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Primera novela de Will Medearis

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Will Medearis

Casi un policial noir

Brooklyn y sus cambios urbanísticos son el decorado que rodea a este policial de Will Medearis.

Artista plástico graduado en Bellas Artes, el estadounidense Will Medearis publicó el año pasado su primera novela, Restoration Heights, traducida como Callejones de Brooklyn. Admirador de Don DeLillo, Medearis declaró hace poco que también le apasionan “la ira frenética de James Ellroy, los enredos psicológicos de las tramas de Ross Macdonald y las oraciones perfectas de James Salter”. Lamentablemente, y a no ser por aquello de los “enredos psicológicos”, poco tomó prestado de sus escritores preferidos a la hora de dar forma a su ópera prima, una historia de aspiraciones noir e intenciones políticamente correctas.

Reddick, un pintor principiante que trabaja montando exposiciones particulares en mansiones de Manhattan, vive en Bedford-Stuyvesant, uno de los barrios de Brooklyn sometido a una serie de cambios urbanísticos que los expertos llaman gentrificación, y que provoca el desplazamiento de los habitantes de menores recursos —en este caso mayormente afroamericanos—, sustituidos por otros de un nivel económico más alto. Una noche Reddick llega a su edificio y se tropieza con una muchacha, Hanna, en apariencia alcoholizada, quien le pide que la lleve a su apartamento. Pero de pronto aparece un auto y sus ocupantes obligan a subir a la joven, que desaparece misteriosamente.

De allí en más, Reddick se convertirá en un improvisado investigador. Hanna es la novia de un promisorio político perteneciente a una familia adinerada, y una mujer cercana a los afectados le encarga encontrar a la muchacha. Así dan comienzo sus andanzas tras una sombra que tardará 300 páginas en volver a aparecer, y cuya causa se va explicando lentamente detrás de intereses inmobiliarios, compra y venta de grandes espacios urbanos, multiplicación generosa del capital invertido y debates acerca de los problemas raciales, todo ello en un tono siempre adecuado y didáctico.

En un principio la trama podría resultar interesante, pero Medearis se distrae exponiendo opiniones de casi todos sus protagonistas a propósito de destinos truncos, artistas incomprendidos y toda clase de tópicos de acerada banalidad. Ello ocurre a lo largo de chácharas interminables que ni siquiera se ajustan al tiempo ficticio en el que se desarrollan. Este es un libro recurrente: a cierta altura uno se olvida de lo que venía leyendo y se pregunta si no debería empezar de nuevo. Pero nadie es tan voluntarioso.

CALLEJONES DE BROOKLYN, de Wil Medearis. RBA, 2019. Barcelona, 349 págs. Trad. Ana Herrera Ferrer.

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