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Los mil rostros de Donald Westlake

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Donald Westlake, escritor

OTRO CLÁSICO A BALAZOS 

Autor prolífico, Westlake es reeditado ahora por RBA en uno de sus clásicos, Un diamante al rojo vivo.

Donald Westlake (New York, 1933; México, 2008) escribía tanto y tan rápido que la editorial para la que trabajaba lo obligó a usar varios seudónimos, con el fin de no publicar más de un libro al año bajo la misma firma. Fue así que aparecieron sus alias Richard Stark, Tucker Coe y Samuel Holt. En 1962 creó a los delincuentes Parker y John Dortmunder, dos de sus héroes emblemáticos aunque de “padre” diferente: Parker fue producto de Stark y cosechó títulos como A quemarropa y El hombre que cambió de cara, en tanto Dortmunder, del mismísimo Westlake, lo hizo con Un diamante al rojo vivo y Atraco al banco entre otros. Muchas de estas novelas fueron llevadas al cine, y él también se ganó la vida como guionista. En 1990 fue nominado al Oscar por el guion de Los timadores (de Stephen Frears sobre novela de Jim Thompson), y fue el guionista de la española Two Much (de Fernando Trueba, con Antonio Banderas y Melanie Griffith).

En Un diamante al rojo vivo, el embajador en las Naciones Unidas de una republiqueta africana, Talabwo, le encarga a Dortmunder el robo de un valioso diamante que pertenece a otra republiqueta africana, Akinzi. Ni corto ni perezoso, el gánster, recién salido de una temporada en prisión, acepta, negocia el dinero a cobrar y arma con otros cuatro delincuentes un equipo encargado de la acción. Pero los tropiezos se empiezan a suceder de manera tragicómica, convirtiendo a la aventura en casi una novela de enredos. Nuevos robos, secuestros, rescates, estrategias e instrumentos desmelenados (camiones, helicópteros, locomotoras) van dando cuenta de los esfuerzos del grupo por hacerse con la joya, que una y otra vez les resulta esquiva.

La acción transcurre aceitada y cinematográficamente, basada en el uso preciso y sabio de los diálogos y en la definición más que creíble de caracteres humanos, por lo general rozados por la picaresca de una historia que se desarrolla de un laberinto a otro. Detrás de la acción, la ciudad de New York parece siempre encendida, como en la mayoría de las novelas de Westlake. Un diamante al rojo vivo también fue adaptada al cine, dirigida por Peter Yates y con el protagónico de Robert Redford como el líder de la banda.

Preguntado una vez si podía dar algún consejo teniendo en cuenta que ya había sobrepasado la centena de títulos, Westlake contestó que no sabía muy bien cómo había llegado a esa cifra. “Hay algo que he aprendido, y es que un escritor no debería saber qué está haciendo. Si sabes lo que estás haciendo, no puedes hacerlo. Más tarde, podrás mirar atrás y ver, algo sorprendido y quizá con placer, qué es lo que hiciste.”

Un diamante al rojo vivo, de Donald Westlake. RBA, 2017. Barcelona, 264 págs. Distribuye Océano.

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