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Ojo con la estupidez

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Oscar Larroca

Varios ensayos breves con una mirada ácida sobre el imperio de las imágenes, y ciertos prejuicios en las artes plásticas

EL TÍTULO del nuevo libro del artista visual y ensayista Óscar Larroca (Montevideo, 1962), Bisagras y simulacros, alude a dos conceptos clave con los cuales el autor reflexiona acerca del hiperdesarrollo tecnológico de las imágenes en el mundo contemporáneo y su impacto en la sociedad del capitalismo mediático. El término "bisagra" hace referencia al punto de articulación entre ficción y realidad contenido en una imagen, mientras que "simulacro" sería la tendencia creciente, a través de las tecnologías de la imagen, de exacerbar la mímesis o la ilusión de realidad. Se trata de una colección que reúne ensayos, artículos y textos diversos que fueron publicados en varios medios de prensa locales entre los años 1997 y 2015.

ILUSIONISMO TECNOLÓGICO.

En los ensayos "Para mirar (y ver) al Pato Donald", título que parafrasea el del famoso libro de principios de los setenta donde Ariel Dorfman y Armand Mattelart analizaban las historietas cómicas de Walt Disney desde un punto de vista marxista, y "En la carne", el autor reflexiona sobre los nuevos medios tecnológicos. Ellos pretenden acercarnos a la realidad con la alta definición (HD), el 3D y un realismo en los detalles que supera la percepción del ojo humano, pero en realidad nos alejan de ella cuando comparamos lo visto en la pantalla con lo que observamos en la calle. El problema, según Larroca, es que este ilusionismo tecnológico ha desplazado al sentido de la representación para convertirse en el único criterio de verdad. Al tiempo que las nuevas generaciones de espectadores se han vuelto más sensibles al ilusionismo de las imágenes (y más diestras para detectar las "fallas" o insuficiencias técnicas), tienen más dificultades con el lenguaje articulado en general y con la comprensión lectora en particular. Los avances tecnológicos que agregan veracidad a las imágenes no conllevan necesariamente un progreso en el desarrollo de la metáfora que debería estar presente en toda producción artística. Las connotaciones que originan en el espectador caminos para pensar e imaginar, o lo que el autor llama el lenguaje conceptual (abstracto), son sustituidas en estas producciones por el mero lenguaje perceptivo. La "bisagra" deja así en los nuevos medios de servir al sentido para depender de la comparación. El hechizo que provocan esas imágenes como forma de colmar el vacío dejado por la capacidad de simbolizar y la "uniformización de las preferencias estéticas basada en la redundancia revoca(n) los lazos que enriquecían las oposiciones entre la realidad y la ficción, haciendo que el ilusionismo de los píxeles llegue a convertirse en el único tipo de verdad que importe", escribe Larroca.

En "Sumergidos en la inmersión" el autor toma de Oliver Grau el concepto de "inmersión" para analizar el tipo de representación que se disuelve en el simulacro, es decir la que apaga su sentido en la falsedad de la ficción. Así divide al simulacro en dos categorías: la inmersión "física" (que por ejemplo en un film o en efectos especiales obtenidos con tecnología digital contrabandea ficción por realidad) y la inmersión "afectiva", donde se hacen pasar lágrimas y sentimentalismo por responsabilidad social (y pone el ejemplo del programa Soñando por cantar, de Marcelo Tinelli). El primer caso se quedaría en la mímesis y el segundo se consolidaría en la hipocresía. Estos textos profundizan en el análisis de los ensayos anteriores para demostrar cómo el simulacro ha desplazado a la narración, al mismo tiempo que la valorización final de ciertos productos visuales se subordina al mayor nivel de refinamiento tecnológico en desmedro del sentido. Por otro lado, el reality show y la llamada reality TV han hecho descender la experiencia racional a experiencia televisiva, mientras que las webcams y homecams en Internet han producido la eliminación de la distancia entre lo público y lo privado en un estado de inmersión entre el espectador y lo que le es mostrado.

El texto "Recortes hiperdefinidos" pasa revista a la farándula uruguaya en el contexto de los medios de comunicación. El texto critica la superficialidad y el cinismo de ciertos personajes e ilustra cómo los medios han terminado abrazando una cierta diversidad sexual y de género para la exhibición, por corrección política o interés de audiencia, pero sin diálogo crítico y constructivo en pos de una convivencia genuina. Un claro ejemplo de la absorción y la banalización sistemática de las contradicciones y las demandas sociales que ejercita el capitalismo mediático para que nada cambie en profundidad.

En "El 'problema' del desnudo" se enfoca el tema desde el punto de vista histórico de los prejuicios y la censura, así como también de su relación con la pornografía. Nada nuevo, en definitiva, y quizás uno de los textos más insatisfactorios. El tema del desnudo en el arte se encuentra en esta parte del mundo mediatizado por su reciente liberalización sin que se entienda su función en la formación del artista. La relación de proporciones entre la totalidad y las partes, la percepción y captación de una estructura compleja y armónica, la ubicación en el espacio y otro montón de problemas que el desnudo vivo plantea al artista configuran uno de los desafíos más formativos para el desarrollo de la observación y la consiguiente relación refleja entre la mirada y la destreza manual de la representación. En el ensayo se habla mucho del papel que ha jugado históricamente la fotografía en la difusión del desnudo sin profundizar en cómo la tecnología, al suplantar la relación directa entre el artista y el modelo, ha contribuido a atrofiar la capacidad de ver. Siguiendo incluso los razonamientos de Larroca al respecto, la fotografía no puede nunca sustituir al modelo vivo y su demanda extrema de observación y sensibilidad. La pintura de un desnudo a partir de una fotografía, así como también la de un retrato o cualquier otro modelo (naturaleza muerta, paisaje, etc.) será siempre la imagen de una imagen, es decir una especie de percepción muerta en donde el artista, si su intención es brindar su versión de una realidad visual, cae fatalmente en un estereotipo.

CORDEROS HIPNOTIZADOS.

Otros artículos tratan temas tales como una posible definición del arte (en donde no se llega, por supuesto, a ninguna definición, pero se abordan de manera crítica distintos enfoques a través del tiempo); el panorama actual de las artes visuales en Uruguay (donde el autor no tiene piedad con la política cultural oficial); el compromiso del arte con las causas sociales y su relación con el poder; el arte y el mercado; el debate del autor con Luis Camnitzer en las páginas del semanario Brecha; el polifocalismo de Manuel Espínola Gómez y el papel de la imagen en las últimas campañas electorales.

Se podrá no adherir a todo lo expresado en este libro, pero su potencia reflexiva y crítica resulta un aporte saludable para entender buena parte de lo que intenta llevarnos de las narices como corderos hipnotizados. Los textos de Larroca tienen la virtud de detener el flujo neurótico que coloniza nuestra sensibilidad para analizar con meticulosidad, como en una mesa de disección, los mecanismos engañosos del poder. Son así ejercicios en esencia políticos, que toman partido por el hombre y su independencia crítica en contra del mercado globalizado del capitalismo posindustrial, cuya vasta y sofisticada penetración en el terreno cultural alcanza hoy hasta ámbitos que se suponen de izquierda o progresistas.

BISAGRAS Y SIMULACROS. Ensayos escogidos 1997-2015, de Óscar Larroca. Estuario, 2016. Montevideo, 230 págs.

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