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Luces y sombras del dictador

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Lorenzo Latorre

Novela histórica de estatura poética. Un logro poco común para las letras uruguayas

El sablerotosobre el Coronel Lorenzo Latorre (1844-1916) es una novela breve y ágil en la que Chagas supera con éxito el desafío que le impone la condición de dictador de su personaje, fácil de condenar pero mucho más difícil de presentar en su condición de ser humano contradictorio, con sombras y luces, sin por ello justificarlo ni exaltarlo.

Chagas se impone y supera dos desafíos estilísticos. Por un lado, como el propio autor reconoce en nota al final del volumen, logra construir la novela homenajeando un trabajo anterior (Una cinta ancha de bayeta colorada de Hugo Bervejillo, sobre el caudillo colorado Gregorio Suárez, "el Goyo Jeta", responsable del fusilamiento de Leandro Gómez) sin renunciar a su propia voz. Por otro, hacer avanzar la acción sobre la base del monólogo interior de un Latorre viejo, enfermo y resentido por el olvido en que lo tienen "los ingobernables", o sea, los uruguayos. Es un discurso lleno de repeticiones obsesivas que le dan al relato una alta cuota de belleza poética, sin enlentecerlo. Destaca entre estos leit motiv el de la muerte de los milicos en batalla, presentada como "la hembra más hermosa de la creación, la que cabalga desnuda cuando acaba la furia".

Es una novela de inusual densidad a la hora de sugerir ideas para tratar de comprender no sólo a un personaje clave en la modernización capitalista del Uruguay —en este aspecto es acertadísimo el tratamiento de la relación Latorre-Varela— sino también algunos problemas de larga duración en nuestra historia. Como por ejemplo la dificultad de ser argentino viviendo en territorio del Brasil, como dice uno de los personajes. O el enorme peso político de la minoría rica en una población escasa. También la construcción del mito histórico a manos de los pinceles de Juan Manuel Blanes, a contramano de toda verdad documentable (el coronel no se dejó retratar). O que haya un "Camino Santos" en homenaje al sucesor de Latorre, tan sanguinario y dictador como el coronel, pero para nada austero y en extremo ineficaz. Y lo más doloroso: que Varela, armado con su tiza laica, gratuita y obligatoria, haya logrado que no hubiese en nuestra historia ningún otro Latorre, pero no pudiese parar a los "latorritos" posteriores que atropellaron las instituciones, sin dejar obra y sin traer consigo las credenciales del coraje en batalla que Latorre había mostrado de sobra. Y la terrible capacidad de los uruguayos para olvidar tanta cosa en menos de dos siglos.

Lúcido en su negritud, hay otro tema que Chagas trata con maestría: el modo en que los de tez blanca ven a los negros y pardos, una mirada que es parte desprecio, parte miedo y hasta cierto punto envidia, por su contacto más íntimo y visceral con lo humano primordial. Hay, en este costado de la novela, un par de personajes secundarios, poco más que aludidos, el sargento Macedonio y la negra Florinda, en los que conviene que el lector se detenga.

Periodista y licenciado en Ciencia Política, Jorge Chagas (Montevideo, 1957) ha cultivado con eficacia la novela histórico/biográfica. Con Gloria y tormento sobre el futbolista uruguayo José Leandro Andrade obtuvo el primer premio en el concurso del Ministerio de Educación y Cultura de 2003. El sable roto obtuvo el segundo premio en el mismo concurso en 2015.

EL SABLE ROTO (LA NOVELA DEL CORONEL LORENZO LATORRE), de Jorge Chagas. Fin de Siglo, 2016. Montevideo, 132 págs.

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