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Teoría del dron

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Predator

matar de forma "moral"

Los aviones no tripulados ya plantean cuestiones filosóficas que hay que discutir.

Walter Benjamin reflexionó sobre los drones, sobre los aviones radio-comandados, que ya imaginaban los pensadores militares de mediados de los años 1930. Este ejemplo le servía para ilustrar la diferencia entre la "segunda técnica", caracerística de las industrias modernas, y la "primera técnica", que se remonta al arte de la prehistoria. Para Benjamin, no las distinguía la inferioridad o el arcaísmo de una respecto de la otra, sino su "diferencia de tendencia": "La primera implica al hombre en todo lo posible; la segunda, lo menos posible. El éxito de la primera, si se puede decir, supone el sacrificio humano, el de la segunda se anunciaría en el avión sin piloto dirigido a distancia por ondas hertzianas".

De un lado las técnicas del sacrificio, del otro las del juego. De un lado el compromiso integral, del otro el descompromiso total. De un lado la singularidad de un acto vivo, del otro la reproductibilidad indefinida de un gesto mecánico (...). De un lado el kamikaze o el autor de un atentado suicida, quien se inmola de una vez por todas en una sola explosión, del otro el dron, que lanza sus misiles a repetición como si no ocurriera nada.

En efecto, si el kamikaze supone la fusión completa del cuerpo del combatiente con su arma, el dron asegura su separación radical. Kamikaze: mi cuerpo es mi arma. Dron: mi arma no tiene cuerpo. El primero conlleva la muerte del agente. El segundo la excluye de manera absoluta. (...) Entre los dos, yacen los combatientes clásicos, los hombres de la muerte probable.

Se habla de suicide bombing, de "atentado suicida", pero ¿cuál sería el antónimo? No existe una expresión específica para designar a aquellos que pueden matar por una explosión sin arriesgar jamás su vida. No solamente no es necesario morir para matar, sino, sobre todo, es imposible que sean asesinados mientras matan.

Contra el esquema evolucionista que, en realidad, Benjamin sugiere para subvertirlo, kamikaze y dron, arma del sacrificio y arma de la autopreservación, no se suceden de forma linealmente cronológica, desechándose como la historia a la prehistoria. Por el contrario, ambos emergen conjuntamente, como dos tácticas opuestas que se enfrentan históricamente la una con la otra.

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El principal heraldo de la tesis del dron como arma moral se llama Bradley Jay Strawser. Sus dos artículos escritos sobre la cuestión le permitieron ser reclutado como profesor de filosofía en una escuela militar norteamericana. El diario The Guardian advirtió un signo en ello: la institución militar norteamericana está convencida de que "estas cuestiones de los drones y de la ética militar van a volverse de forma creciente, objeto de debates decisivos". Strawser comenta: "La Escuela quería tener una voz en este debate, por eso me han contratado (...) quería ser filósofo y lo logré. Qué suerte".

Según este autor, el dron no es sólo un arma moralmente permitida, sino, mejor aún, "moralmente obligatoria". Si usted debe matar de acuerdo a la ley moral, debe utilizar el dron.

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David Rohde, periodista del diario The New York Times secuestrado en 2008 y detenido en Waziristán durante siete meses, fue uno de los primeros occidentales en describir los efectos producidos en las poblaciones. Evocando un "infierno en la tierra", añade: "Los drones eran aterrorizantes. Desde el suelo, es imposible determinar qué o a quién está a punto de perseguir, mientras dan círculos encima de tu cabeza. El ronroneo lejano del motor suena como el recuerdo constante de una muerte inminente".

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Cuando el filósofo alemán Theodor Adorno redacta sus Minima moralia, en 1944, los V-1 y los V-2, aviones cohetes lanzados por los nazis sobre Londres constituyen uno de los objetos de sus reflexiones. En un largo fragmento titulado "Lejos del fuego", escribe: "Si la filosofía de la historia de Hegel hubiera podido incluir a esta época, las bombas robots de Hitler habrían encontrado su lugar (...) entre los hechos empíricos por él elegidos en los que se expresa simbólicamente el estado del espíritu del mundo. Como el propio fascismo, los robots son lanzados a la vez y sin la participación del sujeto. Como aquél, unen la más extrema perfección técnica a una perfecta ceguera. Como aquél, provocan un terror mortal y resultan completamente inútiles. 'He visto el espíritu del mundo', no a caballo, pero sí con alas y sin cabeza, y eso refuta la filosofía de la historia de Hegel".

Refutación de Hegel porque la historia devino acéfala y el mundo sin espíritu. La mecánica trituró la teleología. El sujeto se ha evaporado. No hay piloto en el avión, y el arma ya no es la esencia de la persona.

El autor

GRÉGOIRE CHAMAYOU es doctor en filosofía e investigador en el Centro Nacional de Investigaciones Científicas de Francia (CNRS). Los textos adjuntos fueron tomados de varios capítulos de su libro Teoría del dron (NED, 2016/Océano), ganador del English Pen Award, y traducido a más de 15 idiomas. El autor entiende que, ante las maniobras intelectuales y golpes de fuerza semánticos que buscan justificar la violencia legítima, encubiertas por la "niebla de la guerra", hay que proveer "a aquellas y aquellos que se oponen a la política que tiene el dron como instrumento, herramientas discursivas para hacerlo". El libro fue traducido por Leonardo Eiff.

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