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Horacio Arturo Ferrer

Con Horacio Arturo Ferrer

Balada para mi muerte

Nací en Montevideo y fue a media mañana.
Mi mamá tan porteña, papá tan oriental.
Renacido en el medio del Río de la Plata,
me acunó en sus milongas la noche tutelar.

Moriré en Buenos Aires, será de madrugada,
guardaré mansamente las cosas de vivir,
mi pequeña poesía de adioses y de balas,
mi tabaco, mi tango, mi puñado de esplín.

Me pondré por los hombros, de abrigo, toda el alba,
mi penúltimo whisky quedará sin beber,
llegará, tangamente, mi muerte enamorada,
yo estaré muerto, en punto, cuando sean las seis.

Hoy que Dios me deja de soñar,
a mi olvido iré por Santa Fe,
sé que en nuestra esquina vos ya estás
toda de tristeza, hasta los pies.
Abrazame fuerte que por dentro
me oigo muertes, viejas muertes,
agrediendo lo que amé.
Alma mía, vamos yendo,
llega el día, no llorés.

Moriré en Buenos Aires, será de madrugada,
que es la hora en que mueren los que saben morir.
Flotará en mi silencio la mufa perfumada
de aquel verso que nunca yo te supe decir.

Andaré tantas cuadras y allá en la plaza Francia,
como sombras fugadas de un cansado ballet,
repitiendo tu nombre por una calle blanca,
se me irán los recuerdos en puntitas de pie.

Moriré en Buenos Aires, será de madrugada,
guardaré mansamente las cosas de vivir,
mi pequeña poesía de adioses y de balas,
mi tabaco, mi tango, mi puñado de esplín.

Me pondré por los hombros, de abrigo, toda el alba,
mi penúltimo whisky quedará sin beber,
llegará, tangamente, mi muerte enamorada,
yo estaré muerto, en punto, cuando sean las seis,
cuando sean las seis, ¡cuando sean las seis!

                         (letra de tango original; música de Astor Piazzolla)

El autor

Horacio Arturo Ferrer Ezcurra (Montevideo, 2 de junio de 1933 - Buenos Aires, 21 de diciembre de 2014) es oriental y porteño, porteño y oriental: mezclado, como el estuario. En la orilla oriental escribió finísimas crónicas firmadas por “Fray Milonga” o “Luigin de la Batería”, tuvo audiciones radiales sobre el tango, fue fundador del “Club de la Guardia Nueva”. En 1967 publicó el poemario Romancero canyengue. En la otra orilla continuó y profundizó su erudita, sensible y entusiasta labor como historiador, cuyo hito es la fundación de la Academia Nacional del Tango. Con Astor Piazzolla, además de varios tangos que son himnos, compusieron la operita María de Buenos Aires. Vive en su obra y en nuestro recuerdo.

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