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Un mundo de peluches digitales

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Samanta Schweblin
GERMAN ESPINOSA

Libro de Samanta Schweblin

La dificultad de las segundas novelas

Samanta Schweblin

En medio de las novedades tecnológicas los Kentukis son muñecos de peluche con limitada movilidad, capaces de ronronear, si algo les gusta, y de chillar si le disgusta, que se conectan solos a un cargador doméstico, como las aspiradoras inteligentes, con el agregado de que tienen una cámara en los ojos, y dos usuarios: el que lo adopta como mascota y el que lo opera a distancia desde la pantalla de un ordenador. Los usuarios no se conocen entre sí y el vínculo se establece por la manipulación del muñeco, que puede tener la apariencia de un conejo, un osito, un pájaro o un dragón. Si se queda sin batería o el muñeco se destruye, la conexión desaparece para siempre. La gracia del juego es que en el mundo real el peluche opera como una mascota de movimientos autónomos y, a través de la web, como un visor a realidades ajenas. Esa dimensión ambigua lleva a los usuarios por toda clase de confusiones, usos, abusos y vínculos delirantes.

Este es el mundo que recorre la nueva novela de Samanta Schweblin, escritora argentina que se ha ganado reconocimiento internacional con tres excelentes libros de cuentos y la novela Distancia de rescate. Kentukis rebosa de su sensibilidad para captar las torsiones más inquietantes de las conductas, las circunstancias y los conflictos, pero la exploración del abanico de enredos que provoca el juguete la conduce a un relato de múltiples inicios y presentaciones, con muchos protagonistas y casi ningún personaje, y escasa progresión narrativa. Más centrada en la exposición de los casos que en la tensión de la trama, Schweblin tiene excesiva confianza en la seducción del tema, lo que acaba por resentir el ritmo de la obra, que se desarticula en secuencias elocuentes de la enajenación tecnológica pero dispersas para potenciar una historia con el desarrollo perturbador y la intensidad que asoman en sus cuentos, el núcleo vivo de su creación literaria.

Cuando el lector ya transitó por algunos desasosiegos, avanzado el libro se recortan dos o tres líneas argumentales, pero ninguna supera los límites del relato de una mala experiencia con el muñeco. El tema, la naturaleza social, su vigencia contemporánea, esta vez le ganaron el pulso a la narradora.

KENTUKIS, de Samanta Schweblin, Random House, 2018, Barcelona, 221 páginas. Distribuye Penguin Random House.

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