Antología

Pablo Dobrinin (Montevideo, 1970) hace un aporte muy personal a la tradición de los narradores uruguayos “raros”. Aunque en algunos de sus cuentos hay tenues semejanzas con Felisberto Hernández o Héctor Galmés, la mayor parte de las influencias de este autor son anglosajonas, en la línea de la narrativa extraña que tiene por figuras claves a H.P. Lovecraft, Lord Dunsany o Arthur Machen. Como se define en el especial que le dedicara la revista virtual Axxon en 2012, su trabajo “es una fusión de literatura fantástica, surrealismo, terror y ciencia ficción”. En el libro El bosque que crece por las noches, Víctor Raggio y Ramiro Sanchiz seleccionan once cuentos muy representativos de su obra.

Los relatos de Dobrinin tienen imaginación, sensualidad —a menudo ligada a la violencia—, misterio y, a veces, leves pinceladas de humor un tanto ácido. Dejan al lector una sensación de extrañeza, la misma en la que se mueven sus protagonistas, que si alcanzan algún escape, sentido o trascendencia es mediante el sexo, la muerte —en varios de estos cuentos muerte y clímax sensual se producen juntos— y el arte. En los textos de este autor es frecuente el final abierto. Sin detener el relato, Dobrinin intercala juicios sobre pintura o música que invitan a seguir reflexionando.
Los relatos de este libro podrían agruparse en la categoría del cuento largo. Sólo uno de ellos, “Las lombrices”, baja de las diez páginas. Todos son textos muy logrados y el lector que frecuente subgéneros como el relato fantástico, la fantasía heroica, el terror o la ciencia ficción, los disfrutará.

Al lector menos proclive a esos estilos —acaso por el prejuicio de creer que los “raros” son difíciles, elitistas: parte habitual de esta tradición es que estos autores tardan mucho en alcanzar gran cantidad de lectores— le convendrá comenzar a leer el libro por “El regreso de los pájaros”, en el que Dobrinin muestra la melancolía de Montevideo y los montevideanos con fina sensibilidad. En palabras del autor, Montevideo es “Una enfermedad del espíritu. No hay que luchar contra ella sino recostarse en ella. Entonces uno ya no se siente desarraigado”.

Afean algo este volumen unos pocos errores ortográficos de poca monta (“risitos” por “ricitos”, algún qué interrogativo sin el tilde), sin que por ello deje de ser un libro que vale mucho la pena leer.

EL BOSQUE QUE CRECE POR LAS NOCHES, de Pablo Dobrinin. Mig 21 Editora, 2021. Montevideo, 366 págs.