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Ruben Cotelo, el crítico torrencial

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Ruben Cotelo
Andrea

Llega una antología de sus reseñas

Una reseña escrita por Cotelo podía hundir o consagrar un libro.

Hubo otro Uruguay en el que —dicen los memoriosos— se leía más que ahora. Era posible, o lo menos más posible que en el presente, ganarse la vida reseñando libros en la prensa. Algunos de los críticos literarios de ese Uruguay, que murió con la dictadura y que no ha de volver, alcanzaron talla de notables escritores, incluso dedicándose sólo a la crítica. Por eso es muy merecido que, al cuidado de Pablo Rocca, se publicara en la Colección de Clásicos Uruguayos un libro titulado Crítica activa, que reúne varias decenas de artículos de Ruben Cotelo, uno de nuestros mayores reseñistas de libros de la segunda mitad del siglo XX.

Prosa y prisa

La reseña de libros en la prensa está condicionada por los plazos de entrega y por lo efímero de su impacto: le procurará al lector un rato de lectura útil y/o agradable, lo determinará tal vez a leer, releer o no leer a tal o cual autor, e irá luego a forrar el tacho de la basura o a otros destinos así de humildes. No obstante hay en Uruguay una tradición de crítica literaria que se empeña en ofrecerle a los lectores un producto de calidad. Estos críticos hacen un trabajo riguroso y documentado, que sin llegar a los niveles de una investigación académica, la toma en cuenta sea porque vierte sus hallazgos al lenguaje del lector medio, sea porque le da insumos. Estos críticos buscan, sin perder la llaneza, un estilo elegante, que muchas veces hallan (y contra el que conspira el famoso duende de las imprentas, al editarse o componerse los originales para su puesta en página). Cotelo, por su fecha de nacimiento, su formación y la época en la que le tocó publicar —su período más activo comenzó en 1957, abarcó casi toda la década del 60—, sucede a uno de los mojones de esa tradición, la Generación del 45, con algunas de cuyas figuras polemizará.

Una reseña de Cotelo podía ser espaldarazo o lápida, por su rotundidad, pero nunca era fruto del capricho. Pese a la prisa periodística, estos trabajos reflejan cultura, lectura y meditación, con un estilo claro, ameno y de a ratos mordaz, con muy pocos errores, pese a su producción torrencial. No es que su visión careciera de puntos ciegos —señala Rocca en el prólogo su casi nulo interés por la poesía, y en varias reseñas se evidencia que no valoraba en mucho el relato fantástico— pero miraba para ver, y era capaz de reconocer hallazgos parciales en libros y autores que le merecían juicio negativo.

Un aspecto interesante de la obra de Cotelo que esta selección aborda es su relación polémica con la llamada Generación del 45 —denominación que objetaba— y en especial con Emir Rodríguez Monegal. Para criticar a la también llamada Generación Crítica, hay que releer a Cotelo.
Llegó a colaborar con sus reseñas de forma habitual en El País Cultural durante la década del 90 y comienzos de la siguiente. También tuvo desempeño como editor y periodista en áreas informativas de la prensa escrita, en las que destaca una estadía como corresponsal de guerra en Vietnam en 1967, cuyas notas de fuerte tono hacia dicho conflicto fueron publicadas en El País y merecieron cuestionamientos por parte del personal de la embajada de Estados Unidos en Uruguay.

Conocer Uruguay

Hubo en Cotelo un interés en destacar, incluso señalando sus errores, los libros y autores que contribuyeron en su momento a una mayor comprensión del Uruguay y sus problemas. Tal interés se corresponde con los dos períodos principales de su labor crítica: comenzó su tarea en el Uruguay que, pasado el tiempo “de las vacas gordas”, vivió una crisis primero económica y pronto social y política, a medida que avanzan los ‘60, y la retomó al volver la democracia. Buena muestra de ese interés son las reseñas de la Antología del ensayo uruguayo, a cargo de Carlos Real de Azúa, y de la Historia de la sensibilidad en el Uruguay, del Prof. José Pedro Barrán.

Cotelo creía que el peso de los intelectuales en el “ser nacional” uruguayo era muy escaso, habida cuenta de lo poco leídos que son nuestros “clásicos” por el público medio. Sin embargo, era un intelectual riguroso en su tarea, y reconocía esas mismas virtudes en quien las tuviera, incluso si estaban en discrepancia.

Antes de ser clásicos, los autores deben someter sus intentos literarios a las posibles despiadadas palizas de crítica y público. Este libro permite enterarse de cómo valoraba un crítico serio, documentado e inteligente a autores que luego serían clásicos —Felisberto Hernández o Cortázar, por ejemplo— y ver que su escritura presenta, como toda obra humana, flancos vulnerables o, aún sin llegar a eso, aspectos que no despiertan unanimidades, porque crítica es ejercicio del criterio, y criterios válidos puede haber muchos. Es Cotelo, en sus diferendos con la Generación del 45, uno de los primeros en revalorar al mejor Javier de Viana o en reconocerle valor de buen cuentista popular a José Monegal.

En algún caso se equivoca, como por ejemplo cuando juzgando los cuentos de María Inés Silva Vila no le supone gran futuro como narradora, lo que ella desmentiría con una novela mayor, aunque hoy olvidada, como es Salto cancan, de 1969. Lo hace, sin embargo, con honestidad, argumentos y elegancia. Y con una ironía que no cae en el agravio gratuito.

Es de lamentar, en un volumen bien seleccionado y con un prólogo claro, que ubica bien a Cotelo en el panorama de la cultura uruguaya, que el antólogo haya omitido dejar constancia, con notas al pie de página, de algunos descuidos graves en la publicación original en las notas, que en algún caso exceden lo disculpable al apuro periodístico. Sucede en la nota dedicada a W. H. Hudson y La tierra purpúrea, su novela sobre el Uruguay de las guerras civiles, en el que se dice que en 1941 se cumplía el centenario de la muerte del autor, cuando en realidad era el centenario de su nacimiento.

No obstante lo anterior, este es un libro valioso y útil para comprender la evolución de nuestra literatura. Esta nota se hace eco de Cotelo, que respecto a varias publicaciones oficiales de sus días lamentaba que, igual que en este caso, el libro estuviese por fuera de la distribución comercial y, por lo tanto, lejos del lector común.

CRÍTICA ACTIVA/LETRAS (Y VIDAS) URUGUAYAS Y OTRAS NOTAS, de Ruben Cotelo. Antología y prólogo de Pablo Rocca. Ministerio de Educación y Cultura, 2018. Montevideo, LXXII + 368 págs.

Ruben Cotelo
Ruben Cotelo como corresponsal en Vietnam, 1967

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