simón Bolívar es maltratada en tono de tragicomedia, y luego se deslumbró con Los ejércitos, esa novela sobre la violencia guerrillera en un pueblo pequeño y el terror atávico que se va desatando, intuyó que había un camino diferente para comprender los orígenes del mal, ese que alimenta la sed de sangre de ciertos colombianos, y también de otros latinoamericanos. Cuando los jóvenes leyeron en voz alta Los ejércitos en las plazas públicas de Bogotá, reclamando por la paz en el 2015, ese gesto fue la confirmación de que el texto se había instalado en las nuevas generaciones, lo dueños del futuro colombiano. Esos jóvenes intuyeron que esa novela había llegado al fondo, a lo innombrable, al asco de percibir el agujero negro de donde emana la sed de lastimar, de manipular, de torturar, de matar, de hacer sufrir al otro y disfrutar con ello.

La tragedia y la comedia vuelven a estar en ese retrato de la vida frívola en una parroquia en la novela Los almuerzos, y también en la exploración de la mente de un asesino en otra gran novela, Toño Ciruelo. El lector ya sabe que va a disfrutar de buena narrativa, pero también que Rosero está traficando por debajo, entre líneas, con lo peor de la sociedad colombiana, con sus pulsiones de muerte. Busca las claves del origen de esa violencia, exploración que lo lleva por caminos profundos, inesperados.

Lo vuelve a hacer con su última novela, Casa de furia. Trata de una enorme bacanal en la casa de los Caicedo, una distinguida familia de Bogotá, que ha organizado una fiesta por su aniversario de bodas y esperan a sus invitados. Pero claro, todos cargan sus miserias e hipocresías a cuestas, y ese festejo terminará en tragedia, o mejor dicho en una orgía de ribetes tragicómicos, porque la fiesta continúa mientras los gritos de terror se confunden con los alaridos felices de los borrachos. El lector va percibiendo ese desmadre lento, ceremonioso, anunciado. Antes de la muerte de uno de los Caicedo, el narrador reflexiona: “Toda la vida hablaron de un país de violencia, toda su vida discutieron sobre si sería mejor llamarlo un país asesino, y ahora les correspondía padecer su país en carne propia, ahora lo veían cara a cara, ahora lo entendían: país de víctimas”.

Quien empiece por Casa de furia deberá seguir con La carroza de Bolívar y luego por Los ejércitos. Con una advertencia: de estas lecturas no se sale indemne.

CASA DE FURIA, de Evelio Rosero. Alfaguara, 2021. Barcelona, 372 págs.

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