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Sudáfrica tiene una blanca que quiere ser negra

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Antjie Krog

La literatura y el dolor

La novela de Antjie Krog es, entre otras cosas, un alegato anti apartheid.

No es del todo novela y no es del todo ensayo. Quiero ser negra es un híbrido que la poeta y periodista sudafricana Antjie Krog (n. 1952) echa a rodar con solvencia, poniendo en sincronía la enunciación y lo enunciado. El personaje principal y narradora (Antjie Krog) quiere ser negra —es blanca, clase media, académica profesional y anti apartheid—; y su libro quiere ser novela, pero es alegato, denuncia, repaso histórico de un pasado de sustracciones y guerras de identidad y dominio.

Quiero ser negra (2009) alterna dos líneas narrativas bien diferenciadas. En una la narradora protagonista (profesora, casada, blanca, con cuatro hijos) se ve involucrada en un acto criminal cuando ayuda a esconder la evidencia de un asesinato entre negros en su localidad y eso le trae, además de un problema judicial, un drama ético y una situación familiar confusa con un esposo comprensivo pero que piensa diferente, y una “querida madre” —en realidad, África— a la que le cuenta lo que siente. En la otra, nos cuenta la historia de Moshoeshoe (c.1786-1870), el primer rey de Basutolandia, actual Lesoto (país enclavado en Sudáfrica). La peculiar vida de este delincuente juvenil da un giro cuando su abuelo es devorado por caníbales y él los perdona con un argumento irrebatible; a partir de ahí su espíritu conquistador aliado a su diplomacia lo convierten en un líder.

Esta historia primero distrae de la principal, luego la empareja y por momentos la supera. Cuenta cómo la llegada de los misioneros católicos europeos Eugene Casalis y Thomas Arbouset modifica en buena parte el comportamiento de Moshoeshoe y a su vez preserva testimonialmente su legado.

A su vez, la historia de la protagonista recupera tensión cuando viaja de Sudáfrica a la perfecta Berlín y su color de piel vuelve por sus fueros pero tampoco la colma: “¿Quiero volver atrás? ¿Puedo regresar a África? ¿Con lo podrida que he llegado a estar? No solo mi piel es más blanca que nunca, sino que mi mente también es blanca. (...) ¿Y eso qué es? Disfrutar de un autobús puntual, trenes regulares, entornos seguros, ¿es todo eso ser blanco? No enfrentarse a la pobreza, ¿es eso ser blanco? Conmoverme como nunca me he conmovido con mi vida, físicamente, por la poesía de Paul Celan, ¿me hace eso blanca?”

El resultado, aunque la literatura no da respuestas, es que ni Moshoeshoe se convirtió al cristianismo ni Krog puede volverse negra, pero sí se puede tender al entendimiento y al vivir mejor, aunque los intereses dinamiten las mejores intenciones, las promesas de igualdad y los derechos y obligaciones humanos.

QUIERO SER NEGRA, de Antjie Krog. Machado Libros, 2020. Traducción de Amaya Bozal. Madrid, 311 págs.

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