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Un sendero demasiado largo, el de los Apalaches

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Bill Bryson

Viajes muy particulares

Bill Bryson cuenta el periplo de muchos viajeros que recorrieron el sendero de los Apalaches y sus 3.500 km, incluido su propio intento.

El Sendero de los Apalaches es como aquel del “Paisaje de Catamarca” que cantaban Los Chalchaleros: “un camino largo que baja y se pierde”. En realidad, es más que largo, pues desde la Montaña Springer de Georgia, en el sur de Estados Unidos, hasta el Monte Katahdin de Maine, en el noreste, alcanza los 3.500 kilómetros, y recorrerlo de principio a fin es un desafío que muy pocos han logrado. Diseñado en 1921 por uno de esos tantos alucinados visionarios que pueblan la historia de Estados Unidos, atraviesa otros doce estados, y si bien en muchos de sus tramos, gracias a la intervención de algunas instituciones creadas para su cuidado, cobija áreas de descanso, cabañas, refugios y señalética, preserva su estado natural con enormes bosques, montañas, lagos, fauna y vegetación prácticamente intactos.

El escritor y periodista Bill Bryson, nacido en Iowa en 1951 pero residente en North Yorkshire, Inglaterra, autor de libros de viaje, sobre lengua inglesa, científicos e históricos (Una breve historia de casi todo, 2003; En casa: Una breve historia de la vida privada, 2010, entre otros), se aventuró por el Sendero a fines de los 90: de sus peripecias nació un libro muy disfrutable y divertido: Un paseo por el bosque (1997), en el que narra sus fragmentados intentos de recorrerlo, algunos trechos en compañía de un buen amigo, y otros, en la más osada soledad.

El libro mixtura datos, curiosidades y apuntes personales, las dificultades que fue encontrando en el camino, las singularidades de los otros caminantes, los espectaculares paisajes, la naturaleza en todo su esplendor. Bryson comenzó su viaje en marzo en Georgia, con días en los que aún nevaba intensamente, y lo terminó, con interrupciones y salteándose tramos enteros, en agosto en Maine, con calores bochornosos, atosigado por los insectos, la falta de agua y el peligro siempre latente de algún oso, una serpiente de cascabel o alguna que otra alimaña escondida en lo más profundo de los cerrados bosques.

Récords de todo tipo —completar el Sendero en poco más de cincuenta días, hacerlo corriendo dieciocho horas diarias, el ciego que lo completó acompañado de un perro lazarillo, la abuela de más de sesenta años, el gordo que perdió 24 kilos en el trayecto, algunos desafortunados que fallecieron sin llegar a la meta, y la infinidad de hombres y mujeres que empiezan y abandonan el proyecto en pocos días o en pocas horas—, de todo hay en este registro exhaustivo y muchas veces jocoso de quien no pudo llegar al Monte Katahdin y debió volver en auto a su hogar.

UN PASEO POR EL BOSQUE, de Bill Bryson. RBA , 2019. Barcelona, 366 págs. Trad. de Pablo Álvarez Ellacuria.

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