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Una novela demasiado negra, por Pedro Peña

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Pedro Peña

En el Uruguay profundo

Una obra que es, en realidad, una suma de relatos con personajes insólitos, tan siniestros como malvados.

Aunque no se encuentre en las primeras listas, el escritor maragato Pedro Peña tiene una biografía más que interesante. Ha colaborado en El País Cultural, y lleva una década de libros con el rótulo de novela negra. El protagonista-narrador en todas ellas es Agustín Flores, un personaje que tiene historia propia de relatos anteriores, si bien este detalle no aporta mucho a la lectura de su nueva novela, Nada es una verdad tan grande.

Es que ahora Agustín ya no es el mismo de antes, ni se ríe de las mismas cosas ni se perturba fácilmente: podría decirse que la edad lo alcanzó. Esto dice la contratapa. Entrando en la novela, Agustín en verdad es un personaje algo siniestro, pues no se sabe bien qué es, si un asesino, por el disparo del muerto con que empieza todo. O un periodista, como se define.

Un viejo conocido, que anda buscando material para armar el guión final de una serie de televisión, se encuentra un día con Agustín y decide contratarlo para que vaya a investigar una serie de crímenes al interior del Uruguay. Primero a Tacuarembó, luego a Salto. Es apenas el principio de un tour desquiciado por otros tantos sitios recónditos a lo largo y ancho del país. No para investigar, precisamente, porque Agustín se está escapando de alguien.

Son relatos de aventura que se suceden unos a otros, la mayoría apenas vinculados entre sí, y que habrá que creer… o no. Una búsqueda absurda por la verdad, que recorre parajes insólitos y se topa con personajes aún más insólitos —y todos siniestros, malvados—, un poco como la vida misma de Agustín, como dice él en este largo final de párrafo: “las novelas leídas de mi adolescencia junto con los crímenes que alguna vez había investigado, las personas que habían pretendido herirme y aquellas a las que yo había herido, incluso matado, una playa lejana en la costa oceánica y una chica joven a la que había amado, un aserradero, una cárcel, un hombre moribundo confesando sus vilezas, un camión, dos mujeres muertas, una niña sin nombre, un paseo en bote, una explosión, una novela premonitoria sobre crímenes espantosos contra mujeres cometidos por un grupo de camioneros iniciados en un perverso ritual, un hombre de campo, Portillo, un diablo siempre vestido de rojo, pero un diablo justiciero que me había salvado la vida. Todo esto junto, como en un sueño de otra dimensión”.

Mejor resumen, imposible.

NADA ES UNA VERDAD TAN GRANDE, de Pedro Peña. Estuario, 2021. Montevideo, 120 págs. Colección Cosecha Roja, dirigida por Marcela Saborido.

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