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Pistas para encontrar a López Belloso, lejos de los francotiradores serbios

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Roberto López Belloso

Poesía premiada en 2021

Su último poemario, que recibió el Premio Bartolomé Hidalgo, es una obra abierta accesible para lectores que habitualmente no leen poesía.

El poeta Roberto López Belloso (Maldonado, 1969) inicia los títulos de sus libros con la fórmula “Poemas encontrados...”. En la última Feria Internacional del Libro recibió el Premio Bartolomé Hidalgo (2021) por Poemas encontrados lejos de Islandia. No es, ni mucho menos, su primer galardón. Pero más que los premios importa la profunda belleza de los poemas que López Belloso “encuentra”.

Trovar

Una de las acepciones del verbo trovar, del que deriva el sustantivo trovador, es encontrar. Lo anterior implica que la poesía, que toma forma comunicable en el poema, está en la realidad, y el poeta es quien tiene la sensibilidad suficiente para descubrirla y el talento y el oficio para comunicarla a los otros. En este sentido, en diálogo entre la realidad —física, social, histórica— y sus adentros, López Belloso encuentra/construye textos que dejan emocionado y pensativo a quien esté dispuesto a vibrar con ellos.

Universalidad

Los poemas reunidos en este libro los encontró López Belloso en sus tres viajes a la ex Yugoslavia, luego de las guerras interétnicas que marcaron la disolución de ese Estado plurinacional. Los halló muy lejos del frío, el orden, la paz y la prosperidad nórdicas propias de Islandia. Lejos también de Uruguay y lo uruguayo. Pero en este libro el poeta pone en juego su capacidad de mirar con ojos de prójimo lo sufrido por la gente común de unos pueblos muy diferentes al uruguayo que, tras más de cuatro décadas de paz, se vieron envueltos en la más feroz violencia.

De seguro por ser hijos o nietos de inmigrantes, es común que los escritores uruguayos hagan cuestión personal del dolor de gentes distantes. En este libro la lejanía permite al poeta mostrar con igual horror la violencia perpetrada por todos los bandos, sin minimizar el crimen ni importar de qué etnia hayan sido los perpetradores o las víctimas. Puede así mostrar, con fría belleza, la violencia que irrumpe en rutinas hasta entonces ordenadas y hasta aburridas, como puede verse en el poema “Vukovar”:

entre la papelería frágil que la suda
cae
fulminada
la auxiliar contable
– podría ser cualquiera
es el mensaje –
la primera en sufrir al ángel
que hoy es un solo golpe que castiga
después un fuego
más tarde un metal de hielo

debía ser tan solo una advertencia
– señal iluminando el camino de la enmienda –
pero el ángel disfruta de la sangre.

Tiempo

Largos ríos de sangre han corrido por los balcanes. Donde en los 90 se masacraron pueblos que durante el régimen del Mariscal Tito se mostraban al mundo como hermanos, en los 40 se resistió a los nazis —y a sus auxiliares yugoslavos, la mayoría croatas, pero no sólo de esa etnia— y antes, en la Edad Media, a los turcos otomanos. Algunos de los campos de batalla o ciudades sitiadas tiene nombres poéticos (“¡ah las prístinas muchachas de priština!”, escribe el poeta jugando con el nombre de la capital de Kosovo, así como también recuerda al “Campo de los Mirolos”, llanura en la que en 1389 tuviera lugar la Batalla de Kosovo, clave en la construcción de la identidad serbia). Pero no solo hay violencia, sea islámica, ortodoxa o católica. López Belloso muestra también la profunda religiosidad de estos pueblos. Y también, en el borde, los imperios pretéritos: Austria Hungría, Bizancio.

Trampa sutil

A diferencia de los chistes, que si necesitan ser explicados es porque son malos y, por lo tanto, cuantas más explicaciones necesiten, menos risas provocarán, los poemas a veces requieren de la explicación o de la nota aclaratoria, e incluso se completan con ella, siempre y cuando el autor la ensamble de manera poética. Con sutileza, luego del epílogo en tres partes, López Belloso ubica unas breves y despojadas “Notas innecesarias (en orden de aparición)”, que aclaran los nombres de accidentes geográficos o personajes de la historia balcánica citados en el poemario. Las notas, además de explicar aspectos claves de los poemas —por ejemplo, la acción aleatoria de los francotiradores serbios sobre los civiles croatas de Vukovar— son en sí mismas un poema de violencia y dolor, más que milenario, y dejan al lector que elude la trampa de creerse que son innecesarias, en un dolorido recogimiento.

Estilo

El público especializado que lee a los poetas uruguayos actuales suele ser el de los poetas uruguayos actuales, y algunos de los que van perdiendo actualidad leen a las nuevas promociones en el intento de seguir en el candelero y/o comprender por qué han sido quitados del mismo. Bromas aparte, a lo que se apunta es a mostrar que los lectores comunes que incluyen algo de poesía entre sus lecturas, conocen a poetas uruguayos más o menos canónicos, de generaciones anteriores, y el peso que tiene en su gusto la zona más simplista de la poesía de Mario Benedetti aumenta su dificultad para abordar las novedades estilísticas, sobre todo si los textos presentan cierto grado de opacidad. López Belloso transita por un sabio camino medio: si el lector se informa sobre la región y los hechos históricos que dan materia al poeta —tarea a la que ayudan bastante las notas que siguen al epílogo— puede comprender y a la vez sentir los poemas, captar la idea y el clima que transmiten. Ciertas imágenes quedan en el misterio, como por ejemplo la muchacha vestida con una pollera roja de cuero que aparece en varios textos, pero en la vida real de cualquiera hay imágenes que lo han marcado sin que las comprenda del todo, así que el misterio de la pollera roja no es inalcanzable para la experiencia poética y vital de quien se acerque a estos poemas.

Hay libros de los que el lector sale transformado para mejor. López Belloso compone, con los poemas que va encontrando, libros de ese tipo. Sería justo y necesario que más lectores uruguayos lo encontraran.

POEMAS ENCONTRADOS LEJOS DE ISLANDIA (UN CUADERNO DE LOS BALCANES), de Roberto López Belloso. Civiles iletrados, 2019. Montevideo, 88 págs.

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