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Libros que abren puertas

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Rembrandt, Autorretrato ante el caballete, 1660

Hay veces que un libro te cambia la vida para siempre.

CIERTA VEZ mi papá trajo a nuestra casa una Historia ilustrada de la pintura. Estoy hablando de una época en que no sólo no existía Internet, sino que casi tampoco accedíamos a reproducciones, de modo que en aquel libro que tenía pequeñas imágenes de grandes obras, rectángulos no más grandes que una cajita de fósforos, a razón de cinco por página, vi casi todas las obras de arte que conozco. Así sucede que un libro que hace muchos años fue a parar a otras manos, está en mi memoria como una suerte de museo universal, la matriz de todos los museos a los que he ido y todos los que nunca visitaré. Ahí estaban La Anunciación de Simone Martini, Santa Ana con la Virgen y el Niño de Leonardo, La pesadora de perlas de Vermeer, La muerte de la Virgen de Caravaggio, La batalla de San Romano de Paolo Uccello, Adán y Eva de Durero, Las espigadoras de Jean François Millet, La comida frugal de Picasso, Los jugadores de cartas de Cézanne, entre muchos otros (mientras repaso en la memoria aquellas imágenes me pregunto por qué no habría en ese libro mujeres, ¿es que acaso ellas no pintaban?). Estaba también el Autorretrato ante el caballete de Rembrandt. Aun en aquella pequeña reproducción se podían ver los ojos desolados de un hombre que lo tuvo y lo ha perdido todo, un hombre al que le han embargado cuanto posee, incluso lo que su mano es capaz de producir, pero que aun así no puede dejar de pintar. Está frente a nosotros, con su gorro de dormir y su camisón; ha levantado los ojos de la tela y nos mira. Desde 1660, la fecha de su realización, no ha dejado de preguntarnos: "¿Has visto lo que soy, en qué me he convertido?". El hombre que se pintó a sí mismo más de sesenta veces, aquel al que podríamos considerar un egocéntrico, se ha convertido en su opuesto, una persona capaz de mirarse sin prejuicios y sin piedad a lo largo de la vida y de mostrarse ante nosotros joven, soberbio, excéntrico, maduro, sensato, dolorido, miserable… en fin, un hombre. La imagen de ese hombre (el que habita detrás del artista) me persiguió tanto que terminé escribiendo un poema que se llama precisamente "Autorretrato ante el caballete", del que leo un fragmento: "Esto es lo que queda/ de un hombre que se muere:/ un pincel y la mano agrietada/ que sostiene el pardo, el rojo/ el amarillo… la mano que va,/ que se desvela, desde el charco/ de luz hacia la tela".

Hace poco pude ver finalmente, en el Louvre, el original de aquel autorretrato, uno de los últimos del holandés, un óleo sobre lienzo que en su tamaño real mide 111 x 90 centímetros. Ahí estaba, cincuenta años más tarde de aquel descubrimiento de infancia, el hijo del molinero despojado ya de toda ambición, quien perdió todo por aferrarse a las cosas del mundo. Este Rembrandt que —en esa tarea de sucesivos despojos de lo superfluo que es envejecer— a medida que perdía cosas y personas, como dice Genet, se fue volviendo bueno y levanta la cabeza para decirnos: "A esto llegaremos, también vos que estás ahí mirándome a lo largo de los siglos". Debo el amor por esa obra, un amor de casi cincuenta años, a aquel libro sin duda no destinado a una niña, y a un cuadernillo de Genet con un dibujo de Saskia en la tapa. Un libro puede abrirnos la puerta hacia grandes obras, y las puertas que se abren traen consecuencias.

La autora.

MARÍA Teresa Andruetto es narradora, poeta, ensayista y promotora de lectura de nacionalidad argentina. Ha formado maestros, dirigido colecciones infantiles, creado planes de lectura, y escrito en revistas especializadas. Fundó en 1983 el Centro de Difusión e Investigación de la Literatura Infantil y Juvenil, asociación civil sin fines de lucro no gubernamental que funciona en Córdoba, Argentina. Ha publicado numerosas novelas para adultos, libros de poesía, y obras para niños y jóvenes. Recibió el Premio Hans Christian Andersen. El texto adjunto fue tomado del libro La lectura, otra revolución (2015), publicado por Fondo de Cultura Económica en su colección "Espacios para la lectura". El poema citado, "Autorretrato ante el caballete", pertenece a su libro Beatriz (Córdoba, Argos, 2006).

El eterno femenino de una imaginativa pintora
Rembrandt, Autorretrato ante el caballete, 1660

Texto de maría teresa andruettoMaría Teresa Andruetto

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